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Parera y Jon Ander, tendidos en el césped tras el duro encontronazo entre ambos en la primera mitad. LOF
Un seguro a todo riesgo
LA CONTRACRÓNICA

Un seguro a todo riesgo

Miquel Parera ·

El guardameta balear, que realizó varias intervenciones de mérito, logró ayer ante la Sociedad Deportiva Logroñés su séptimo partido sin encajar gol de la temporada

Domingo, 23 de enero 2022, 11:09

Pese a la lluvia de cambios, Miquel Parera parecía tranquilo, muy tranquilo. Y es que debe dar mucha seguridad llevar de titular trece partidos consecutivos, a pesar del guarismo. Aunque tampoco debe de ser muy supersticioso un portero que luce el trece a la espalda y viste de amarillo. Fosforito, pero amarillo.

No era momento para invocar el mal fario, cuando enfrente tenía a una dupla que podría haber sido la delantera racinguista de alguna temporada pasada: Jon Ander y Mario Soberón. La venganza de los ex. Pero la mala suerte la esquivó Parera hacia el primer cuarto de partido, cuando un Eneko Satrústegui relegado de nuevo a la izquierda perdió un balón comprometido y Cubero se la puso a placer a Jon Ander para hacer de Santillana.

Sin embargo, el nueve parecía estar más atento al oso amarillo que se avalanzaba sobre él con los puños por delante. No sólo remató por encima del larguero, sino que Parera, efectivamente, le arrolló al borde del área chica, en un auténtico choque de trenes. Entonces, el árbitro, que venía en carrera, extendió el brazo hacia el punto de penalti. Por un instante, parecía que había pitado la pena máxima, y los locales hasta lo llegaron a celebrar.

En la primera mitad se llevó un duro golpe tras arrollar de forma involuntaria al exracinguista Jon Ander en el área

Falsa alarma. Jon Ander había llegado antes, mucho antes, y el balón había salido limpiamente por línea de fondo. Saque de puerta y alivio para la parroquia verdiblanca. La peor parte, con todo, se la había llevado Jon Ander, tocado a partir de entonces y visiblemente mermado en sus facultades. Tanto, que aunque aguantaría algunos minutos, ni siquiera llegaría al descanso.

El siguiente sobresalto para Parera llegaría poco después, en el veinte. Otro fallo de la defensa racinguista propició una internada de Mario Soberón, que disparó cruzado dentro del área, justo ahí donde los porteros no llegan. Menos Miquel Parera, que en una estirada felina, casi de balonmano, alargó su pie izquierdo para tapar el palo largo. Espectacular.

En el treinta y tres, tocaría volar bajo. Soberón seguía a lo suyo, incansable. Esta vez avanzó por la derecha y puso el balón en el área chica, buscando a Jon Ander. Pero Parera sería más rápido: su estirada a ras de suelo serviría para rebañar el balón de los pies de un ariete que ya se estaba relamiendo.

En los siguientes quince minutos, su escaso contacto con el balón sería únicamente con el pie: una cesión en defensa que, en lugar de despejar, convirtió en un pase de treinta metros, y el saque de un fuera de juego. La SD Logroñés rugía, pero no mordía. Como el Racing, vamos.

La segunda parte comenzó con regañina, y eso que Pol Moreno le rebañó el balón a Sandoval -el sustituto de Jon Ander- casi en el punto de penalti. Brazo en alto, recolocó a toda la defensa. Solo un minuto más tarde, ganaría el duelo Sandoval, que se plantó solo en la frontal. Pero lo que podía haber sido un mano a mano se zanjó con un disparo lejano. Para reponerse del susto, Parera se recolocó una y otra vez las medias sobre las rodillas. Esta vez sí que había estado cerca.

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Pero sería un espejismo. A partir de entonces, Parera sería prácticamente un espectador más hasta el setenta y seis. Esta vez sería él el arrollado, cuando un Sandoval en ventaja se lió con el control y el trece se tiró a sus pies para despejar a córner. El golpe fue contundente, pero ni siquiera dejó que entrasen las asistencias. Que no le quedaron secuelas lo demostró en el siguiente ataque, cuando Soberón buscó el palo izquierdo y él la despejó, abajo. A punto estuvo de rebañarla Sandoval, pero la zaga estuvo al quite.

A partir del gol de Manu Justo, tocaría ralentizar los tiempos. El otro fútbol. Más que los balones a la olla, pocos, El balear se ocuparía de controlar el tempo de juego, recolocar a la defensa, ralentizar cada saque... Ese momento en que cada encontronazo acaba en conato de lesión, y recuperación milagrosa. Parera demostró su liderazgo en la zaga en esos casi diez minutos, con la prolongación, en los que no ocurrió nada.

Como despedida, una foto junto a Marco Camus, Manu Justo y Álvaro Bustos. Recuerdo de un buen partido, otro más, con portería a cero. Y ya van siete para un Miquel Parera que se antoja indiscutible.

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