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Cuando el 13 de enero los sindicatos con representación en Aspla empezaban a avisar de que tres días después se concentrarían ante los accesos ... principales de la fábrica de Torrelavega para protestar por el bloqueo de la negociación del convenio pocos podían pensar que la problemática derivaría en una huelga que comienza hoy su segunda semana sin visos aparentes de solución.
La empresa modélica de Torrelavega, la punta de lanza del próspero y sólido Grupo Armando Álvarez, ha vivido seguramente sus siete días de mayor convulsión en las últimas décadas en su ya larga trayectoria en la comarca del Besaya. Con la producción totalmente detenida y un seguimiento del 100% por parte de los 485 trabajadores distribuidos en los centros de Reocín y Torrelavega, las diferencias son puramente económicas y avivadas por el contexto general.
Por un lado, la plantilla se niega a perder poder adquisitivo. En consecuencia, reivindica que el nuevo texto que se rubrique recoja una revalorización salarial acorde a la evolución real de la inflación. En otras palabras, que lo que suban los precios crezcan los salarios en Aspla en los próximos años.
Domingo: Primer día de huelga. Las fábricas de Torrelavega y Reocín se paralizan desde las 14 horas.
Lunes: Incidentes a primera hora de la mañana en la planta de Torrelavega al evitar la entrada de personal de oficinas.
Martes: Se amplía la presencia policial. Las posturas son firmes entre las partes y no hay contactos oficiales.
Miércoles: Ante la falta de novedades, el comité de huelga decide convocar una manifestación por Torrelavega para el lunes, 6 de febrero.
Jueves: El Orecla convoca de oficio a las partes a primera hora. Sin embargo, tras poco más de dos horas de reunión se firma el acta sin avenencia. Un piquete evita la salida de un camión de la factoría de Reocín.
Viernes: Sexto día de huelga. La jornada transcurre con un seguimiento total y la producción detenida un día más.
Sábado: La empresa advierte de la importancia de esta negociación para la «sostenibilidad» futura de la compañía. Además, defiende las bondades de su última propuesta. La séptima jornada se cierra sin incidentes.
Para tal reivindicación, el comité -conformado por SITA-USO como mayoritario, CC OO, Sindicato Unitario y UGT- enarbola el «beneficio récord» de Aspla durante el pasado ejercicio 2022, próximo a los 24,5 millones. Con esas magnitudes, el personal se niega por el momento a dar su brazo a torcer.
En el otro lado de la balanza, la propia empresa. La compañía hizo un último intento de abortar la huelga el viernes previo al arranque del paro, cuando subió hasta el 75% el IPC garantizado para vincular el resto de los pagos a la evolución de las ganancias de la organización.
En el centro del pulso, una cuestión sobrevenida e indirectamente externa a la propia actividad de Aspla. Las reticencias de la corporación hay que buscarlas en la incertidumbre que se cierne sobre sus cuentas en forma de nuevo impuesto al plástico. La Unión Europea quiere que en 2030 todas las producciones sean reutilizables o reciclables, por lo que ha exigido medidas a los estados miembro para acelerar este proceso. ¿Cómo cuáles? Un impuesto al plástico de un único uso que tendría un impacto millonario en fabricantes como el Grupo Armando Álvarez, que entre sus diferentes filiales e instalaciones, tanto en España como en su fábrica en Dallas (Estados Unidos), contabiliza un volumen agregado en el entorno de las 400.000 toneladas.
El Grupo cántabro todavía está echando cuentas del golpe que el gravamen infligirá a sus balances. De ahí que, ante las incógnitas que emergen en el horizonte -el nuevo impuesto se abona ya desde el 1 de enero-, no quiera atarse a unos costes fijos que puedan de nuevo dispararse si la inflación vuelve a descontrolarse ante el inextricable devenir de la guerra en Ucrania.
Los sindicatos, por su lado, tampoco desean dejar este aspecto al albur de los resultados, precisamente porque el mencionado tributo puede menguar las ganancias de los próximos años.
Desconfianza
Otro detalle que ha pasado relativamente desapercibido es el concerniente a la rápida reunión que tuvo lugar el jueves en el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla). El órgano convocó de oficio a las partes un día después de que el comité anunciara que se manifestará mañana por las calles de Torrelavega ante el inmovilismo del problema.
De ahí que la cita en el Orecla llegara en medio de una moderada expectación. La última mediación, no en vano, databa ya del viernes anterior, antes del principio de la huelga. Sin embargo, el encuentro no trajo avances y se finiquitó por la vía rápida, en poco más de dos horas.
Los mediadores propusieron una negociación paritaria con cuatro representantes de cada parte, a lo que la empresa no se opuso (Aspla lleva un equipo con numerosos miembros a las negociaciones, al igual que el comité). Sin embargo, los sindicatos se negaron y defendieron que querían estar todos presentes, una actitud que destila cierta desconfianza en el seno del comité de huelga respecto a sus diferentes integrantes.
Así las cosas, y sin novedades desde entonces, lo más destacable es que la semana ha transcurrido sin apenas incidencias. Un forcejeo el lunes para impedir la entrada de personal de oficinas y un piquete el jueves en la fábrica de Reocín para evitar la salida de un camión con mercancía. Hoy la huelga aborda su segunda semana sin atisbos de una resolución inmediata para el pulmón industrial del Besaya.
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