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Diez consejos para conseguirlo Pon orden en tu vida: es bueno para tu salud (demostrado)

¿El caos te persigue? Pues pónle freno. Nuevos estudios psicológicos aseguran que ser sistemático es bueno para nuestra salud, nos hace más productivos, incluso mejores personas. Pero no te preocupes. A ser ordenado se aprende.

Miércoles, 02 de Noviembre 2022, 13:09h

Tiempo de lectura: 6 min

Ya no quedan certezas. El mundo se está volviendo cada vez más complejo, y cuanto más perdemos la perspectiva de las cosas, mayor es la necesidad de tener nuestro entorno en orden. Esa necesidad empieza en nuestra propia cabeza. El cerebro tiende a la organización

Ya no quedan certezas. El mundo se está volviendo cada vez más complejo, y cuanto más perdemos la perspectiva de las cosas, mayor es la necesidad de tener nuestro entorno en orden. Esa necesidad empieza en nuestra propia cabeza. El cerebro tiende a la organización y la limpieza. Eso al menos se deduce de un reciente estudio firmado por la Universidad de Princeton y la Universidad de Texas-Austin, que ha descubierto el 'truco' que usa el cerebro para evitar llenarse de recuerdos innecesarios o prescindibles y operar así más eficazmente.

Un entorno armónico hace que elijamos 'opciones correctas', como ser generosos o comer antes una manzana que una chocolatina

Antes de enfrentarnos a una situación familiar o habitual –explican los investigadores–, el cerebro hace una predicción subconsciente de lo que espera encontrarse. Pero si esa predicción resulta equivocada, los recuerdos relacionados con ella disminuirán o desaparecerán directamente. Nicholas Turk-Browne, profesor de Psicología de Princeton, lo explica con el ejemplo de la cafetería. El cerebro de una persona que va por segunda vez a una cafetería automáticamente predice que va a ser atendida por la misma persona que le dio el café la primera vez, pongamos Raquel. Si la segunda vez la atiende Mike, el cerebro se olvida de Raquel porque esa información resulta irrelevante. Experimentos como estos se han realizado con 24 adultos monitorizados con una máquina de resonancia magnética para visualizar su proceso memorístico. El experimento se centraba en la posible manipulación de la memoria y en los errores que esta comete, pero salió a la luz esa necesidad de nuestro cerebro de hacer continuas 'limpiezas'. Conclusión: el cerebro necesita librarse de lo innecesario, priorizar para predecir y así aumentar su eficacia.

¿La creatividad nace del caos?

En esta misma línea, favorable al orden para mejorar el rendimiento, se posicionan los estudios de la psicóloga Kathleen Vohs, de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos). Sus investigaciones, publicadas en Psychological Science, concluyeron cosas tan curiosas como que «un entorno limpio y ordenado llevaba a la gente a hacer cosas buenas, como mostrarse más generosa o no implicarse en el crimen».

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Patologías derivadas del orden. Amy Winehouse pasaba horas limpiando su casa. Tiene una explicación: mantener su casa bajo control era un desesperado intento de controlar su cabeza. David Beckham ha reconocido que su obsesión por el orden raya en la patología; padece un trastorno obsesivo compulsivo.

En los primeros experimentos, a los participantes se les pedía que rellenasen unos cuestionarios en una oficina. Algunos lo hacían en una oficina limpia y ordenada; y otros, en una desordenada y sucia. Después, a los participantes se les ofrecía la posibilidad de hacer una donación caritativa y se les daba a elegir entre una manzana o un snack de chocolate cuando se iban.

Los que habían estado en la habitación limpia daban más dinero a la caridad y se mostraban más proclives a elegir la manzana en lugar del chocolate. Tendían a hacer más lo que solemos considerar correcto.

Recientemente, los psicólogos de Minnesota han ampliado el estudio. Su objetivo: comprobar las ventajas del desorden, si es que las hubiera. Y las hay. A las pruebas anteriores se añadió una nueva: esta vez se pidió a los participantes que, además de todo lo anterior, propusiesen nuevos usos para las pelotas de ping-pong. Juzgados los resultados por un público imparcial, las respuestas de quienes habían hecho la prueba en un entorno caótico eran mejores, más creativas. Es decir, confirmaban lo predecible: «Los entornos desordenados animan a romper los esquemas y plantear soluciones innovadoras. Los ordenados animan a la convención y a jugar sobre seguro», concluye Vohs.

Criarse en ambientes caóticos, y por tanto más estresantes, merma la capacidad cognitiva

Y esto es así independientemente de dónde se realice la prueba. Este experimento se hizo en seis lugares diferentes y los resultados no variaron. Las especificidades de la habitación no afectaban al resultado. Pero que estuviese ordenada o desordenada sí lo hacía. Y notablemente.

