!['London Calling' de The Clash, una gema atemporal](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201903/01/media/theclash%20(6).jpg)
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Fue su tercer álbum, pero sin duda su obra maestra y pieza crucial en el mastodóntico puzzle del punk. Un trabajo con el que los Clash ampliaron el abanico sonoro del género introduciendo en él rasgos de otras músicas, cimentando así el puente perfecto entre la década de los setenta y los ochenta.
Un disco referencial que no caduca, venerado por la historia y conservado en la memoria colectiva como símbolo de una transición artística que estaba condenada a ocurrir por el transcurso natural de los tiempos, y que ninguno acertó como él a la hora de ponerle banda sonora al cambio de un modo tan legítimo como rupturista.
El trío británico ya había dejado asentada su astucia reivindicativa en sus dos trabajos anteriores, a través de un expansivo componente político con tendencia a la denuncia social con el que criticaron, desde el abuso policial, hasta el sistema de subsidios para jóvenes, pasando por la hipocresía del establishment, la lucha de clases y la alienación urbana.
Con su álbum de estreno, el homónimo The Clash, escoltaron todas estas denuncias a través del decálogo sónico del punk ortodoxo. Corría el año 1977, el mundo asistía a la detonación global del género callejero, y Joe Strummer y los suyos encabezaron desde Londres la revuelta estética, conceptual y conductual que el movimiento traía consigo. Con su segundo disco un año más tarde, Give 'Em Enough Rope, mantuvieron la misma línea argumental, pero desde un pequeño hiato punk para dirigirse a derroteros más propios del rock tradicional. Y fue con London Calling, ya en 1979 en pleno ocaso de los setenta, cuando revalidando todavía más el ánimo contestatario e insurgente de sus letras, decidieron abrirse campo estilístico pariendo una reliquia poliédrica y transgresora en sonido y exorcista en contenido.
Sin perder de vista sus raíces subversivas, como demuestran ya desde la cubierta del álbum con ese arranque colérico en un guiño al debut discográfico de Elvis Presley, con estas canciones se atrevieron a tomar rasgos del reggae y el ska ('Revolution rock'), del rockabilly ('Brand new Cadillac' original de Vince Taylor), del pop luminoso ('Lost in the supermarket') e incluso del rhythm and blues ('I'm not down'). Nada escapó a la mágica cosmovisión musical del trío para dar forma a una amalgama de influencias y detalles instrumentales que terminó de bordarse gracias a la mano del productor Guy Stevens, quien parecía haber caído en el olvido tras una exitosa carrera en los sesenta, pero supo remontar con este trabajo a base de sacar, no solo lo mejor de los Clash, sino también de él mismo.
Grabado en unas pocas semanas en los Wessex Studios, con el respaldo de CBS Records, London Calling finalmente vio la luz el 14 de diciembre de 1979. Consiguió colocarse en los charts británicos del Top Ten a los días de su lanzamiento, vendió cerca de dos millones de copias en todo el mundo y logró certificarse con el platino en Estados Unidos unos años más tarde.
Todavía hoy, continúa siendo un disco contemporáneo cuya literatura es aplicable a cualquier tiempo por configurar en sí mismo una oda a la antipolítica, una crítica enfurecida al sistema y al adormecimiento de una sociedad que sigue los pasos marcados por los que ejercen el control. Un álbum que aborda asuntos como el desempleo, el consumismo, el racismo, las drogas, los abusos y el desconsuelo de ir madurando en un mundo que no goza de un estado de salud demasiado boyante y se erige nocivo para la supervivencia del «yo» individual.
Una ristra de clásicos imperecederos con cierta mirada a España, venida de las pasiones que despertó nuestra cultura y nuestra historia en Joe Strummer conduciéndole a dedicar una de las canciones más representativas del tracklist a nuestro país, 'Spanish bombs'. Este es uno de los pocos temas del grupo que escapan del escenario británico para situarse en la Guerra Civil Española, rindiendo tributo a los combatientes del Frente Popular y recordando la resistencia que ejerció Andalucía ante la dictadura franquista. En su letra habita el recuerdo a García Lorca y a Granada, ciudad a la que Strummer se sentiría muy vinculado llegando a pasar etapas de su vida post-Clash en ella.
Ávido escritor, poseía una conciencia social con vistas a la realidad de ahí fuera muy superior a la de los grupos coetáneos que contribuyeron a engrandecer el punk de los años setenta. Sumada esta a la destreza del guitarrista Mick Jones, a quien le apasionaba explorar nuevos territorios sónicos como deja patente en la canción que da nombre al álbum «London Calling», y al bagaje cultural del bajista Paul Simonon a quien, por cierto, debemos atribuirle el acertado bautizo de la banda y el genial himno «Guns of Brixton», lograron conformar una de las entidades musicales más totémica y cardinal del siglo veinte. Más que eso, dieron vida a unas composiciones con las que definieron una época, pero a las que supieron aportar el ecuánime valor de lo atemporal convirtiendo este disco en ese lugar al que siempre volver.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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