La bolsa de alquiler para los afectados por la riada de Reinosa ya tiene 16 pisos

El trabajo es una forma de evitar la tentación de caer en la melancolía, y puede que algo de eso haya en la frenética actividad que se desarrolla en Reinosa y Campoo de Enmedio, donde se afanan por volver a recuperar su vida normal. Es un trajín que afecta a todos: los Ayuntamientos reclaman a ayudas a los siguientes peldaños de la Administración mientras por el otro lado atienden las peticiones de los vecinos e intentan que no se sientan desamparados; los talleres de coches empiezan a valorar las averías, como los electricistas, albañiles y pintores echan la cuenta del destrozo causado por el agua, todo eso a la vez que un enjambre de peritos cuantifica las pérdidas. Y, mientras, la gente sigue limpiando las casas, deshaciéndose de todo lo que quedó inservible y dándose cuenta de que hay cosas que perdieron y que nunca podrán recuperar por muy bien que se lo tasen.

Aún es pronto para tener un balance del desastre de la riada; solo hay datos sueltos que cada vez se van acercando más a la dimensión de la catástrofe: las 500 llamadas de socorro que se recibieron el día de las inundacion, el centenar de expedientes por inundaciones en viviendas, bajos y garajes, y las decenas de avisos por daños en vehículos en las jornadas siguientes, representaban solo una parte del gran total que ahora, cuando el número de reclamaciones presentadas en las oficinas municipales ya se acerca al millar, empieza a vislumbrarse.

En Reinosa, la Agencia de Desarrollo Local sigue funcionando como punto de atención a los afectados. «Seguimos recibiendo gente -explica el alcalde, José Miguel Barrio-; cada día son menos, pero siguen viniendo y vamos a seguir atendiéndoles, para que tengan un punto de información y de apoyo».

De todas las peticiones que han recibido, nueve corresponden a demandas de alojamiento: para responder a estas necesidades, el Ayuntamiento ha creado una bolsa de alquiler. «Queríamos crear un punto de encuentro entre quienes necesitan un piso para alojarse y quienes disponen de alguna vivienda para alquilar». El alcalde sigue asombrándose de la respuesta de sus vecinos: en solo unas horas se habían puesto 16 a disposición de los servicios sociales del municipio, y alguno, gratis.

Los agradecimientos de Barrio por esta «solidaridad increíble» empiezan por sus conciudadanos, siguen por la labor realizada por los servicios de emergencia, continúan con la ayuda desinteresada que le han prestado colegas de otros municipios, y llegan hasta la consejera de Presidencia, Paula Fernández -«ha estado prácticamente todos los días por aquí»-, y el propio presidente, Miguel Ángel Revilla, por su interés.

Ahora, espera que demuestren ese mismo interés en la Confederación Hidrográfica del Ebro y se animen a limpiar el cauce de los ríos que se desbordaron, como también se ha reclamado desde el Gobierno regional. «Siempre que hemos pedido hacer una intervención de limpieza en los ríos nos han indicado que debíamos limitarnos a recoger desperdicios, pero sin meter mano en el cauce. Ahora parece que la limpieza de los ríos es competencia de los ayuntamientos, pero parece que no se acuerdan de cuando nos multaron por limpiar una ribera».

Es lo mismo que reclama el regidor de Campoo de Enmedio, Pedro Manuel Martínez. «Ahora lo más importante es la limpieza del río: hay montañas de cinco y seis metros de altura de todo lo que ha arrastrado el Híjar. Estamos en invierno y puede nevar, y también que haya un desnieve que empuje todo ese material contra los puentes, que pueden llegar a colapsar».

El lunes, el pleno del Ayuntamiento acordará pedir que el municipio sea declarado Zona Afectada Gravemente por una Emergencia de Protección Civil, y solicitará al Gobierno cántabro que adelante el pago de las ayudas, una medida que aún no se han planteado en Reinosa, pero que tampoco descartan. «Haremos todo lo que sea un beneficio para los vecinos, todas las medidas habidas y por haber, y recurriremos a todas las Administraciones, a la regional y a la nacional», asegura Barrio.

Entretanto, los teléfonos y los ordenadores en la correduría de seguros Tres Mares, en Reinosa, echan humo. Llevan toda la semana trabajando más de doce horas diarias y saliendo de la oficina a la medianoche. «Normalmente atendemos unos 2.000 siniestros al año, y hemos tenido 500 en 48 horas», dice Carlos Calderón. Defiende el trabajo rápido y eficaz que están haciendo peritos y aseguradoras, aun con fiestas por medio, con grúas que no dan abasto a recoger coches y talleres en los que no cabe un vehículo más -«la semana que viene, el 75% de los vehículos estarán peritados, y el resto tendrá agendada la visita»-. Él también tiene una idea de lo que es la solidaridad: «En Reinosa todo el mundo se ha volcado, pero ser solidarios no es solo que nos den: ahora la gente tiene que comprar lo que se le ha estropeado en el comercio reinosano; contratar aquí a los albañiles y los electricistas es la mejor forma de dar las gracias y conseguir un efecto multiplicador de ese gasto. A mí me sabría mal que todo ese dinero no se quedara en la zona. Hay que dar las gracias comprando».