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La investigación judicial por la sumisión química que denunció haber sufrido una joven zaragozana de 22 años en Santander durante una convención de la empresa inmobiliaria Tecnocasa sigue su curso.
Según ha podido saber este periódico, la titular del Juzgado de Instrucción Nº3 de Santander, ... Prado García, ha emitido una providencia hace unos días en la que, una vez que ha recibido el informe de laboratorio emitido por el Instituto de Medicina Legal de Aragón, acuerda librar oficio al Instituto de Medicina Legal de Cantabria, con el fin de que dos médicos forenses determinen si los resultados de las analíticas de la chica son compatibles con una ingesta puntual de cocaína y benzodiacepina el día de autos, concretamente sobre la una de la madrugada del 15 de junio.
Además, la instructora quiere saber si la declaración de la denunciante y los citados informes «son compatibles con una sumisión química que produjo los efectos a la hora y día indicados y permitió a la denunciante, ocho horas después, practicar deporte».
Esta diligencia trasciende un día después de que varios testigos que desmienten la versión de la denunciante ratificaran ante la instructora la declaración que realizaron en su momento ante la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía de Aragón, que ha llegado a la conclusión de que la versión aportada por la denunciante y sus posteriores ampliaciones, apoyadas por un compañero de trabajo y amigo, «no es corroborada por los datos objetivos obtenidos en la investigación».
El día de los supuestos hechos, el 14 de junio, tanto ella (defendida ahora por los letrados zaragozanos Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcen) como él (asistido por el penalista Fernando Pamos de la Hoz) coincidieron en un pub de Santander. Ella dice que tomó una sola copa (ron cola). «Me fui al baño y la dejé un momento», relató, al tiempo que señaló que la consumición le dejó un «mal sabor» que achacó a la «mala calidad del alcohol, a un garrafón». En su primera declaración ante la Policía, desde el momento de la copa hasta que se despertó al día siguiente «desnuda en la cama, con dolor vaginal, marcas en la muñecas y un moretón en un muslo», no recordaba más. Días después rememoró que el denunciado «me tiró en la cama y me agarró ambas muñecas» y que ella respondió con una patada en la cadera, que él contrarrestó con «un puñetazo en el muslo y una bofetada en la cara».
Él, en cambio, declaró que fue ella la que en todo momento le «incitó», «la que me sacó a bailar con actitud de tonteo, la que me invitó a unos chupitos y me llevó al hotel». «Toda la relación, que no terminó por la noche y se retomó por la mañana, fue consentida», relató.
Según señalaron a este periódico fuentes cercanas al caso, este jueves declararon seis hombres y dos mujeres que ratificaron su relato de los hechos y contradijeron la versión de la denunciante. «Algunos testigos han señalado que la chica llevó diez gramos de cocaína, presuntamente, para venderlos durante la convención que se celebró en Santander ese fin de semana».
A la vista de estas últimas declaraciones, el abogado de la defensa cree que el «archivo de la causa es seguro». Sin embargo, la jueza que dirige la investigación ha solicitado esa nueva diligencia consistente en que dos forenses del Instituto de Medicina Legal de Cantabria analicen las pruebas y determinen si son compatibles o no con una sumisión química.
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