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Emergentes al borde de un ataque de nervios

Emergentes al borde de un ataque de nervios

DMúsica ·

Después de un año sin festivales ni circuitos de salas, los artistas de futuro buscan salidas para mostrar su música

Domingo, 21 de marzo 2021, 12:13

Nunca fue sencillo ser principiante en cualquier profesión. Serlo en el país con más precariedad juvenil de Europa, aún menos. Y si a eso ya le añades una pandemia mundial y que a lo que te quieres dedicar es a la música, pues el cóctel es explosivo. Los artistas de futuro no han parado de crear y lanzar canciones desde aquel 14 de marzo de 2020 en el que Pedro Sánchez apareció en la tele para anunciarnos que nuestra vida iba a cambiar. Nuevos singles, nuevos epés y, los más osados, discos completos. Pero la gran pregunta es… ¿dónde tocar? O quizá una mayor y más cruda: ¿quién me contrata para ganarme la vida?

Sin festivales desde 2019 y con el circuito de salas parado y muy tocado, en DMúsica charlamos con cuatro artistas emergentes de gran futuro pero incierto presente. ¿Qué comentan con sus compañeros quienes están lanzando sus primeros trabajos? «Algunos de nosotros pensamos ya en el segundo disco y otros se niegan hasta haber podido defender este como dios manda», señalan los barceloneses Anabel Lee, banda de rock alternativo cercano al punk que no tienen en los conciertos sentados su entorno más favorable precisamente…

La música de la pamplonesa Andrea Santiago es mucho más reposada, pero también lleva meses luchando por poder tocar más. «Borja –la otra mitad del proyecto– es más positivo. Es de naturaleza más paciente que yo y piensa que ya llegará, que disfrutemos del proceso de lanzamiento por mucho que se alargue. Yo tengo ratos. Recuerdo que al principio de la pandemia vi un tuit que decía que los proyectos emergentes actuales iban a morir y que solo los que surgieran después y los grandes sobrevivirían».

Menta firmaron una de las mejores apariciones de 2020, aunque luego su fantástico primer EP gozase de muy pocas oportunidades en directo. Ahora es inminente su segundo EP. «Lo fácil sería no publicar mientras que no se pueda tocar en condiciones normales y vender humo hasta que todo se arregle. Pero lo cierto es que 2020 y lo que llevamos de 2021 nos han dejado un montón de música increíble», explican desde la banda de rock madrileña.

No hay salas ni festivales ¿Qué afecta más?

En marzo de 2020 se paró todo. Los festivales y también las salas. ¿Qué les está afectando más? Responde María Solá, que lidera Jordana B. y cuya emblemática Cumbia B. hubiera sido uno de los himnos revelación festivaleros. «Profesionalmente afecta más que no haya festivales, porque juegas con la ventaja del caché y además los ayuntamientos y promotoras te garantizan un sueldo. En eso las salas son más «riesgosas». Sin embargo, es lo que más se echa de menos en el día a día: disfrutar de conciertos asequibles, encontrar ritmos nuevos, buscar inspiración o complicidad en lugares míticos… Así que profesionalmente los festivales y anímicamente las salas».

«A nosotros, en concreto, nos ha afectado más el cierre de salas... veíamos los festivales como una fase más tardía», contrapone Andrea Santiago. Su folk pop inspiracional choca con la crudeza de los Anabel Lee, aunque coinciden en ver las salas como pilar esencial en su carrera. «Para nosotros el sueño era tocar en festivales, pero para crecer contábamos con las salas. Nos hemos sabido adaptar a que la gente esté sentada y somos más exigentes, porque la peña sentada analiza más lo que está escuchando que cuando está pegando saltos. Eso al final está bien, pero el plan de curtirnos el lomo tocando mínimo dos veces al mes… pues no es posible ahora mismo».

¿Streaming? ¿Redes sociales? ¿Conciertos sentados?

En este contexto tan complicado, ¿qué plan artístico están siguiendo? «Contenido audiovisual, sesiones de fotos, colaboraciones con marcas, sincronizaciones… Y ponemos la esperanza en las instituciones públicas para que hagan un esfuerzo, den un empujón a la cultura y programen más ciclos de música como algunos de los que hemos disfrutado ya», señala María Solá, que también es modelo y apunta alto como poetisa. Menta optan por «seguir sacando música sin pretensiones y sin estrategias raras. Se tocará cuando se pueda y ya está. Mucha gente se está tirando de cabeza a hacer cosas en streaming, nosotros, de momento, no.».

