![Hoy recorremos la senda de la Jocica, un camino junto al río Dobra por los Picos de Europa](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202204/04/media/cortadas/jocica%20(10)-kBG-U1601556377075MeC-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
![Hoy recorremos la senda de la Jocica, un camino junto al río Dobra por los Picos de Europa](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202204/04/media/cortadas/jocica%20(10)-kBG-U1601556377075MeC-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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MARA LLAMEDO
Santander
Lunes, 4 de abril 2022, 14:52
Aunque hoy vamos a caminar por el Parque Nacional de los Picos de Europa, conviene deshacerse de prejuicios e ideas preconcebidas: la excursión que vamos a emprender no se eleva a ninguna de las grandes cumbres de este lugar, no proporciona dosis fuertes de adrenalina ni termina en una cima picuda. Tampoco vamos a encontrar masificaciones en nuestro camino, todo lo contrario: predominan la soledad y el silencio, pues (sea cuál sea la época del año) esta zona no suele estar muy frecuentada.
Lo que sí encontraremos es una caminata relajada, aderezada de fuertes pendientes ubicadas en una localización única, de enorme belleza, rodeada de paredones calizos, grandes desfiladeros, exóticos valles, bosques autóctonos de ejemplares impresionantes, profundos cañones… y, todo ello, acompañado por la cercanía y la música, constante, de las aguas (vírgenes, turquesas, salvajes y limpias) del precioso río Dobra.
Horario: 4 horas (aprox)
Distancia: 12,5 kilómetros
Dificultad: Fácil
Tipo de recorrido: Lineal (Ida y vuelta)
Lugar de salida y llegada: Collau de Angón (Amieva) N-625
Altura máxima: 1.108m
Altura mínima: 700m
¿Apta para todos los públicos?: Sí. Perfecta para hacer con niños
A la presa de la Jocica
Del río Dobra se dice que es el único río de Asturias que no pasa por ninguna población y, por tanto, sigue estando inalterado: todo un tesoro natural de aguas claras y limpios fondos que bebe de las nieves mismas de los Picos de Europa y se alimenta de otros afluentes, igual de vírgenes y puros que él, para acabar desembocando en el Sella.
En su discurrir desde cimas, entre montañas, valles, cañones y saltos de agua, el río Dobra guarda intacta su esencia de río de montaña y sus aguas, heladas, son capaces de despertar y satisfacer a cualquier cuerpo que se atreva a sumergirse en ellas. Además, y para conferirle aún un carácter más salvaje y más puro, casi todo su trazado se enmarca entre laderas con bosque muy pendientes e inaccesibles, escondido, pero a la vista... muy real pero prácticamente impalpable…
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El cauce de este río está hecho de agua de los Picos: su recorrido separa el macizo Occidental (conocido como Cornión) del macizo del Precornión, entre cuyas cuencas se conforman dos desfiladeros enormes: el de los Beyos y el de la Jocica.
Hoy vamos a conocer el segundo de ellos, en el que el río Dobra es el protagonista. Y lo haremos caminando por un cómodo y marcado sendero que no deja lugar a la pérdida y que termina en una presa de agua, la presa de la Jocica, construida a mediados del S.XX con el objetivo de aprovechar la fuerza de estas impecables aguas para generar energía.
Para comenzar a hacer camino hacia la presa de la Jocica, debemos acercarnos primero al concejo de Amieva (N-625) y, una vez allí, hasta el conocido como Collau de Angón, al que se llega por pista hormigonada bien a pie o bien en coche (a gusto del excursionista).
En este collado (donde, si queremos, hay sitio para aparcar) debemos continuar por la pista principal (PR-PNPE-7), que comienza bajando entre abundantes árboles. Rápidamente, la pista nos introduce en el valle, dejando atrás la sierra de Amieva y contemplando, muy cercana, la parte más occidental del macizo del Cornión.
