El Racing no acierta desde los once metros

Con el ascenso en la temporada inaugural de Primera RFEF y, este curso, con una evolución que invita al optimismo respecto a su consolidación de Segunda División. Sin embargo, los lanzamientos desde los once metros siguen constituyendo un problema. Tanto por los pocos penaltis que se señalan a los de Romo –en eso tampoco son responsables– como por su ejecución, en la que el margen de mejora es amplio.

El error del recién reaparecido Sekou Gassama, que vio cómo Caro detenía su lanzamiento, poco ajustado y quizá demasiado manso, es el segundo penalti que falla el Racing esta temporada. Tampoco podían ser más. En aquella ocasión fue Íñigo Vicente el que erró la ejecución después de una breve confusión, pues no estaba demasiado claro quién quería o debía lanzarlo.

El vasco lo erró el 20 de octubre frente a la Ponferradina en un partido que terminó con empate, de modo que de haber convertido el máximo castigo el Racing podía haber sumado dos puntos más. En el caso de Gassama, que volvía a ser titular tras su lesión, el error llegó en el minuto 42, cuando aún se mantenía el empate en los Campos de Sport. Posteriormente el gol del Burgos dejó sin recompensa a los verdiblancos.

Aquella jugada del minuto 42 dejó además una sensación extraña sobre los lanzadores. El entrenador no ha hecho públicas cuáles son sus instrucciones ni la jerarquía a la hora de ejecutar la pena máxima, pero en su momento anunció en rueda de prensa que si estaba Íñigo Vicente sobre el campo los lanzaría él. Sin embargo, el domingo el lanzador fue Gassama pese a que el extremo vasco sí que estaba entre los once. Quizá le pesara el error de semanas atrás, pero el problema se agudizó cuando el delantero tampoco convirtió la falta en gol. En un lance en el que la confianza es muy necesaria, la suerte no les ha acompañado.

La temporada pasada se dejó entrever el mismo problema estructural, pero con una diferencia coyuntural: la presencia de Pablo Torre. El de Soto de la Marina asumió la responsabilidad desde los once metros y anotó los dos penaltis de los que dispuso. Fueron los únicos que marcaron los cántabros. Cuando lo hicieron Bustos, Cedric y Manu Justo el balón no entró en la portería y el Racing cerró una estadística muy poco positiva: cinco penaltis lanzados y solo dos marcados. Claro que se produjo una situación muy concreta. En el partido frente alInternacional de Madrid, que los santanderinos ganaron 0-3, el Racing erró dos penaltis –los citados de Cedric y Manu Justo–, pero en ambos casos marcó en la segunda jugada, aprovechando el rechace.

Poco importó aquello en un equipo que terminó la temporada en un excepcional estado de forma y ascendió de categoría como campeón de Primera RFEF, pero ya de regreso a LaLiga y con un objetivo muy diferente como es el de la permanencia a los verdiblancos ya les ha comenzado a penalizar su falta de tino desde los once metros.

En realidad, el Racing no ha tenido, con el paréntesis de Pablo Torre cuando se le dio confianza, un lanzador especializado que le ofrezca garantías en los penaltis desde que en 2019 abandonó el equipo Quique Rivero. Aquel curso, que también concluyó en ascenso, fue el último en que los verdiblancos fueron efectivos en la pena máxima. Con Iván Ania como entrenador, el Racing lanzó trece penaltis (doce en Liga y uno en Copa) y anotó doce.De ellos, seis se lanzaron con el cántabro sobre el terreno de juego y todos los anotó: cinco en Liga y otro en Copa ante la SD Logroñes.

En las últimas cuatro temporadas al Racing se le han señalado catorce penaltis a favor. Solo ha marcado seis. Tres de ellos nacieron de las botas de Pablo Torre a lo largo de dos cursos, mientras que los demás los anotaron Jon Ander, Bustos y David Rodríguez.