Los investigadores están trabajando ahora en el entorno virtual. De momento, los hallazgos sugieren que en Internet se funciona de la misma forma que en el mundo físico.

Despachos delatores

El orden, según todos los estudios, contribuye a mejorar la productividad y aumentar el rendimiento. También aporta equilibrio y fomenta una mayor fuerza de voluntad. Quizá, por ello, la gente más trabajadora juzga tan negativamente a los desordenados. Según una encuesta de la Universidad de Columbia, en Nueva York, el 59 por ciento de los empleados los rechaza.

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El caos creativo. Einstein siempre será el paradigma del genio desorganizado, pero últimamente el caos lo protagonizan seres menos geniales como Al Gore, cuyo caótico escritorio fue lo más comentado del documental Una verdad incómoda.

Ser meticuloso tiende a forjar una personalidad más responsable y madura. Pero, ojo, un escritorio ordenado en exceso habla de una personalidad poco espontánea y con escaso sentido del humor. En este sentido, el estudio más sorprendente fue el del psicólogo Sam Gosling, de la Universidad de Texas, que tras analizar 500 despachos concluyó que aquellos con restos de comida, papeles revueltos y libros a medio abrir pertenecen a personas más felices, poco dadas a los conflictos y con un carácter más abierto.

Pero el orden o desorden no solo afecta a los entornos laborales. Hay investigaciones que concluyen que los hogares caóticos entorpecen el desarrollo cerebral en los primeros años de vida. Uno de esos trabajos es el de Stephen Petrill y sus colegas de la Universidad de Pensilvania con parejas de mellizos nacidos en los noventa. Sus resultados confirmaron que los niños criados en ambientes más desordenados, y por tanto más estresantes, desarrollaron peor sus capacidades cognitivas. La falta de organización y el caos en nuestro espacio físico, además, aceleran las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Para la doctora Pamela Peeke, de la Universidad de Maryland, el desorden genera impotencia y precipita el envejecimiento.

Ningún estudio ha determinado una predisposición genética a crear entornos armónicos. Pero la conclusión más extendida es que el orden, como cualquier conducta que implique disciplina, se puede aprender. En este sentido, el estudio de referencia es el de James Wilson y George Kelling, que desarrollaron la llamada 'teoría de las ventanas rotas'. Demostraron cómo el desorden y la desidia contagian la mala conducta e incluso el delito. Si se rompe el cristal de una ventana de un edificio y nadie lo repara, la gente destrozará el resto.

En diez pasos

Cómo organizar tu casa... y tu día a día

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1 | Reduce antes de organizar

El primer paso es eliminar y simplificar. Si no soportas deshacerte de algunas cosas, pónlas en una caja y guárlas. Si seis meses después no las has necesitado, te resultará más fácil tirarlas. Tíralas.

2 | Al cajón

El papel, las notas y las revistas llegan a los escritorios y se van apilando o se 'desparraman'. Pon todo lo que llega en un solo cajón. Luego, una vez al día (o una vez a la semana), revísalo para vaciarlo. No dejes estas decisiones para después.

3 | Guárdalo inmediatamente

Casi todos tenemos el hábito de poner algo en la mesa o el escritorio con la intención de guardarlo luego. No. Guárdalo inmediatamente en su lugar. Lleva pocos segundos, y este hábito te ahorrará un montón de tiempo.

4 | Limpia mientras haces

Es más fácil limpiar las cosas mientras se trabaja. Si estás cocinando, trata de lavar los platos al ir usándolos. Aplica este hábito en todo lo que hagas.

5 | Desarrolla rutinas

Las cosas tienden a desorganizarse. Desarrolla sistemas para mantener el orden: el papeleo, los horarios de los niños, las tareas... Sistematiza en lo posible.

6 | Aléjate de entornos 'tóxicos'

Apártate de ese espacio, esa actividad e incluso esas personan que te oprimen y que hasta te enferman. Lo primero es darte espacio y tiempo para reflexionar con calma.

7 | Se justo contigo mismo

Un error habitual es partir de un optimismo excesivo a la hora de replantearte la reorganización vital. No es bueno atribuirse primero más talentos y fortalezas –y, por tanto, más alternativas vitales– de las que se tienen en realidad. Luego, al primer contratiempo, pasarás a infravalorarte sin piedad. Cuidado con autoevaluarte erróneamente.

8 | Aprende a decir 'No'

Pregúntate primero qué es lo que no quieres antes que preguntarte lo que sí quieres. Deshazte de todo aquello que no quieres de forma progresiva y controlada.

9 | Aprovecha el trabajo hecho

Aprovecha los 'espacios ya limpios' para, a partir de ellos, elaborar planes concretos o pequeñas listas de los siguientes objetivos que superar.

10 | Disfruta el momento

Si ya tienes todo organizado, deténte a apreciarlo. El orden puede ser muy satisfactorio. Disfrútalo.