Adiós a Olatz Vázquez, un símbolo de la lucha contra el cáncer
La periodista Olatz Vázquez acaba de fallecer. Tenía 27 años y se había convertido en un símbolo de la lucha contra el cáncer. Hace siete meses habló con 'XLSemanal' para compartir con nosotros el diario de su enfermedad. Recuperamos su conmovedor testimonio.
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Viernes, 03 de Septiembre 2021
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Lloro fotografías», nos decía el pasado mes de enero, mientras relataba su experiencia más íntima antes de que sus esperanzas se fueran a pique. No era lo único que lloraba. Casi se podían ver sus lágrimas a través del sonido dulce de esa voz que tan generosa se mostraba al entregarnos el testimonio de lo vivido por culpa de un cáncer cruel que le ha terminado costando la vida. «Nunca quise ser valiente», confesaba. ¿Valiente? ¿Reconocer el miedo, el dolor y la indignación por la imagen edulcorada que a veces se da de las enfermedades no es de valientes? Adiós Olatz. Fue un honor haber compartido contigo ese breve destello de complicidad. Recogemos las palabras de su diario y algunos de sus últimos autorretratos:
«Tengo 26 años y en junio me diagnosticaron cáncer gástrico con metástasis abdominal», así empezaba su relato la periodista Olaz Vázquez. «Aplazaron mis pruebas por culpa del coronavirus. Durante meses escuché que no tenía nada grave. Ahora, me autorretrato a diario como terapia para sobrellevar los efectos de la quimioterapia».
El daño colateral
«Soy periodista y fotógrafa y vivo en Sopelana (Vizcaya). Esta fotografía está tomada en el mes de mayo y refleja la incertidumbre y la angustia que sufría por no saber lo que le pasaba a mi cuerpo. Algo iba mal, pero tuve que esperar hasta junio, cuando dieron con lo que tenía, después de innumerables retrasos de pruebas por la alerta sanitaria».
Esta que veis soy yo
«Con esta quimioterapia no vas a perder todo el cabello’, me dijeron. Pero a mí se me cayó. Y cada vez que perdía un mechón lloraba. Hoy, me he puesto mi mejor vestido y he decidido deshacerme de él para acabar con la tortura de ver mi almohada cada mañana con decenas de pelo. Estaba tan entusiasmada con las fotos que no me ha dado tiempo a asimilar del todo que esa que veis soy yo».
Enchufada a mi realidad
«Primer ciclo de quimioterapia. El tratamiento está dividido en dos partes. Por un lado, las ocho horas que me pasaba en el hospital de día, cada dos lunes, para suministrarme la primera parte de la quimioterapia. Después, los cuatro o cinco días posteriores, con un infusor ‘enchufado’ a mi cuerpo durante 96 horas. De alguna manera, la colocación de este pequeño aparato constata todo lo que me habían dicho. Es como darme de bruces con la realidad».
Nunca quise ser valiente
«A veces se lanza una imagen muy positiva, con mucho lazo rosa y mucha sonrisa. Pero el cáncer es una mierda y no tiene nada de positivo. Este nuevo tratamiento que estoy recibiendo me deja tal que así, desplomada. Es como si un camión me atropellase. Se resienten mucho las articulaciones y los músculos. Paso los días en mil posturas diferentes buscando la manera de aliviar el dolor».
Delante del espejo
«Siempre he llorado fotografías. Es mi manera de expresarme, mi terapia. Esta es la primera que me tomé tras el diagnóstico. Fue una semana después de recibir los resultados de la biopsia y tras una pequeña intervención que me hicieron para ver cómo de extendida estaba la enfermedad. Aunque no se aprecia, hay nueve grapas en mi abdomen que apenas me dejaban moverme».
Cómplices
«Poso con mi pareja. El acompañante de enfermedades graves es una figura que, en muchas ocasiones, pasa inadvertida, pero él sufre tanto o más de lo que sufro yo. Este autorretrato nos lo hicimos unos días antes de hacernos pareja de hecho».
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