¿Cómo aprendimos a hablar? Evolución y genética El origen del lenguaje: «Juraría que el niño acaba de decir ‘papá’»
¿Cómo empezó todo esto? ¿En qué momento articula el ser humano su primera palabra? Caminar erguido, fabricar armas o ingerir alcaloides son tres posibles teorías acerca de qué hizo que empezásemos a hablar. Pero también el hallazgo clave de lo que podría ser un ‘gen del habla’. Te lo contamos.
Martes, 10 de Enero 2023, 16:41h
Tiempo de lectura: 9 min
Por qué nos dio por hablar? La primitiva jerga homínida bien pudo consistir en un rudimentario sistema de llamadas visuales, táctiles o auditivas, al estilo de la comunicación animal. Pero cuando adquirimos la capacidad de representar objetos mediante símbolos y comunicarle a otro individuo las propias creaciones mentales nos hicimos diferentes al resto de los seres vivos. La evolución había comenzado.
Esta facultad de articular vocablos con significado no ha dejado de fascinar a filósofos de todas las épocas. Ya Platón se preguntaba sobre la relación entre las palabras y las cosas que designan. Las teorías creacionistas solucionaron durante siglos esta cuestión atribuyendo a un ser divino la génesis del lenguaje. Pero tras el darwinismo, paleontólogos y lingüistas buscan el ‘eslabón perdido’, el agente prodigioso que abrió al ser humano las puertas de las palabras. Y la cuestión más formulada ha sido: ¿el lenguaje nace o se hace?
El primer lenguaje simbólico apareció hace 2,5 millones de años, fecha en la que el ‘Homo habilis’ comenzó a fabricar las primeras herramientas de piedra
Ninguna teoría aporta una sola pista sobre cómo llegó la capacidad de hablar a nuestra cabeza. Y las incógnitas se multiplican. ¿Cuándo adquirimos tal destreza? ¿Qué factores de selección natural contribuyeron a ella? ¿Fue su aparición un detonante del desarrollo de la inteligencia o sucedió justo al contrario? ¿Cómo pudieron organizarse las estructuras cerebrales que permitieron el lenguaje? ¿Cómo pudo triplicarse el tamaño del cerebro de los primeros homínidos en tres millones de años?
Respecto al cuándo, podemos establecer que el primer lenguaje simbólico apareció hace 2,5 millones de años, fecha en la que el Homo habilis empezó a fabricar las primeras herramientas de piedra. Una habilidad que sin duda jugó un papel clave en el desarrollo de la comunicación simbólica. La articulación, en cambio, se fue perfeccionando hasta llegar al Homo sapiens, quien ya emitía sonidos como los de hoy. La boca, nariz y laringe acabaron por transformarse en un aparato refinado, en el que el aire se convertía en vocales y consonantes gracias a una mejor posición de lengua y labios. A partir de ahí la adquisición de una gramática y sintaxis fue el resultado de un proceso evolutivo, mientras que la capacidad de escribir fue consecuencia de la interpretación fonética de los primitivos iconos.
Los factores de tal evolución hay que buscarlos en la locomoción bípeda. Según una teoría muy extendida, caminar erguidos fue un fenómeno que, al dejar las manos libres para ser usadas, incidió en el desarrollo del cerebro y, por tanto, del lenguaje. De hecho, todas las funciones necesarias para dominar el lenguaje —dirigir la articulación, almacenar datos e integrar reglas gramaticales— están gobernadas por el hemisferio izquierdo, el mismo que rige los movimientos de la mano derecha —el 99 por ciento de las personas son diestras—. Debido a ello algunos científicos apuestan por la tesis de que ambas facultades —el uso de las manos y del lenguaje— aparecieron a la vez debido a la marcha bípeda. Otros creen que el uso de la mano derecha fue anterior al lenguaje y que este se fijó en el mismo hemisferio porque al principio el hombre se comunicaba con las manos.
