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No es un día cualquiera. Ni para Torrelavega ni para Cantabria. Tras una intensa huelga de 50 jornadas Aspla empieza a ponerse desde este lunes en pie. El objetivo, restituir los daños ocasionados por el conflicto laboral y el parón de la producción durante ... más de siete semanas seguidas.
A las 6 de la mañana ha retornado la actividad a las fábricas de Reocín y Torrelavega. Todo el personal citado ha entrado a su puesto de trabajo con normalidad. Otra cosa será la reactivación progresiva de la producción. La puesta en marcha no será automática, sino que el encendido de líneas tendrá un carácter progresivo y algunos procesos tardarán días en estar operativos.
A partir de ahora toca suturar la herida. El viernes la plantilla está convocada a una asamblea para aprobar el acuerdo alcanzado la tarde del domingo en el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla), un buen convenio para los trabajadores pero que no se ha movido excesivamente de las pretensiones que manejaba la Dirección. En el fondo, la necesidad de buscar una salida al pulso ha desencadenado los acontecimientos en las últimas horas.
Porque el Grupo Armando Álvarez ya ha dejado claro el daño que ha sufrido por esta parálisis. Según la entrevista concedida el domingo a El Diario por el CEO de la corporación, Gonzalo Gómez Arozamena, Aspla ha perdido más del 40% de su clientela en este tiempo. «Hoy por hoy un ERE es inevitable», señaló.
Sobre ese despido colectivo preguntó el domingo el comité a la Dirección en el Orecla. Resta por ver la letra pequeña del acuerdo rubricado, en el sentido de si contempla compromisos de paz social y estabilidad o, por el contrario, la realidad se impondrá y habrá que tomar decisiones traumáticas en la joya de la corona del Besaya.
En paralelo, la recuperación de contratos y líneas de negocio, en especial en los nuevos ámbitos sobre los que Aspla estaba construyendo el crecimiento de la factoría de Reocín. Nichos como industria farmacéutica, alimentación o higiene, varios de los cuales se han caído y que costará tiempo convencer de nuevo.
Aspla tiene una misión. Volver a recuperar esa fiabilidad como empresa que «cumple sus compromisos», algo de lo que propiedad y Dirección presumían durante los 59 años de trayectoria de la organización y que se ha visto empañado en estos dos meses.
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