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Los barcos españoles podrán volver a faenar en aguas senegalesas tras casi seis meses bloqueados en Dakar. En esta situación se encuentran el Pilar Torre, con base en Colindres; el Corona del Mar, cuyo armador también es colindrés; el Berriz San Francisco, de Hondarribia; y ... el Iribar Zulaika, de Guetaria. El ministro senegalés de Pesca y Economía Marítima, Alioun Ndoy, firmó ayer las licencias para el año 2022, que permanecían bloqueadas desde el pasado 31 de diciembre.
Según explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de una nota de prensa, «la firma de las licencias se ha producido después de varias semanas de intensas gestiones de la Administración española y la Comisión Europea, y de esta con el Gobierno de Senegal».
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Javier González Mellado
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La noticia ha sido acogida sin atisbo de euforia por parte de los armadores agrupados en la asociación Dakartuna, que agrupa a los cuatro cañeros del Cantábrico. Su portavoz, el colindrés Miguel Ángel Solana, explica que «a estas alturas, el problema para nosotros no son las licencias. Si hubiesen venido en el mes de febrero, de maravilla. Pero a estas alturas, no resuelve nuestro problema esencial: estamos a un paso de la ruina».
A partir de ahí, expresa su enfado ante el silencio que sigue imperando a nivel oficial respecto a su reclamación de ayudas. «Es terrible. Se están lavando las manos. Tanto en Madrid como en Bruselas. Es un problema que han creado ellos. Una guerra particular entre la UE y Senegal. ¿Qué pintamos nosotros aquí?».
Tras recordar que cada embarcación registra pérdidas cercanas al millón de euros, Miguel Ángel cifra en 100.000 euros el dinero necesario para retomar la pesquería. «Sólo en gasoil cada barco requiere 50.000 litros, que al precio de allí, serán como 65.000 euros. Súmale el pago a la tripulación, las tasas, la compra de víveres...».
Miguel Ángel Solana | Armador del Pilar Torre
Desde ayer no para de hacer gestiones. «Tendremos que reunir dinero de la familia, de los consignatarios, e incluso estamos hablando con las conserveras para que nos puedan adelantar pagos para hacer el gasoil cuando entremos a tierra». Entre unas cosas y otras, prevé que «perderemos lo que queda de esta semana y la que viene entera». Entonces quizás puedan volver a faenar. «Y luego que salgas y haya carnada, porque no nos dejan hacer carnada donde siempre. Tenemos que ir a otro sitio a hacerla».
El desánimo de Solana es absoluto. Roza la desesperación. «Que nos den las ayudas que nos corresponden. Y por favor, que nos ayuden a buscar otro caladero. No queremos estar más en Senegal. ¿Quién se fía de Senegal, si ya es el tercer año que nos lo hace? A ver qué solución nos dan, si nos la quieren dar», concluye.
Actualmente, la costa senegalesa es uno de los caladeros «de mayor importancia» para el grueso de la flota española que opera en el Atlántico, con un tonelaje anual de referencia de 14.000 toneladas.
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