Según Noam Chomsky, nacemos con un ‘órgano del lenguaje’, fruto de la evolución biológica, que debe ser considerado innato y característico de la especie
Pero la cuestión es averiguar qué elemento, externo o interno, hizo a los homínidos empezar a caminar erguidos. Una teoría señala la causa en una gran crisis tectónica que, hace ocho millones de años, dividió al continente africano en un largo valle de norte a sur, tan profundo que las especies quedaron incomunicadas. Al oeste (hacia el Congo) evolucionaron los monos que se adaptaron al ambiente de la selva. Mientras que los primates que quedaron al este, en una gran planicie, tuvieron que adoptar la posición bípeda al haber pocos árboles donde encaramarse. La postura erguida dio paso a la visión binocular, a la aparición del pulgar oponible y al brazo hábil para lanzar objetos. Adquisiciones todas que pudieron producir un aumento en el tamaño del cerebro y del desarrollo del lenguaje.
Al margen, y decisivo también según las últimas investigaciones, es el componente genético, exclusivo de los humanos, que podría dotarnos de la capacidad innata de desarrollar y expresar lenguaje. La Universidad de Oxford, el Instituto Max Planck y el MIT han encabezado esas investigaciones sobre un hallazgo clave en 2001. Te las contamos más abajo.
Antes de las hipótesis científicas...
ALGUNAS PISTAS FALSAS
‘Vak’, palabra madre
La religión védica, surgida en India (2000-1000 antes de nuestra era), asegura que todas las palabras nacieron del término Vak que significa ‘palabra hablada’ y, según su doctrina, representaba al lenguaje y las fuerzas de la naturaleza.
Y dijo Dios…
Según la Biblia, el lenguaje humano se originó en el mismo momento de la Creación, a golpe de palabra divina. Y una vez creado Adán (Génesis 18), llamó Dios a todos los seres vivos para que el primer ser humano les diera nombre.
La Torre de Babel
Algunos filólogos han defendido que existió en un principio una sola lengua con la que toda la humanidad podía entenderse. De este idioma primigenio habrían surgido los otros tras la confusión provocada por la Torre de Babel.
E.T., el profesor de lengua
Teorías propias de la Nueva Era y de seguidores de Expedientes X sostienen que seres alienígenas realizaron un implante en el cerebro de los primeros homínidos que aceleró el desarrollo de su inteligencia.
Las investigaciones científicas
DOS HIPÓTESIS
Gracias a la psilocibina
El etnobotánico Terence McKenna creía que la facultad de procesar información habría aumentado cuando los primeros homínidos incluyeron la psilocibina en su dieta, un componente psicoactivo de la Stropharia cubensis, un hongo que crece en los excrementos del ganado. Este alcaloide activa áreas del cerebro que han evolucionado más recientemente, como la de Broca y el neocórtex, implicadas en el control del procesamiento del lenguaje. Las pinturas neolíticas del Tassili-n-Ajjer, con representaciones de chamanes con los puños llenos de hongos, parecen corroborar su teoría.
Argumento evolucionista
Conocida también como ‘argumento evolucionista’, esta tesis sostiene que la anatomía del lenguaje es demasiado compleja, tanto que su nacimiento sólo puede explicarse como colofón de una cadena de innovaciones del cerebro. Una serie de mecanismos cuya existencia ha de suponer por fuerza una clara ventaja adaptativa. Es decir, el lenguaje al servicio de la reproducción y de las relaciones humanas básicas para la supervivencia. Según el lingüista estadounidense Noam Chomsky, nacemos en cierto modo con un ‘órgano del lenguaje’ y este no sería otro que un sistema computacional surgido por una única mutación, una propiedad emergente originada en un momento de complejidad biológica. La prueba de la veracidad de su argumento estriba, según él, en que bajo la extrema diversidad de las lenguas humanas el análisis lingüístico revela una estructura común a todas ellas que debe ser considerada innata y característica de la especie.
