
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Una gasolinera, tres o cuatro talleres mecánicos y una tienda de pinturas. El paseo desde la glorieta de La Albericia por la calle Repuente ... hasta el instituto IES Cantabria es el típico de un polígono industrial. A pocos metros a la redonda, también hay supermercados, naves y tanatorios. De hecho, lo que más chirría en este entorno es la presencia del centro educativo, que se inauguró en el curso 1995/1996 en un suelo que ya estaba calificado como productivo -destinado a industria-. Aunque en aquel momento no había una densidad de negocios tan alta como la actual. De hecho, cuando se pidió la licencia de obra para levantar el instituto, sólo estaba proyectada la construcción de una estación de servicio, la de Repsol que está al inicio de la calle.
Con el paso del tiempo, la industria en torno al instituto fue creciendo y en los primeros años del milenio -en 2003 y 2005- se inauguraron otras dos gasolineras en el entorno del centro, en un radio de 200 metros. ¿Por qué se rechaza ahora una nueva gasolinera? Hay varios factores. El primero, que la nueva estación de servicio está parcela con parcela con el instituto y el paso de los vehículos entorpecerá el paso de los alumnos por la acera desde la parada del autobús. La otra razón es el contexto actual, en el que la juventud tiene mayor conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y en el que las diferentes Administraciones promueven la sostenibilidad y potencian el desplazamiento en bicicleta y en transporte público.
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El instituto Cantabria no estuvo siempre en su ubicación actual. Pero curiosamente siempre estuvo rodeado de naves y talleres. «El primer sitio donde estuvo fue en el polígono de Candina, desde el curso 1978/1979. Entonces era un centro de Formación Profesional (FP), sin Secundaria», explica la actual directora, Anabel Fernández. El sentido de su localización, en ese momento, era que la educación que se impartía estaba enfocada al mundo laboral y a la industria, muy presente en el polígono.
Desde allí se trasladó, apenas un par de años a finales de los 80, a Peñacastillo. Tuvo que hacerlo porque el edificio de Candina -en la zona donde hoy está el centro de acogida Princesa Letizia- tenía importantes daños estructurales. Fue en 1993 cuando se planteó trasladarlo a su ubicación actual y se pidió la licencia. «La zona ya era industrial, especialmente frente al instituto», apunta el director general de Urbanismo del Ayuntamiento, Antonio Bezanilla. Entonces, el Plan General (PGOU) vigente era el de 1987 y la gasolinera de Repsol también estaba en tramitación.
La construcción del IES en esta ubicación se solicitó desde el Ministerio de Educación al Ayuntamiento. Fue el Gobierno central quien eligió el lugar sin ofrecer otras alternativas. Se comunicó al Consistorio porque, en un primer momento, se barajó expropiar el terreno, una tarea que correspondía a la entidad local. Finalmente no fue necesario porque se llegó a un acuerdo con el propietario. A partir de ahí ya fue un centro de educación mixta, con FP, ESO y Bachiller. Entonces, no se planteó que la presencia de una gasolinera fuera un problema. Se dio licencia rápida en marzo del año 1994 y durante el curso siguiente ya estaba funcionando.
Desde que el instituto llegó a la calle Repuente hasta hoy han estado vigentes tres Planes Generales. En el de 1987, la zona norte del IES ya era productiva y allí había naves industriales y talleres. Dos años después del inicio del primer curso del centro se aprobó el siguiente PGOU, el de 1997 -activo hoy tras la anulación del de 2012-. En este, lejos de hacer más amable la zona por la cercanía del centro educativo, se amplió el suelo productivo al otro lado, hacia el sur del IES. «Tenía sentido porque toda la zona era de este tipo». Allí abrieron negocios como el obrador de Frypsia o Expodeporte.
Aunque el Plan General de 2012 se anuló cinco años después, su planteamiento tampoco hubiera evitado la construcción de la nueva gasolinera. «Contemplaba que el suelo fuera comercial terciario. A pesar de la denominación, la normativa también permite la apertura de negocios como gasolineras en ese tipo de suelo, por lo que la situación que se da en la actualidad no se hubiera evitado», confirma Bezanilla. También considera «razonable» que se ampliase la zona industrial «porque todo allí, excepto el instituto, eran naves y negocios característicos de los polígonos industriales. Lo que se llama 'industria limpia', en el sentido de que no hay fábricas, hay supermercados y talleres».
En el centro, profesores, padres y alumnos son conscientes del entorno que les rodea. Sin embargo, no es lo mismo que haya una gasolinera a cien metros y en la acera de enfrente que una colindante. Desde la AMPA trabajan en una demanda para paralizar las obras, que avanzan rápidamente. Pero el presidente, Gabriel Moreno, lamenta que le falta documentación que solicitó al Ayuntamiento y, sin ella, no podrán armar la denuncia y pedir medidas cautelarísimas. Una piedra en el camino mientras las palas siguen trabajando.
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