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Quedan menos de diez días para que las nuevas limitaciones de tráfico entren en vigor en Santander y la Policía Local ultima qué calles se rebajarán a 40 kilómetros por hora. La teoría está clara: si la vía tiene más de un carril ... por sentido, a 40, si tiene uno por sentido, a 30 y si es semipeatonal o está cerca de centros escolares, a 20. La única que mantendrá los 50 kilómetros por hora será la S-20 o avenida de La Constitución. Como explican desde la Concejalía de Movilidad Sostenible, la mayoría de las calles se incluirá en las que están limitadas a 30 o 20. Son tantas que no se van a señalizar todas individualmente, pero sí se marcarán las que sean a 40.
Según la Policía Local, son siete las calles que se señalizarán a 40 en un primer momento, aunque aún están revisando la posible incorporación de otras. Además, no es tan sencillo como indicar cada vía con una velocidad, ya que una única calle puede tener tramos con más o menos carriles o transitar, en un determinado punto, junto a un colegio. Por eso, fuentes policiales afirman que habrá pormenores que se irán detectando y modificando durante los próximos días. Lo que está claro es que todas las entradas a la ciudad tendrán señales con las que se recordarán las nuevas velocidades según los distintos tipos de viales. Así, la Policía señalizará próximamente la velocidad máxima de 40 kilómetros por hora en las calles Castilla, Marqués de la Hermida, San Fernando, Los Castros, Hermanos Calderón, Paseo Pereda y General Dávila. A partir de ahí, analizará posibles restricciones en otras según las necesidades.
En Santander, apunta la Policía Local, hay 718 calles, por lo que apenas un 1% se limitarán a 40 y la amplia mayoría se rebajarán a 30 o a 20. Pero aunque sólo siete calles van a señalizarse a 40 en un primer momento, no son las únicas vías con más de un carril por sentido que hay en Santander. Sin embargo, en el resto aún se está analizando cómo actuar por sus particularidades. Por ejemplo, la calle Camino Alonso Vega tiene tramos que coinciden con colegios y se está estudiando cómo limitarla. En el caso de Jerónimo Sáinz de la Maza, la presencia del hospital de Valdecilla en uno de sus laterales podría rebajar esa velocidad, aunque todavía se desconoce.
¿Cómo se van a hacer llegar a la población las nuevas restricciones? Aunque las calles que pasarán a 40 sí tendrán nueva señalización, no pasará lo mismo con las de 30, ya que es prácticamente toda la ciudad y desde Movilidad Sostenible apuntan que habría «sobreseñalización». Por eso, en las principales entradas de Santander como la S-10 por La Marga, Los Castros o Cajo se colocarán señales luminosas donde se advertirán las normas para que todos aquellos que accedan a la capital en vehículos sepan qué limitaciones deben cumplir.
Las zonas semipeatonales, cada vez más abundantes en la ciudad, se restringirán a 20. Es el caso de vías como Peña Herbosa, Cervantes o San Luis, que enfila el tramo final de sus obras y se abrirá al tráfico próximamente. Esta limitación abarca todas las calles que tengan la acera y la calzada a la misma altura, sin bordillos, y también todas las carreteras que pasen cerca de colegios. Actualmente, algunas ya están fijadas a 20 y otras a 30, por lo que la Policía Local tendrá que revisarlas todas para que cumplan con la nueva normativa.
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En cuanto a la señalización, lejos de marcar las nuevas limitaciones en todas las calles, se van a retirar señales. Como apunta el concejal de Movilidad Sostenible, César Díaz, en Santander hay «sobreseñalización». Es decir, algunas calles tienen más avisos de los necesarios para recordar la velocidad a la que se debe transitar por ellas e, incluso, alguna señal muestra una velocidad errónea. Por eso, a la par que se marcan las nuevas calles a 40, se irán retirando «paulatinamente» las señales que sobran. «Queremos que la información sea lo más clara y concisa posible».
Además de las señales luminosas a la entrada de la ciudad, Díaz explica que se pondrán en marcha más medidas para concienciar sobre las nuevas restricciones de tráfico. Así, las pantallas de los autobuses urbanos del TUS contarán con vídeos que informarán sobre ellas y también se colocará publicidad en las marquesinas. Además, las redes sociales del Ayuntamiento reflejarán los nuevos límites de velocidad para darlos a conocer también entre sus seguidores. Con esta campaña se pretenden destacar los beneficios de estos cambios en el tráfico, como el descenso de la contaminación y del ruido y el aumento de la seguridad en la ciudad.
El real decreto que entrará en vigor este mes establece que las velocidades genéricas podrán ser rebajadas por la autoridad municipal y en este sentido, Santander marcará la máxima a 40 kilómetros por hora en vías de dos o más carriles, cuando la normativa nacional para este caso se mantiene en 50 por hora. «Vamos a seguir apostando por la movilidad sostenible, peatonal y ciclista, fomentando nuevas zonas semipeatonales», indica Díaz. Además de San Luis, cerca de inaugurarse, otras calles están pendientes de convertirse en semipeatonales como Francisco de Quevedo-La Paz o los proyectos previstos para la calle Vargas y El Mercado-Los Escalantes.
Estas limitaciones también serán más amables con los ciclistas, especialmente en aquellas carreteras del centro de la ciudad que comparten los coches y las bicicletas, como por ejemplo en Hernán Cortés y Ataúlfo Argenta. También para aquellos carriles bici que transitan al lado de carreteras, como el de Reina Victoria. Desde la asociación Cantabria con Bici ya han valorado positivamente que se reduzcan las velocidades, aunque consideran que aún quedan muchas medidas por delante para convertir a Santander en una ciudad idónea para los ciclistas.
Desde el sector del transporte de viajeros, tanto los taxistas como los VTC están a favor de que las zonas céntricas limiten las velocidades máximas y se rebajen aún más en los entornos escolares para garantizar la seguridad. No les convence tanto, especialmente al taxi, las limitaciones a 40 en calles de la periferia en las que no existen riesgos y que, sin embargo, influirán negativamente en su actividad. En cuanto a los autobuses, la nueva normativa podrá afectar a las frecuencias de algunas líneas, que tendrán que adaptarse para seguir cumpliendo con los horarios. En este caso, se analizará la repercusión en los recorridos para realizar los cambios oportunos.
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