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Andrés Treviño, en una foto de archivo. R. C.
El marinero que recorrió el mundo sin saber nadar y murió en la DANA

El marinero que recorrió el mundo sin saber nadar y murió en la DANA

Andrés perdió la vida atrapado en una residencia de ancianos de Paiporta: «Nos dijeron que no pudieron salvar a todos los internos»

Belén Hernández

Valencia

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 00:55

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Recorrió el mundo en barco. Andrés Treviño ni siquiera sabía nadar. Para él no era un impedimento. Gran parte de su alma pertenecía al mar. Durante su juventud, se enfundaba en su traje de marinero y salía con sus compañeros a surcar los mares. Él es una de las vidas que absorbió la DANA en su paso por Paiporta.

Navegaba en un barco de mercancías. Su hogar estaba entre los grandes contenedores de la nave. Se enfrentó a la voracidad del océano. Pero sus aventuras en el mar terminaron cuando nació su hija Raquel. Tenía que regresar a tierra firme donde lo esperaba su familia.

Atracó en Valencia y echó el ancla. En la ciudad se dedicaba a ser encofrador. Siempre sacaba tiempo de donde fuera para estar con su familia. Porque el tiempo es algo escaso. Se escapa entre las manos. «Nunca olvidaré los veranos que pasaba con mi padre», dice Raquel entre sollozos. La mujer tiene la voz entre cortada. Rompe a llorar cada vez que se acuerda de su padre.

Recuerdos para consolarse

Aún cuando llegaban las vacaciones estivales, Andrés tenía que trabajar. Pero el hombre se subía a su coche cada fin de semana para poder estar con su familia. Para crear recuerdos en los que Raquel pueda consolarse ahora que ya no está.

Andrés tenía una vitalidad envidiable. Le encantaba dar largos paseos. Raquel sonríe. «Siempre llamaba 'bicho' a todo el mundo. Esa es una palabra más común pero había otra que usaba mucho que era 'filondro' para no decir 'tonto'».

Pero los años pasan, y la edad le pasó factura al hombre. La familia tuvo que internarlo en una residencia de ancianos. Falleció a los 76 años en aquella residencia de Paiporta.

«Los responsables nos dijeron que no pudieron salvar a todos los ancianos y que mi padre había fallecido», solloza Raquel tratando de tomar aliento. Está rota por la pérdida de su padre. «Lo único que nos explicaron fue que no pudieron evacuar a todos», denuncia la mujer.

Tendrá para siempre aquella llamada grabada en la memoria. Después de una semana desde que le informaron de su fallecimiento, le entregarán el cuerpo de Andrés este miércoles para que pueda darle sepultura.

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