«Tocar donde sea, ser positivos y no pensar en lo que hemos perdido. Componer y ensayar mucho para estar preparados como si nada de esto hubiera pasado», se automotivan desde Anabel Lee. La pamplonesa Andrea Santiago comparte a DMúsica su lucha interior ante semejante cambio de planes. «Queríamos haber publicado el disco ya, pero nos hemos visto obligados a desplazarlo todo. Creo que, en este proyecto en crecimiento, sacar el disco sin gira es un suicidio. Hemos invertido tanto sudor, horas, intimidad y emoción en él que, aunque me maten los nervios –y me matan– tengo que hacer ese ejercicio de paciencia».

¿Y de qué comen?

Vale, todo está muy bien. Pero… ¿de qué comen mientras vuelve la normalidad del circuito? ¿Qué hacen para sobrevivir?

«Pues la verdad es que la situación está jodida». Al igual que en sus letras, pocos tapujos en Menta al hablar del panorama actual. «La mayoría de nosotros curramos, pero ojalá pudiera decirte que nos da a todos para vivir. Un contrato indefinido con un sueldo digno es como un sueño inalcanzable en España. Lo único que esperamos es que la situación nos respete lo justo como para seguir tocando».

«Yo dimití en mi trabajo en diciembre», dice valiente Andrea Santiago. «Cuando lo cuento me dicen que estoy como un pimiento. Pero me estaba consumiendo un poco la amargura, llevaba ya varios años y tenía claro que quería dedicarme a la música. Así que hace un mes me di de alta como autónoma y voy haciendo cosas sueltas, lo que necesito para poder alquilar la casa y comer. Y tiro de los conciertos que van saliendo».

«Aquí en Anabel Lee un poco de todo. Perdi y Víctor seguimos haciendo videoclips para otras bandas y trabajamos en proyectos de cine que habíamos dejado colgados. Víctor es el único que vive solo y lo compagina trabajando en el 112. Jordi trabaja en una residencia de ancianos y en otra de personas con discapacidad intelectual. Aun así, invertimos más tiempo en la banda que en todo lo demás, así que no tenemos apenas vida personal».

Y más de todo en Jordana B. Su bajista Yessica vive de la música. Es profesora en diferentes colegios y tiene alumnos individuales. Mónica (batería) está becada en el Liceu de Barcelona. Mané (guitarrista) es productor y técnico de sonido. Y María Solá cuenta de sí misma que «va rotando trabajos precarios, el último lo consiguió en una panadería tras saber (el mismo día) que era celíaca. Le dijeron que en ocho horas no iba a tener ni un descanso de 15 minutos, se cabreó y firmó la baja. Duró un día».

Resistir hasta la nueva vieja normalidad

La pandemia dura ya más de 365 días, aunque es cierto que se empieza a vislumbrar luz al final del túnel. El avance de la vacunación y la popularización de los test rápidos apuntan a un segundo semestre de año mejor que el primero. Sin embargo, como escuchaba hace días al mismísimo director del Primavera Sound, Gabi Ruiz, ¿cuántas salas de conciertos no resistirán mucho más y acabarán en manos de fondos de inversión convertidas en restaurantes espectáculo?

A ello se suma un atasco monumental en los carteles de festivales aplazados y la mínima rentabilidad de los ciclos de conciertos sentados y con restricciones covid. Esto hace dificilísimo hacerse hueco en la contratación.

«La juventud desesperada de esperar» (Menta) sigue dando la batalla y no se cansa de decirle a la música en directo (Anabel Lee) que «deberías estar conmigo, deberías estar conmigo, deberías estar conmigo y no, porque ya te has ido». Mientras regresa el circuito, no cesan en su empeño. «Aún aguanto en la superficie, pero me cuesta las ganas» (Andrea Santiago) y también el escaso dinero de su cuenta. Porque ya no hay fiesta en el Lucy ni amor en Calle La Palma como en la Cumbia de Jordana B. Tampoco tengo un duro chico pero… «tienes que creer siempre en lo que haces, ¿no lo ves?».

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