Nuevos retos

El Racing prepara así en un momento óptimo, muy bien reforzado en invierno y a solo once puntos de su objetivo de la permanencia (es decir, cuatro victorias en las 16 jornadas que restan) un duro calendario que definirá sus verdaderas posibilidades esta temporada.

El domingo los verdiblancos visitan a un Albacete en plena lucha por la permanencia (Carlos Belmonte, domingo a las 14.00 horas) y acto seguido recibirán al Leganés y posteriormente viajarán a Ferrol. El líder y el equipo revelación de la temporada, un recién ascendido que ocupa la cuarta plaza. Al final de esta exigente serie de partidos se habrán completado 28 jornadas: dos tercios exactos de la temporada.

«De las derrotas sacamos siempre aprendizajes y de esta última mala racha creo que hemos sacado uno excelente para saber qué es lo que tenemos que hacer, independientemente del rival o que juguemos en casa o fuera», decía José Alberto tras la victoria ante el Espanyol.

La mejora de los resultados a domicilio ha reforzado al equipo. Una fiabilidad que depende mucho de que los verdiblancos corrijan su gran problema de este curso: son uno de los equipos más goleados de la categoría. Lo compensan con una gran pegada, pero ningún equipo puede aguantar un ritmo en el que necesite tres goles para puntuar o ganar. Es uno de los aspectos que más ha trabajado el cuerpo técnico, pero al margen de la serie de tres derrotas ante Eibar, Cartagena y Valladolid, ya ha mejorado.

Hay más claves. En primer lugar, los fichajes de invierno han incrementado el rendimiento de la plantilla. Curiosamente, quien menos determinante ha resultado hasta ahora es el fichaje estrella, Roko Baturina, pero la presencia de un segundo delantero centro puro se antojaba imprescindible para encarar la segunda vuelta con ambición y todo apunta a que será muy importante. Jordi Mboula ha dado profundidad (y competencia a Andrés Martín) a la banda derecha sin necesidad de adaptación tras su paso por el Hellas Verona y Manu Hernando, titular tres días después de llegar, se ha hecho con una plaza en propiedad en una defensa muy sólida en los dos últimos partidos.

En segundo, la ambición es cada vez mayor, también de puertas hacia dentro. Si durante meses el club y el entrenador insistieron en que el único objetivo era la permanencia, ahora en ocasiones cambia el discurso. Siempre desde la prudencia, pero trasladando una nueva exigencia. Lo hizo Manolo Higuera cuando deslizó, en la renovación de José Alberto, que se podían buscar los 65 puntos, y no los 50 planteados inicialmente. Y de ahí el esfuerzo que se ha hecho para renovar la plantilla. Lo hizo el sábado, aunque con más prudencia aún, casi como un deseo, el entrenador, que hablaba el sábado de «conseguir algo bonito juntos». Solo dos semanas antes recordaba que el Racing es, por presupuesto, un equipo diseñado para la permanencia, pero sin refutar una tesis que avalan los datos, también el entrenador es consciente de que se puede buscar algo más. Su reto, no cargar con excesiva presión a una plantilla que no puede tener las seis primeras plazas como una obligación. Pero al mismo tiempo debe evitar que, si el equipo alcanza pronto ese primer techo de los 50 puntos, no se quede en tierra de nadie, ya sin objetivos ni motivación, en la recta final de la temporada.

El buen momento que atraviesa el equipo en lo social también contribuye. El clima favorable se contagia y el propio técnico habla ya de los Campos de Sport como un factor diferencial, hasta el extremo de decir que el primer gol ante el Espanyol, llegado antes de que se cumpliera el primer minuto, casi «lo marca la afición».

Por último, el Racing ha demostrado ser un bloque que apenas se resiente de las ausencias individuales (menos debe hacerlo ahora, con una plantilla más larga), pero a la vez se beneficia del momento dulce de sus tres atacantes de referencia, Peque, Arana e Íñigo Vicente, cuya pegada ha mantenido vivo al equipo en los momentos más difíciles. Peque y Arana son el segundo y séptimo anotador de la categoría y Vicente, el máximo asistente.

Por lo tanto, la visita al Carlos Belmonte, donde un Albacete en la zona baja pondrá a prueba la mejoría del Racing a domicilio, y los partidos ante Leganés y Racing de Ferrol apuntan a calibrar definitivamente las verdaderas posibilidades de un Racing cuyo entorno ya da la permanencia poco menos que por hecha, algo que en cierto modo preocupa al entrenador.