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Cayón, Villaescusa, Villafufre, Selaya, Villacarriedo y San Pedro de Romeral sufren desde el verano una oleada de robos que vecinos y alcaldes relacionan con delincuentes itinerantes, que aprovechan la soledad de las viviendas que «vigilan y tienen controladas» para perpetrar el delito. La gota que ... ha colmado el vaso ha sido la agresión a un vecino de San Pedro, de 90 años de edad, al que unos individuos dieron una paliza gratuita y desvalijaron su casa. Coincide que, ese mismo día –el de la agresión– se vio por allí a «cuatro» individuos llamando a puertas para que les abriesen con excusas «raras». En Selaya ya hay grupos de jóvenes que patrullan de noche ante la ausencia de Guardia Civil.
«El miedo lo tenemos metido en el cuerpo», relata un vecino de la zona cuyo domicilio ha sido allanado pero no quiere dar su nombre por la «impunidad» con la que estos individuos llevan «más de dos meses» paseándose. Es el sentir de impotencia que tienen también algunos alcaldes que reconocen ya abiertamente que hay «alarma social y tensión» puesto que no es habitual que pase eso en la zona, ya que suelen gozar de tranquilidad.
«Los vecinos se sienten vigilados porque hay casos constatados en los que han controlado la entrada y salida de las personas, hay un seguimiento», explicaba el alcalde de Selaya, Cándido Manuel Cobo, cuyo municipio ha sido uno de los afectados por la oleada de robos concentrada en los últimos dos meses. Esta misma semana, el regidor mantenía un encuentro con varios mandos de la Guardia Civil, a los que trasladaba la preocupación de sus vecinos. «Nos han dicho que de una manera u otra, las patrullas se van a incrementar y se van a movilizar medios y habrá más presencia de la Guardia Civil y yo entiendo que lo van a cumplir», añadía Cobo, que aseguró que los agentes tienen abiertas varias investigaciones sobre lo sucedido que, en algunos de los delitos cometidos, puede tener relevancia «penal». Ahora, el de Selaya también se está asesorando y está mirando la posibilidad de poner «cámaras de vigilancia» en puntos claves del municipio «para ayudar en esas investigaciones». También en esta villa pasiega, un grupo numeroso de jóvenes ya se ha organizado para vigilar de noche y se les ha visto estos días patrullando las calles. Y es que desde agosto, o quizás un poco antes (dependiendo de lo que relatan los vecinos y alcaldes) los robos «se han intensificado de manera exponencial» a lo normal en la zona y pocos municipios pasiegos se han librado, aunque desde instancias superiores se le quite hierro al asunto.
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En Villacarriedo, el pueblo vecino de Selaya, su alcalde, Ángel Sainz (PRC), se acaba de reunir esta semana con la Delegada del Gobierno, Eugenia Gómez, para trasladarle también su «preocupación» por lo que está pasando y para pedirle más implicación de la Guardia Civil, más patrullas», explicó a este periódico.
En Vega de Villafufre, otro de los municipios afectados, su alcalde José Luis Cobo, también avisa de que sus vecinos están «asustados y muy enfadados». «Hay alarma y solo pedimos que venga la Guardia Civil y detengan a las personas que están haciendo todo esto». Esta semana, el alcalde recibía otra llamada de un vecino de Argomeda, le habían intentado entrar en casa.
En Villafufre, otra vecina afectada del pueblo de Vega, relataba como la entraron en la casa, aprovechando que salió con su marido a dar una vuelta. Cuando volvieron, les habían entrado «por la ventana» del piso superior y se llevaron las joyas de su madre, el oro. «Es el valor sentimental lo que me duele», relataba. La denuncia también esta puesta pero ya le han dicho que se «olvide» de recuperar sus recuerdos.
En este municipio, a nivel de grupos de Whatsapp los vecinos se intercambian fotos e información para identificar a los supuestos ladrones. Hablan entre ellos de dos individuos encapuchados, con barba y acento extranjero en patinete, coches, furgonetas, matrículas... Y es que en Villafufre –como describe la expresión popular– parece que 'les ha mirado un tuerto'. Primero fue la presencia de okupas conflictivos en Vega que no se han ido, luego el robo espectacular de un cajero con una pala del que poco más se sabe y, ahora, las entradas a viviendas. El pasado verano también tuvieron que sufrir los incendios en contenedores, pero afortunadamente se pilló a los responsables.
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