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Los rebrotes se disparan y las estadísticas de la pandemia baten récords negativos, no solo ya de la 'nueva normalidad' sino también de buena parte de la desescalada. Los contagios diarios en España con fecha de diagnóstico en las últimas 24 horas se dispararon hoy ... hasta los 390, una cifra que no se veía desde hace casi dos meses, exactamente desde el miércoles 20 de mayo, cuando el país apenas había comenzado diez días antes el plan de desescalada y registró 416 contagios.
La situación, a la vista de los datos presentados hoy por el departamento que dirige Salvador Illa, empieza a ser preocupante en todo el país, pero sin duda es mucho más inquietante en las dos comunidades que están siendo azotadas con más virulencia por los nuevos brotes. Aragón y Cataluña acumulan casi las dos terceras partes de las infecciones anotadas. En la primera comunidad se registraron 160 nuevos positivos, o sea el 41% del total de todo el país. Sanidad registró en Cataluña 91 nuevos casos, más del 23% del total de todo el estado.
A pesar del importante repunte en los contagios reconocido el Gobierno central, las cifras oficiales siguen presentando serias inconsistencias. Solo el Govern aseguró haber notificado hoy 938 nuevos positivos en Cataluña frente a los 91 admitido por Sanidad.
De hecho, aunque el Ejecutivo central solo recoge en sus estadísticas esos 390 casos con fecha de diagnóstico en la última jornada, lo cierto es que hoy elevó el número de contagiados totales de la pandemia a 257.494, o sea 875 casos más que los recogidos en las tablas del martes.
Dando por bueno esté último volumen de casos (875), España se remontaría a niveles de nuevos contagios de principios de mayo, antes incluso de comenzar la desescalada. No obstante, los técnicos de Sanidad rechazan esta comparación, ya que alegan que ahora se detectan «muchísimos más casos» que entonces y que, de hecho, el 70% de los nuevos diagnósticos es de personas asintomáticos.
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Melchor Sáiz-Pardo
Melchor Sáiz-Pardo
Aun así, el resto de los parámetros conocidos hoy no fueron tampoco nada halagüeños. El empeoramiento de los indicadores de la evolución de la pandemia fue generalizado. No se salvó ninguno, ni cupo una segunda lectura optimista de los mismos.
Especialmente alarmante fue el número de casos con fecha de inicio de síntomas en la última semana, probablemente el parámetro más fiel a la hora de valorar las tendencias en una epidemia. Este indicador, que sumó seis jornadas de continuos aumentos, se situó en 919 positivos, casi 7 veces más que el 18 de junio, la jornada en que la pandemia tocó suelo en España, con únicamente 143 infecciones con síntomas en los últimos siete días.
La incidencia acumulada (el número de positivos detectados en las últimas dos semanas cada 100.000 habitantes) se situó a nivel nacional en 15,7, el doble que hace solo tres semanas.
Más contenidos estuvieron los datos sobre la mortalidad del virus. Sanidad sumó solo cuatro víctimas mortales a su balance total de fallecidos, que situó en 28.413, muy por debajo de los más de 40.000 muertos que apuntan las estadísticas del INE, el Instituto Carlos III o las funerarias.
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