Muy pronto, y siempre por sendero bien marcado, alcanzamos la zona de los Regatos, punto final de este valle desde dónde podemos contemplar, a lo lejos, míticos lugares de Picos como el paredón de Ordiales.
Al cabo de un poco más de caminata, nos encontramos con la central de Restaño, un edificio grande de hormigón y ladrillo que no pasa desapercibido en medio de este paraje y que tiene como finalidad recoger las aguas que viajan desde la presa de la Jocica, ubicada mucho más alta y a dónde nos dirigimos. Hasta este lugar, y mediante una galería de presión excavada en la roca caliza, el agua de la Jocica llega veloz y cae en una chimenea de equilibrio, desde donde vuele a precipitarse, haciendo un salto de 200 metros por el interior de una tubería.
Este es uno de los últimos puntos sin pendiente de nuestro caminar de hoy y, por tanto, un buen sitio para hacer un primer pequeño descanso, aprovechando para aprender el funcionamiento de una presa hidráulica a la sombra del macizo Occidental.
Para continuar, debemos cruzar el puente y la portilla que lo cierra (importante volver a dejarla cerrada, pues es un cierre de uso ganadero) y comenzar a ascender, dejando el río a nuestra derecha, cada vez más abajo, discurriendo siempre entre los pies del Cornión ( a la izquierda) y las faldas del cordal, en las que se intuye el trazado serpeante de la Senda del Arcedianu. Al fondo, se ve ya el Cantu Cabroneru (de 1998 metros), un pico cuya visión nos acompañará durante el resto de la jornada.
Tras una buena pendiente, alcanzamos una majada y luego un camino, tupido de hayas y sombras, que asciende en zigzag y nos aúpa a lamajada de Bellanzo, donde volvemos a sortear un paso de ganado que no debemos olvidar cerrar.
Unos pocos pasos más y ya vemos el punto al que nos dirigimos: la presa de la Jocica, ubicada en un estrecho e intrincado cañón del río, con forma de arco y construida entre 1959 y 1963.
El lugar está bastante abandonado de la mano del hombre, con edificios aledaños en ruinas llenos de basura y zarzas, pero las preciosas vistas desde el pequeño balcón que proporciona la estructura madre y los datos de construcción de este embalse nublan esas destartaladas presencias: para levantar la Jocica hicieron falta 20.000 metros cúbicos de hormigón y 120.000 sacos de cemento. Además, si queremos, una larga y empinada escalera nos acompañará hasta la misma presa y nos ayudará a subir de nuevo.
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Es en este punto del recorrido salvaje del río Dobra donde el hombre decidió embalsar sus aguas, que desde aquí son conducidas, por túneles, hasta la central de Restaño. Una vez allí, sin perder nivel, otro túnel las lleva más abajo, hasta San Román, una zona donde se entuban y se bajan, a presión, hasta la central de Camporriondi, en el río Sella. Fuera de estos canales artificiales, el río Dobra discurre de forma parecida desde aquí: primero, por un profundo cañón que se alarga hasta el valle de Angón, dónde el agua vuelve a abrirse para formar otro cañón enorme, de 1000 metros de profundidad y 14km de largo, que acaba ya en la Olla de San Vicente, un lugar de enorme belleza en el que el río empieza a abrirse y desciende, dejando pozos y grandes charcas muy accesibles al baño, hasta derramarse y desaparecer en las aguas del río Sella.
A mano izquierda, un cartel indicativo nos señala la continuidad del camino, protegido por una valla de madera en los primeros tramos, que se alarga desde aquí hasta Carombo y sigue serpenteando, incansable, por los pies de las cumbres más occidentales de Picos.
Pero hoy no seguiremos ese rumbo: volvemos de vuelta al inicio de nuestra ruta reandando el camino que nos trajo, ahora en sentido contrario, diciendo hasta luego a una preciosa y completa jornada por una zona tranquila y accesible de los Picos de Europa, ideal para conocer un tesoro de estas tierras: el inigualable río Dobra.
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