El traje de gala... y el de faena

Vamos, que el miedo es libre, y eso que el Racing dominaba el partido como si se lo hubieran diseñado a medida. La ocasión, desde luego, no era para menos, embebidos como estábamos todos en la euforia cumpleañera. Aunque fuera el ciento doce, que ya son ganas de celebrar los números no redondos. Que mira que esta temporada el ambiente parecía inmejorable, pero lo de ayer fue de delirio colectivo, al nivel de los partidos de play off. Yo confieso que también he caído y ayer iba enfundado en la camiseta retro con la que nos han tentado esta semana. Que como sigan así nos van a acabar arruinando. Por favor, ya no saquen ni más camisetas ni espáis ni nada: déjennos ahorrar un poco, por lo menos para la camiseta del ascenso. Y a ver si cae alguna de algodón, que ya está bien de tanto poliéster cien por cien.

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Así celebró el Racing la victoria

La duda era si Sangalli llevaría o no la elástica del anuncio, la de cuadros, o la de rayitas discretas. Sangalli es tan versátil que parece el hombre multiusos del Racing y ha pasado ya por tantas posiciones en el campo que tampoco tendría nada de raro que, en un apuro, acabase de portero. Pero no, esta vez no hubo inventos.

Lo que sí hubo fue un equipo mucho más compacto que en otras ocasiones, con los extremos, esta vez sí, aplicándose no solo en la creación sino también arrimando el hombro en defensa. Vamos, que saltaron al prado con la camiseta de gala, pero en realidad lo que se pusieron fue el traje de faena. Y vaya si sudaron la camiseta; imagino que antes de venderlas tras el partido, tendrían que escurrirlas un buen rato.

Igual lo que nos hacía falta era jugar todas las semanas un partido así; y no solo por el ambiente y la motivación, aunque siempre motiva más el hambre del aspirante que las obligaciones del favorito. Lo que pasa es que contra un rival que quiere mandar el Racing parece que juega mejor. Nos suele pasar contra los equipos de Éder Sarabia, que vienen a proponer y ahí es mucho más fácil lo de apretar y salir a la contra como fieras.

Eso sí, si además cuentas con Andrés Martín, todo es más fácil. Porque lo suyo ya es de escándalo. Y no solo por la jugada maravillosa del primer gol, donde parecía que llevara el balón cosido al pie hasta dar la asistencia a Arana, por cómo saca de esquina o los pases que inventa; es que hasta cuando tropieza le sale bien, como en un contragolpe que cortó tras un resbalón. Está en estado de gracia, claramente.

Como el Racing, que ha conseguido que esta semana nos vuelva a gustar el fútbol. A este paso, en vez de perseguirnos la ilusión, igual la acabamos alcanzado nosotros.