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Si de algo puede presumir Cantabria es de que cuenta con numerosos enclaves turísticos y de lo más variado. Por eso es uno de los destinos escogidos cada año por miles de españoles para disfrutar de sus vacaciones.
Sin embargo, la pandemia ha impedido que ... esta Semana Santa puedan visitarnos ciudadanos de otras comunidades debido a los cierres perimetrales, aunque curiosamente es posible la recepción de visitantes extranjeros.
En el caso de los cántabros, la situación es la misma que la del resto de españoles, con lo que toca buscar un plan dentro de la región. Y la elección no es nada fácil ya que son tantas las alternativas posibles... De norte a sur y de oriente a occidente hay actividades para todos los públicos, aunque algunas dependen del tiempo. Y la previsión no es nada buena a partir de hoy.
Por eso, algunos han decidido aprovechar el inicio de la Semana Santa, marcado por las buenas temperaturas, para aprovechar sus días libres. El Diario Montañés ha podido conversar con alguno de ellos sobre sus experiencias de estos días.
Patricia y Raquel Pando | Zoo de Santillana del Mar
A la vista de que la previsión meteorológica indica un empeoramiento del tiempo a lo largo de este fin de semana, los cántabros han decidido adelantar sus planes de escapada, aprovechando el sol y las altas temperaturas registradas desde el pasado sábado.
Es el caso de Patricia y Raquel Pando, dos primas de Noja, que junto a Martín y Dylan (de 5 y 3 años) han decidido visitar estos días el Zoo de Santillana del Mar, que está abierto durante todo el año, en horario de 09.30 a 20.00 horas.
Según comenta Patricia, era la primera vez que visitaban este zoo que tiene 42 años de historia y desarrolla 40 programas de cría en cautividad de especies en peligro de extinción como las panteras de las nieves, los leones asiáticos, el tití emperador y el lobo ibérico, entre otros. «Hemos decidido venir a esta zona porque la oriental ya la tenemos más vista y para pasar el día al aire libre y respirar», comentaba mientras veían abrir la boca a unos tigres.
Tanto a Patricia como a su prima les «gustó bastante» la visita, que después continuó en la playa de Suances, donde disfrutaron de una comida campestre y sus niños pudieron correr y comer un helado. «Otros años te podías plantear salir de Cantabria o incluso del país, pero ahora con las restricciones hay que aprovechar para hacer turismo por la región, que no solo van a disfrutar de él los que vienen de fuera».
Como muchos otros cántabros, no tienen un plan concreto para el resto de días de la Semana Santa, que estará marcada por el tiempo. «Vamos sobre la marcha, veremos qué días va haciendo y, en función de eso, decidiremos qué hacemos».
Patricia también aprovechó para cuestionar la obligatoriedad de tener que llevar la mascarilla en espacios públicos abiertos como la playa, el campo o la piscina. «El aire libre está para respirarlo y disfrutar. Si el verano pasado fuimos a la playa sin ella y fue cuando menos incidencia acumulada hubo, por qué hay que ponérsela este verano».
Su prima Raquel, que había estado de pequeña en el zoo pero ya no se acordaba, también se mostró satisfecha con la visita. «Es muy bonito todo, hay que aprovechar estos días de calor porque el tiempo va a empeorar».
Esther Rodríguez y Antonio Pastor | Cueva de Covalanas (Ramales)
La comarca del Alto Asón es uno de los enclaves turísticos de la zona oriental de Cantabria que más visitantes recibe cada año atraídos por la amplia variedad de actividades que se pueden realizar como el senderismo, descenso en canoa y de barranco, vías ferratas, rutas a caballo o en bicicleta eléctrica y visitas a la red de cuevas.
Entre las cavidades denominadas turísticas, las que son visitables para todo el público, se encuentra la de Covalanas (Ramales de la Victoria) conocida como la cueva de las ciervas rojas, que se localiza en la ladera noreste del Monte Pando.
Esther Rodríguez y Antonio Pastor aprovecharon el miércoles, día laboral y por tanto de menor afluencias turística, para visitar de nuevo este enclave. Ambos son estudiantes de Historia del Arte en el centro asociado de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) de Santander y ya habían estado otras veces en este lugar, pero su pasión por las pinturas rupestres les llevó a realizar una nueva visita. «De todas las fases del arte, la Prehistoria es la que más me gusta. Eso y el hecho de cómo están pintadas las ciervas, las técnicas que emplearon, que son las que se han utilizado a lo largo de toda la historia», apuntaba Esther, momentos antes de comenzar la visita a la cavidad.
Esta vecina de Puente San Miguel quiso «aprovechar su día libre» para visitar esta cueva y hacer una vista a la zona. «Trabajo en el sector hostelero y me toca trabajar hasta el domingo». Su amigo y acompañante Antonio, vecino de Herrera de Ibio (Mazcuerras), también es un conocedor de esta y del resto de cuevas de la región, y un apasionado de las técnicas pictóricas de la cavidad ramaliega.
