El Racing quita el tapón

Como la victoria no respondía a las llamadas de José Alberto desde el pasado 16 de noviembre, el técnico decidió cambiar de número de teléfono. Eso sí, sin la cobertura ofensiva que siempre aporta Íñigo Vicente. Del 4-2-3-1 al 4-4-2. A ver si así... Claro, con los dos delanteros que tenía. Arana, en punta, y Marco Sangalli, sustituyendo al lesionado Michelin en el lateral derecho, fueron las dos novedades, en cuanto a nombres, con respecto a Albacete.

Cómo estaría de necesitado el equipo cántabro de una victoria que, sin el balón al cielo de Íñigo Vicente en el saque inicial, hasta ocho tíos se colocaron en la línea del centro del campo para salir como 'espunis' –que dijo aquel– hacia el área ferrolana, a ver si cazaban el balón largo de Javi Castro. Se quedó en la intención y una curiosa imagen.

Porque quien llevó peligro primero fue el cuadro gallego. En el duelo de veteranos, Bebé le sacó tres cuerpos a Marco Sangalli en la carrera. El pase atrás del caboverdiano lo remató, mordido, Raúl Blanco. Fuera. Como fuera, pero del campo, se tuvo que marchar Andrés Martín después de dañarse un dedo en una caída. Entró y salió como bólido que pasa por boxes. Andaba inquieto el '11'.

El partido estaba intenso. Buena actitud, pero poca brillantez. Las baterías estaban cargadas. Menos la del pinganillo del árbitro. Partido parado. A José Alberto no le hizo ni pizca de gracia, porque su equipo, pese a no llevar peligro –aún–, estaba apretando y era ligeramente superior.

Pero el parón no afectó al ritmo verdiblanco. De hecho, la cadencia iba a aumentar. Tanto, que Marco Sangalli le iba a sacar un penalti a Naldo junto a la línea lateral del área. Andrés Martín mandó el balón a echar la siesta junto a la red. Bien ajustadito. Le metió unos buenos meneos a la mano lesionada haciendo gestos de rabia en la celebración.

El conjunto cántabro dio algún paso hacia atrás. Quizá porque, después de tantos sustos y disgustos, no tenía muy claro qué debía hacer con la ventaja. Lógicamente, eso acercó a un flojete Racing de Ferrol a la portería de Ezkieta. Y el navarro tuvo que sacar pecho para tapar en el primer palo un mano a mano con Dorrio. Casi seguido, Señé la pegó raso y cruzado. Demasiado. Y ya no volvió a aparecer por allí.

Pero esta vez no le iba a hacer falta mucho al Racing, al de aquí, para hacer daño a su tocayo. En cuanto percutía un poco, le metía atrás. Le metía miedo. Y le metía un gol. Balón colgado al segundo palo que remata de volea Marco Sangalli. Al cuerpo de Jesús Ruiz. Karrikaburu no acierta a ajusticiar en el rechace, pero sí Arana, más atrás, para hacer el segundo.

El gol sirvió para quitarse al fin la careta. Ni un paso atrás. El equipo de José Alberto volvió a verse el rostro. Con cara de hambre. Con los colmillos a la vista. La pegó con rosquita al palo largo Pablo Rodríguez. Despejó bien Jesús Ruiz, pero, con la mala fortuna que el lateral derecho verdiblanco andaba por allí. Marco Sangalli la engatilló para hacer el tercero. Hasta las celebraciones en la grada fueron síntoma de que algo estaba volviendo a su forma original. Tras el primer tanto botaron muchos. Después del segundo, bastantes más. Y con el tercero, una mayoría. Al final del partido, todos. La persecución con la ilusión se reanudaba.

El equipo cántabro se lo tomó con calma en el intermedio. Pero en cuanto arrancó el juego, volvió con el martillo. A Sebastián Ceria no le dio ni tiempo a volver a su asiento en el palco. Karrikaburu entró por la banda derecha y la puso al centro, donde Pablo Rodríguez remató para hacer el cuarto.

Con casi toda la segunda parte por delante y cuatro tantos de renta, había tiempo hasta para disfrutar del reencuentro. Que no para la autocomplacencia. Los cántabros, con alguna revolución menos y frente a un enemigo prácticamente hundido, pudieron ampliar el roto enseguida. Un buen pase de Marco Sangalli al interior del área lo quiso enchufar Arana de primeras, pero su tiro se marchó desviado.

Luego apareció la galerna de Aguadulce para desarbolar toda la banda zurda del conjunto ferrolano, deshacerse de cuantos rivales le salían al paso y ponerla atrás, donde Karrikaburu la pegó horrible. No como Pablo Rodríguez, que se asomó por la frontal del área, oteó el horizonte y sacó un derechazo espectacular para hacer el quinto.

Con tantos goles como cambios por realizar, José Alberto podía hacer lo que le diese la gana en la gestión de los minutos. El asturiano preguntaba a Marco Sangalli cómo andaba de gasolina, mientras Diego Díaz y Maguette Gueye sustituían a Andrés Martín y Aldasoro. El recién ingresado canterano también quería su gol y lo buscó con un tiro lejano que atrapó sin problemas Jesús Ruiz. Mientras la ola se desataba también en las gradas de los Campos de Sport.

Y en el césped, la marea que no aflojaba. Iba a llegar el sexto. Un saque de esquina lanzado desde la izquierda la tocó de cabeza Maguette Gueye sin un destino claro, pero justo por allí andaba un Karrikaburu sediento de gol. El navarro remató en escorzó y la mandó a la escuadra. Momento para la entrada de Suleiman Camara y Lago Junior por Marco Sangalli y Arana.

La Gradona coreó el nombre del míster, que agradeció el detalle y, además, hizo debutar al canterano Izan. El chaval sustituyó al bigoleador Pablo Rodríguez. Hacía rato que el Racing de Ferrol andaba pidiéndo que lo matasen, para no sufrir más. Quedaba por comprobar si, con doce minutos aún por delante, los locales se daban ya por satisfechos. Sí, todos menos Diego Díaz, que aún intentó de nuevo marcharse para casa con su primer gol en el fútbol profesional, pero Jesús Ruiz ya estaba cansado de sacar balones de la jaula y evitó el séptimo.

La tremenda goleada no marcará un récord en los casi 112 años de historia del Racing. Pero Martina López sí que se convirtió en recordwoman racinguista, con casi la misma edad del club. 106 añucos. Seguro que es la persona más longeva que ha pisado los Campos de Sport. Hacía más de dos meses que no veía ganar a su equipo y este domingo la invitaron al palco. La mujer subió las escaleras –las de dentro y las de fuera– con un gran esfuerzo. Resoplaba. Pero la fatiga mereció la pena. Porque aún tiene que ver de vuelta al Racing en Primera División.