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Coventosa, la belleza que esconde el interior de las montañas del Asón

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Tatsuyoshi Hattori

Coventosa, la belleza que esconde el interior de las montañas del Asón

EL OBJETIVO DE TATSUHATTORI ·

Descender un rápel de 15 metros y descubrir las salas de los 'fantasmas', los 'lapiceros' y los 'espejos' es una de las experiencias más emocionantes que he vivido a 45 minutos de Santander. Os recomiendo que siempre contratéis a un experto para disfrutar con seguridad

Tatsuyoshi Hattori

Santander

Miércoles, 17 de marzo 2021, 14:30

De Arredondo se dice que es 'La capital del mundo' porque muchos de los indianos que volvían con fortuna de las Américas se daban cita allí a su regreso a la 'tierruca'. Pero más allá de este bautismo anecdótico y la belleza de un pueblo desde el que se ven las estrellas, aquello es un paraíso para los amantes de lo subterráneo y la espeleología.

La cueva a la que nos dirigimos está situada en Val de Asón, en el municipio de Arredondo (Cantabria). Tiene un desarrollo de más de 36 kilómetros y un desnivel entre la boca del cueto y la boca de salida de unos 700 metros. La caliza que más predomina en su interior. De nombre 'Coventosa', nuestro guía Jonathan nos hizo poner la oreja en la boca de la cueva para comprender el por qué de su nombre. La fuerte corriente de aire que surge de su interior hacia la entrada crea un silbido inconfundible.

Si en el artículo anterior os comentaba que lo mejor era ir con alguien que conociera la zona, en este tipo de actividad os digo directamente que contratéis a un guía profesional y especializado, que os proporcionará el material necesario con todo tipo de seguridad, así como los seguros correspondientes para entrar en la cueva y realizar el recorrido minimizando riesgos.

En nuestro caso escogimos Jonathan, de Valcan, pero elijáis a quién elijáis aseguraros de que son guías profesionales de la actividad, ya que no es ningún juego entrar ahí dentro. En los posts que fui publicando tanto en Instagram y Twitter después de la experiencia, usuarios bien conocedores de la zona me recordaban las desgracias y el alto índice de siniestros producidos allí. Nuestro guía también hizo apuntes al respecto, ya que él mismo se ha encontrado dentro de la cueva a gente en chanclas y bermudas dispuestos a hacer la primera bajada sin cuerdas o intentando utilizar las de otros.

Actitudes imprudentes que no sólo ponen en peligro al que realiza la actividad, sino también a los que están viviendo la experiencia con total seguridad. Cierto es que en este tipo de cuevas han sucedido más casos debido a que son unas de las que más visitas registran a nivel mundial para iniciarse en la espeleología y desarrollarse más en esta apasionante actividad.

Una vez dentro de la cueva y realizada la bajada del primer terraplén, llega una de las cosas más emocionantes e intensas que es descender haciendo rapel de 15 para acceder a la 'galería del metro'. La sensación de bajar por esa pared vertical es de las que no se olvidan.

Una vez abajo y como éramos novatos en esto de la espeleología, no fuimos hacia las 'playas', ya que es una opción de ruta más avanzada. Como os he comentado son cerca de 35 kilómetros de cueva y, al ser nuestra primera vez, teníamos que ver cómo nos desenvolvíamos, por lo que nos llevaron a ver directamente la famosa 'sala de los fantasmas'.

Tras disfrutar de los 'fantasmas' sin sustos, nos dirigimos a pie hacia la 'Sala de los lapiceros', llamada así por las caprichosas formas creadas por sus estalactitas y estalagmitas puntiagudas. Entre ellas había hasta un cocodrilo, percebes y mil formas abiertas a la imaginación del espectador. Se mire hacia donde se mire, todo es increíblemente bello.

Finalizamos en la 'Sala de los espejos', denominada así por el agua que se deposita en el suelo con un reflejo impresionante que multiplica la belleza de la sala. Nos hizo mucha gracia encontrar que ahí dentro habían crecido 'dos setas' calizas.

Tras visitar estas tres salas y habiendo recorrido escasos 800 metros de toda la inmensidad de la cueva, subimos por donde habíamos bajado. No os creáis que fue algo corto. ¡Fueron más de 4 horas las que pasamos allí dentro! El tiempo se nos pasó volando y maravillosamente bien.

A modo de resumen os dejo este vídeo y os animo a que realicéis una pequeña ruta similar, recordándoos que para tener una experiencia segura y agradable lo mejor es que contratéis a un profesional que os guíe como hicimos nosotros.

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