«Una de las razones por las que hemos decidido venir hoy es que hace buen día y, al ser laborable, hay menos gente, aunque con las restricciones lo normal es que estos días sólo haya gente de Cantabria y no se colapse ninguna instalación turística».
Antonio comenta que ha trabajado de guía y se dedica a la fotografía, de ahí que, aparte de Covalanas, también conoce toda la zona de La Gándara, el Asón, Soba... «Vamos a comer por aquí y a dar una vuelta por todo el entorno», aventuraba.
Mario Trapero | Playa de Merón (San Vicente de la Barquera)
Los cierres perimetrales de las comunidades autónomas por la pandemia del coronavirus obligan a quienes quieran salir de su residencia habitual a llevar consigo un justificante con la que evitar una sanción. Mario Trapero, que trabaja como entrenador personal, tiene su lugar de residencia habitual en Madrid, donde desarrolla parte de su trabajo diario, pero tiene su primera vivienda en Pesués (Val de San Vicente), donde se encuentra su mujer.
Con motivo de la Semana Santa y, gracias a ese permiso del que dispone como trabajador autónomo, ha decidido subir a Cantabria para disfrutar junto a su pareja de su afición principal, el surf, en la playa de Merón, en San Vicente de la Barquera.
En los 450 kilómetros que separan Madrid de Pesués, Mario dice que no se encontró ningún control. «Lo que no entiendo es que pueda venir cualquier extranjero a España y que los españoles no puedan pasar de una comunidad a otra».
Este madrileño de nacimiento se muestra muy crítico con la gestión que se está realizando a nivel político de la pandemia. «Echo de menos el sentido común y que el Gobierno central asuma la gestión de este asunto. Ha delegado todo en las comunidades y cada uno hace y deshace a su antojo. Hay controversia con todo y unos gobiernos increpan a otros».
Al margen de esto, Mario asegura que lo que más le gusta de Cantabria «son sus olas, el entorno, la gastronomía y la calidad de vida, sobre todo».
Según apunta, la diferencia entre Cantabria y Madrid es importante, ya que considera que la capital de España es «un 'devoravidas'». «No te das cuenta de la velocidad de Madrid, es un ritmo de trabajo de cinco días a la semana de siete de la mañana a nueve de la noche. No tienes la calidad de vida que te ofrece Cantabria», apunta.
Por eso reconoce que cada vez que visita la región consigue «desconectar» de su trabajo de entrenador personal privado para gente con un nivel de vida medio-alto. «Estos días aprovecharé el buen estado de la mar y la temperatura para hacer surf junto a mi mujer», afirma.
Alejandro Revuelta e Imara Pérez | Castillo de Argüeso (Campoo de Suso)
Aunque muchos cántabros identifiquen Alto Campoo con la estación de esquí, esta zona del sur de Cantabria tiene otros muchos atractivos turísticos como el castillo de San Vicente, más conocido como castillo de Argüeso, que es una fortificación medieval ubicada en la Hermandad de Campoo de Suso, declarada Bien de Interés Cultural en el año 1983.
Estos días han sido varios los cántabros que se han acercado a este lugar, entre ellos el ilusionista, mentalista y escritor Alejandro Revuelta, de Colindres, que ha estado acompañado de su pareja, Imara Pérez, de Zaragoza, y su sobrina Miranda, de 6 años.
Aunque en otras ocasiones habían visitado el nacimiento del Ebro, en Fontibre, nunca habían girado una visita al castillo de Argüeso y lo cierto es que salieron muy satisfechos.
«El tiempo nos ha animado a visitar la Cantabria profunda y era algo nuevo para nosotros. Siempre me ha gustado el turismo regional, aunque es cierto que antes de la pandemia se programaban otro tipo de viajes con más tiempo y a destinos nacionales o internacionales», comenta Alejandro, al tiempo que apunta que tras la visita al castillo aprovecharon para ver las cigüeñas, los alimoches y los buitres. «Soy un amante de la naturaleza y de las aves y no podía dejar de aprovechar una ocasión como esta».
Su intención había sido poder visitar también el Poblado Cántabro y Juilóbriga, pero la falta de tiempo se lo impidió.
A su pareja, Imara, también le «sorprendió» la visita a Argüeso. «Está muy bien cuidado, otros castillos más grandes están en peor estado. Nos ha gustado mucho y nos hemos metido en el papel de las gentes de aquella época. A la niña también le ha parecido muy chulo».
Imara, que también reconoce que es una amante de la naturaleza, destaca la posibilidad que ofrece el buen tiempo primaveral de «disfrutar de un gran entorno y del aire libre». «Esto es un lujo, se agradece en medio de una pandemia con todas sus restricciones».
Sus vacaciones por Cantabria continuarán el fin de semana, ya que se alojarán en una casa rural en Villaescusa.
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