El hallazgo
UNA PRUEBA
En 2001 un equipo del Centro Wellcome de Genética Humana de la Universidad de Oxford liderado por Simon Fisher identificó una mutación genética en una familia británica que presentaba determinados defectos del habla y del lenguaje que se remontaban hasta sus bisabuelos. Como los trastornos se manifestaban en bloque, se dedujo que su origen estaba en el defecto de un único gen compartido por ese grupo familiar. Fischer y su equipo hallaron la mutación genética en un segmento del cromosoma 7, en el lugar donde se encuentra el, desde entonces, llamado gen FoxP2. Para entendernos: un cromosoma se comporta como un 'conmutador' de hasta cien genes conocidos como diana; se trata de genes involucrados en el desarrollo y organización del sistema nervioso. Cuando se produce una mutación de este tipo, la función conmutadora del cromosoma queda reducida a su mitad y los genes diana pueden ser regulados de forma equivocada o carecer de toda regulación y propiciar determinados trastornos. En el caso de la mutación investigada por Fischer, se descubrió que los genes diana de la proteína FoxP2 podían estar siendo regulados de forma equivocada y provocar trastornos del habla como los presentados por la familia británica; básicamente, serias dificultades lingüísticas para construir frases y entenderlas, lo cual —también se demostró— no hacía que esas personas carecieran de inteligencia. Según el paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca (Burgos), aquella investigación probaba de una vez dos importantes cosas: por una parte, que el lenguaje es independiente de la inteligencia general y, por otra, que, en efecto, podría haber una base genética o biológica para producir lenguaje, con lo que Chomsky no iba quizá desencaminado. Hoy se sabe, además, que el FoxP2 es un gen que habría aparecido hace más de medio millón de años en los homínidos y que, aunque hoy sólo está presente en los humanos, lo estuvo también en los Neandertales, que, al igual que nosotros, habrían podido hablar.
Para más confirmación, y siguiendo la estela de la investigación de Fischer, en 2009 investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva liderados por Svante Pääbo —el director del proyecto Genoma Neandertal de este mismo Instituto de Leipzig— implantaron en ratones una mutación humana del gen FoxP2. Los ratones modificados mostraron un cambio: sus vocalizaciones pasaron a ser más parecidas a las de los llantos de los bebés humanos. A su vez, mostraron una mejoría en la formación de nuevas sinapsis o conexiones neuronales por sobre los ratones corrientes.
Por último, y ya en 2011, otro estudio, en este caso del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), demostró cómo ratones transgénicos, con organismos preparados para expresar el FoxP2 humanizado, aprendieron mucho más rápidamente que otros ratones corrientes a recorrer repetidas veces un mismo laberinto reconociendo en posteriores experiencias la textura del suelo, previamente diferenciada en algunos sectores por los investigadores. El equipo del MIT dedujo de ese hecho que el gen FoxP2 facilita transformar nuevas experiencias luego repetidas en un hábito, lo que implica la capacidad de 'conceptualizar', una acción clave del aprendizaje de los idiomas: transformar experiencias —como escuchar la palabra 'cristal' mientras se nos enseña un vaso— en una asociación casi automática entre palabras y objetos en ocasiones posteriores.
Indagaciones vigentes
5 PREGUNTAS CLAVE
• ¿Se puede aprender a hablar aislado de la sociedad? Los célebres casos de pequeños crecidos en la soledad de los bosques, como el de Kaspar Hauser o el niño salvaje de Aveyron, muestran que el aprendizaje del lenguaje requiere de la interacción con otras personas.
• ¿Hay relación entre la capacidad del cerebro y la aparición del lenguaje? No existe relación directa entre volumen cerebral e inteligencia. Lo que hace distinto al ser humano del resto de las especies es la aparición del neocórtex, una delgada lámina situada en la parte externa de la corteza cerebral: el verdadero aparato pensante.
• ¿Qué fue antes: el pensamiento o el lenguaje? Según la escuela ‘funcionalista’ ambos se apoyan mutuamente y dependen de la inteligencia, la cual es anterior al lenguaje. Los ‘relativistas’, en cambio, dicen que el lenguaje es anterior y condiciona el pensamiento.
• ¿Pueden hablar los simios? Sí, si se cree que el lenguaje se adquirió gradualmente. Un simio del Centro de Primatología de la Universidad de Georgia maneja 250 símbolos gráficos por gestos u ordenador. Pero su cerebro tiene topes como la nula conciencia temporal.
• ¿Hubo una lengua primigenia? Las más de 5500 lenguas habladas hoy tienen su raíz en nueve familias lingüísticas, pero no se ha podido determinar si hubo una lengua madre de la que habrían derivado los idiomas.
-
1 ¿Cómo han convertido las adolescentes la medicina estética en algo tan habitual como ir a la peluquería?
-
2 Tres propuestas para que tu dieta antiinflamatoria sea, además de saludable, sabrosa
-
3 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
4 Cada vez más cerca del otro planeta 'habitado': así trabaja el telescopio Tess
-
5 Transnistria, un lugar atrapado en el tiempo (y muy apreciado por Putin)