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La interrupción del derribo de La Horadada ha abierto un interesante debate en Santander sobre qué hacer ahora con el viejo edificio: ¿Demolerlo y ganar playa? ¿O arreglarlo y darle un nuevo uso?
Nos interesa conocer su opinión, por lo que le invitamos a participar en esta consulta, que mantendremos en la web el resto de la semana para pulsar el sentir de los lectores sobre un tema que interesa y que ya está suscitando un sinfín de ideas.
Entran en juego distintas administraciones y complejas gestiones burocráticas para que el edificio de La Horadada no se quede tal y como está, en estado absolutamente ruinoso en uno de los emplazamientos más bonitos de Santander.
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María de las Cuevas
Primero, Costas debe decidir si solicita la modificación especial para continuar con el derribo o bien cede el inmueble a los entes protectores, que son el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander. En el hipotético caso de que se decida salvarlo para darle algún uso, acometiendo una profunda reforma, Costas recuerda que tampoco se podrá utilizar la totalidad del edificio, que ahora ocupa 1.353 metros cuadrados en la arena de Los Peligros y, en base a la ley de Costas de 1988, el máximo de explotación sería de solo 150 metros cuadrados.
Sea como fuere, el error en la tramitación administrativa del derribo ha abierto un resquicio de futuro para el moribundo balneario de La Horadada.
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