El Ayuntamiento estudia sanciones por la cabra sacrificada en la puerta trasera de un restaurante

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«Yo no degollé a la cabra en el restaurante, sólo la limpié»

Han pasado cuatro semanas desde que los uniformados de la Policía Local dieron con la escena aquel miércoles por la noche: una cabra de entre 50 y 80 kilogramos en el exterior de un depósito de basura y con una profunda incisión en el cuello, a la vista de todos los vecinos. «Yo no degollé a la cabra en el restaurante. Sólo limpié la sangre y retiré el pelo», declaraba unos días después el propietario del establecimiento, arrepentido del «error» que supuso exponer la cabeza de ganado en la calle.

El error se puede traducir en una sanción ahora que el Consistorio empieza a estudiar el caso y tramita esta denuncia, motivada en un supuesto «sacrificio de caprino en vía pública», como aseguraron los agentes. De confirmarse ese hecho, el dueño se enfrenta a una sanción tipificada como «muy grave» en la ordenanza de Protección y Bienestar Animal, que establece multas de entre 1.501 y 3.000 euros para aquellas prácticas relacionadas con el sacrificio de animales «para consumo humano u otros fines y sin cumplir la normativa vigente». Con todo, el código ya prohibe la exhibición de animales muertos en actividades cinegéticas, una vez fuera de los terrenos aptos para dicha práctica.