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Muy pocos bares y restaurantes de Cantabria se han animado a abrir al 50 por ciento sus terrazas en el primer día de la fase 1 de la 'desescalada', aunque los que han optado por hacerlo han tenido bastante clientela, «deseosa» de poder tomar ... algo con familiares y amigos.
En pequeños grupos, en casi ningún caso de más de cinco personas, los cántabros han aprovechado los escasos establecimientos abiertos para hacer la pausa del trabajo y tomar un café, quedar con un amigo para catar un pincho de tortilla o simplemente leer el periódico con una cerveza.
Sin embargo, bastaba con fijarse en la mitad de sillas y mesas amontonadas en las esquinas de cada terraza abierta para saber que todavía se está lejos de la normalidad anterior, pese al sol que ha lucido durante toda la mañana en la capital cántabra.
Dos amigas, sentadas en un bar de la céntrica calle santanderina de La Aduana, colindante a la plaza Porticada y que desemboca en el Paseo Pereda, señalan a Efe que tras dos meses sin poder tomarse -sólo lo habían hecho a través de videollamada-, no han querido «perder ni un minuto» en hacerlo.
Por el centro de Santander han sido muy pocos hosteleros los que se han animado a abrir sus bares y restaurantes, al igual que, por ejemplo, en la zona de La Cañía, muy concurrida habitualmente a la hora del vermú.
En Castelar y el Paseo Pereda, que recorren buena parte de la zona marítima de Santander, tampoco se ha notado la entrada en vigor de la fase 1.
Sí que ha abierto su amplísima terraza el bar situado junto al emblemático faro de Cabo Mayor, de Santander, un lugar al que hay que ir expresamente dado que no es de paso habitual como los otros mencionados y que, pese a ello, ha contado con varios clientes.
Fase uno
El presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC), Ángel Cuevas, ha explicado que están a la espera de ver qué sucede con los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal presentados por el estado de alarma decretado en España para frenar el Covid-19.
En este sentido, tilda de «vergüenza gigante» que se permita reabrir al 50% las terrazas desde este lunes pero hasta el martes, 12 de mayo, no se conozcan las nuevas condiciones de los ERTE, y teme que pueda haber «sorpresitas» que «perjudiquen» a los empresarios.
«No es normal», se queja, para reflexionar que no los hosteleros no pueden «sacar»« a sus trabajadores del expediente de empleo »sin saber las reglas de juego«. »Nos dan el balón y el equipamiento pero no está marcado el punto de penalti«, compara Cuevas, usando un símil futbolístico.
Teniendo en cuenta esto y otros factores, como que el día ha amanecido lluvioso, la apertura de terrazas está siendo «mínima» y «testimonial». A modo de ejemplo, Cuevas ha indicado que ofrecen este servicio «tres» de los cerca de 70 establecimientos que hay en Suances o solo «dos» de los casi 40 que tiene Santillana del Mar, mientras que en Santander hay «cuatro o cinco abiertos».
Y quienes han levantado la persiana lo han hecho porque están «hasta las narices» de estar en casa, para «ensayar» las medidas de seguridad e higiene obligatorias desde ahora o porque están «ahogados en deudas», aunque un 50% de las mesas de terrazas ocupadas no es «suficiente» ya que no hay «ningún viso de negocio».
En este sentido, Cuevas ha explicado que un establecimiento medio cuenta con diez mesas en el interior y otras tantas en el exterior, por lo que con tener disponibles solo cinco del total de 20 para clientes «no salen las cuentas por ningún lado».
Para que salgan se tienen que juntar dos cosas: movilidad geográfica, entre comunidades autónomas y no solo dentro de la provincia, para que haya turistas, y que se puedan usar las mesas internas y las barras de los bares, eso sí «guardando la distancia de seguridad» en todos los casos, apunta el presidente de los hosteleros.
La apertura de establecimientos hoteleros ha sido mínima en el arranque de la fase uno de la desescalada en Cantabria, donde la gran mayoría de los alojamientos ha optado por esperar a la siguiente fase o incluso a la «nueva normalidad» para recuperar su actividad.
Muy pocos son los hoteles y alojamientos rurales que han abierto sus puertas en la región, según un muestreo de la Consejería de Turismo, que advierte no obstante de que un buen número de establecimientos de la región no ha contestado al sondeo.
En Cantabria hay más de 2.200 alojamientos turísticos y a primera hora de esta tarde habían confirmado a Turismo que estaban abiertos apenas una veintena, la mayoría apartamentos y alojamientos rurales, según el listado que ha consultado Efe.
A estos establecimientos hay que sumar los 36 que estaban «de guardia» en la región para alojar a los trabajadores de los servicios esenciales.
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