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El barrio de Nueva Ciudad, hasta ahora una barriada tranquila y casi desconocida, hasta que en los últimos quince días los altercados protagonizados por un vecino expresidiario le hayan puesto en el mapa, vive unos días de aparente calma una vez que este sujeto ... conflictivo fuera detenido y enviado a prisión el pasado lunes.
Dicen, la propia Policía, entre ellos, que las movilizaciones de los vecinos han resultado «claves» para que finalmente el hombre –que llegó a amenazar a los vecinos con un hacha– haya dado con sus huesos en la cárcel, lugar en el que permanece hasta que los juzgados tomen una decisión. En principio, lo normal es que ante la ausencia de un delito penal, este hombre sea trasladado a un centro psiquiátrico, aunque fuentes policiales aseguran que es difícil «aventurarse» sobre el futuro de este expresidiario, que en su haber cuenta con numerosas detenciones por distintos incidentes. De momento, se encuentra ingresado en el penal de El Dueso (Santoña) a la espera de que se produzca una notificación judicial, que según los denunciantes –vecinos a los que ha amenazado– «hasta el momento no sabemos nada».
Pero lo curioso es que las movilizaciones de los últimos días en el barrio recuerdan a las celebradas hace treinta años en este mismo barrio. Algunos de los vecinos que la pasada semana participaban en estas concentraciones para exigir que la Policía detuviera al expresidiario que les tenía atemorizados, hace tres décadas también salieron a las calles –«a la misma plaza Mauro Muriedas»– para pedir la expulsión de una familia de etnia gitana que se dedicaba al tráfico de estupefacientes y que en su actividad también había generado numerosos altercados en esta barriada de trabajadores. Un antiguo dirigente vecinal, que prefiere permanecer en el anonimato, recuerda que fueron años «muy complicados» porque «se trataba de una familia muy conflictiva». Sin embargo, como en esta ocasión, gracias a la unión de los ciudadanos «logramos que aquellos vecinos que nos hacían la vida imposible abandonaran el barrio».
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Solo darse una vuelta por las calles de esta barriada, que se construyó al abrigo de la actividad emergente del Mercado Nacional de Ganados, basta para comprobar que se trata de una zona modesta en la que «los vecinos no queremos problemas, porque aquí nos conocemos todos... pero hay situaciones que no podemos tolerar, y al final, la unión hace la fuerza», apunta la propietaria de un bar. Una unión y una fuerza vecinal que en Torrelavega cuenta con otros ejemplos como el del Barrio Covadonga, cuya lucha más tensa fue librada a partir de que la asociación de vecinos tuviera noticias de que las autoridades planteaban construir una carretera por el centro del barrio, lo que hoy en día es el Bulevar Ronda. Tras expresar un rotundo «no» a su construcción, a partir de ese momento –en el año 1995– se inició una de las protestas más intensas del barrio y sus vecinos, logrando que el Gobierno regional optara por el soterramiento de la ronda, ganándose para el barrio una gran avenida de paseo que ha mejorado de forma decisiva su imagen y calidad de vida.
En lo que a movilizaciones vecinales se refiere en la capital delBesaya, también los residentes en el pueblo de Tanos se concentraron en su día para pedir la retirada de la estación de mercancías peligrosas debido al riesgo que su proximidad supone para los vecinos de esta localidad. Más recientes son las protestas de los vecinos del barrio de La Inmobiliaria, en el centro de la ciudad, cuando las obras de urbanización y modernización del Plan Urban introdujeron cambios de dirección en algunas de las calles. No fueron movilizaciones multitudinarias pero finalmente la presión de los ciudadanos logró que el equipo de gobierno diera marcha atrás para que la calle Ceferino Calderón volviera a ser de entrada a la ciudad y no de salida.
Nada comparable con la situación vivida en los últimos días en Nueva Ciudad, hasta el punto de que la presencia por las calles del expresidiario obligó a que algunos de los negocios hosteleros afectados por el problema echaran el cierre en la plaza por donde se dejó ver los últimos días este individuo, antes de que fuera detenido, a pesar de que el dispositivo especial de seguridad establecido continuaba activo, con un aumento significativo de la frecuencia de las patrullas de Policía Nacional y Local. Aunque el sujeto llevaba meses atemorizando al barrio, lo cierto es que la gota que colmó el vaso se produjo cuando se le pudo ver paseando con un arma blanca asediando a negocios de la zona, al tiempo que atracaba un supermercado en la avenida de España y, aunque fue detenido, el juez lo puso en la calle al día siguiente coincidiendo con la protesta vecinal. Finalmente, el pasado lunes fue detenido y el juez ordenó su ingreso en prisión de forma provisional.
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