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LA BATALLA DE 'EL VALLE DE LA MUERTE' La verdadera primera guerra mundial, hace 3300 años

Edad del Bronce. Más de 4000 hombres venidos de lugares muy lejanos y comandados por fieros guerreros experimentados luchan sin piedad, de manera brutal. El hallazgo de 12.000 huesos humanos con los cráneos destrozados por cuchillos y lanzas cerca de Berlín, en el llamado ‘valle de la muerte’, sigue mostrando increíbles misterios.

Viernes, 17 de Noviembre 2023

Tiempo de lectura: 7 min

Los ‘oficiales’ iban a caballo. Eran hombres entrenados para la guerra y empuñaban armas sofisticadas, de madera, sílex y bronce, un metal que era la alta tecnología de entonces. Comandaban a una tropa numerosa provista de garrotes de madera y palos. Eran miles –unos 4000– los hombres que acudieron a aquel valle horadado por el río Tollense, que discurre desde el norte de Alemania hacia el mar Báltico. La batalla fue brutal, sangrienta, inmisericorde. Se lanzaron flechas a corta distancia, hubo una fiera lucha cuerpo a cuerpo, lancearon a los caballos y a los que intentaron huir los golpearon hasta la muerte por la espalda. Las puntas de flecha y los cuchillos atravesaron huesos y cráneos.

Podría ser la batalla más importante del mundo antiguo: no hay pruebas arqueológicas de nada igual ni en Grecia ni en Egipto

Como el terreno era pantanoso, algunos cuerpos cayeron en charcos y fango y eso los salvó del pillaje, pudieron conservar sus anillos, brazaletes y adornos de oro, bronce o estaño; el agua y el lodo arroparon sus cadáveres y los protegieron de los animales carroñeros. Los siglos cubrieron el campo de aquella batalla brutal. Y transcurrieron miles de años. Hasta 1996. Entonces, un arqueólogo aficionado dio con el hueso de un brazo que tenía una punta de flecha clavada.

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La huella de la guerra. Este hueso de un brazo con una punta de flecha de sílex incrustada fue la primera evidencia de que en el valle del río Tollense se había librado un feroz enfrentamiento bélico.

Las primeras excavaciones dataron los restos hallados en 1250 a. C., en la Edad del Bronce. Se continuó examinando el valle y afloró un tesoro arqueológico sorprendente: 12.000 piezas de huesos, los restos de cinco caballos, adornos, alfileres, puntas de flecha, cráneos, cinceles, punzones, fragmentos de láminas de bronce, espirales ornamentales… Se han conservado gracias a las condiciones de humedad y a la composición química del suelo.

Los hallazgos en ese valle, a unos 120 kilómetros de Berlín, han sido sorprendentes y reveladores. Esta batalla, que tuvo lugar hace 3300 años, es la primera guerra en Europa de la que se tiene noticia. Lo encontrado en el valle de Tollense (apodado el ‘valle de la muerte’) ha dado un vuelco a la Historia y la arqueología: se desconocía que en la Prehistoria hubiera tenido lugar un enfrentamiento de esa magnitud, se tenía la idea de una Europa en paz y de que las armas encontradas en algunas tumbas eran más símbolos de poder que otra cosa. Los relatos de civilizaciones coetáneas, como la egipcia o la griega, sí hablaban de batallas épicas, pero no se han encontrado evidencias arqueológicas que lo atestigüen del calado de las del valle del Tollense.

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Los restos de las guerras más épicas. Relatos antiguos hablan de guerras épicas en Grecia y Egipto, pero no se han hallado evidencias arqueológicas que lo demuestren. Lo encontrado en Alemania es un gran tesoro arqueológico.

No solo impacta que hubiera un combate en fecha tan temprana, sobrecoge también la magnitud del enfrentamiento. «Si todos los hallazgos pertenecen al mismo evento, estamos lidiando con un conflicto de una escala hasta ahora desconocida al norte de los Alpes. No hay nada con lo que compararlo. Incluso puede ser la evidencia directa más temprana, con armas y guerreros juntos, de una batalla de este tamaño en cualquier parte del mundo antiguo», ha explicado el arqueólogo Thomas Terberger en la revista Science.

Se han recuperado 12.000 huesos humanos, pero puede haber muchos más: se calcula que en la primera batalla en Europa de la que se tiene noticia participaron 4000 hombres y murieron 1000

Esa batalla «abre la puerta a nuevas interpretaciones sobre cómo se organizaba la sociedad en la Edad del Bronce», dice Kristian Kristiansen, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Los hallazgos desvelan que en dicho periodo hubo objetos más refinados de lo que se creía y que existía una clase guerrera entrenada: lo indica el que algunos guerreros portaran armas y protecciones sofisticadas, eso requiere adiestramiento. Y, si había una ‘clase guerrera’, existía un tipo de organización social desconocida hasta ahora.

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Terrenos inexplorados. En 1996, un arqueólogo aficionado dio con los primeros huesos humanos en una zanja muy próxima al río. Las excavaciones han continuado, pero aún queda mucho terreno por explorar.

Además, evidencia que se produjo una aglomeración de gente venida desde lugares lejanos. Por la magnitud del enfrentamiento hay expertos que lo equiparan con las dos guerras mundiales, porque los restos encontrados desvelan que allí se concentró gente de orígenes muy distantes entre sí, procedentes de Escandinavia, del sur de Europa o de lo que hoy es Chequia y Polonia. Los análisis de isótopos de los dientes allí encontrados cuentan que sus dueños tomaban mijo, un alimento ajeno en aquella zona.

También los adornos y objetos del valle del Tollense hablan de un largo viaje: se han hallado allí puntas de flecha engarzadas de una determinada manera y alfileres de vestir muy parecidos a otros encontrados en Bohemia y el sureste de Alemania.

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Coquetería guerrera. Como se han utilizado detectores de metales, los arqueólogos han recuperado sobre todo objetos metálicos: joyas y piezas de armas que portaban los hombres que murieron hace 3300 años en el valle del río Tollense, en Alemania. Se adornaban los dedos con anillos de estaño y se cree que las espirales de bronce hacían las veces de borlas y las utilizaban para decorar sus ropajes.

Los guerreros procedían de lugares diferentes y distantes. Es muy extraño: entonces, la gente vivía muy dispersa. Se calcula que en esta zona de Europa la densidad de la población era de menos de cinco personas por kilómetro cuadrado. Y el asentamiento más cercano estaba a 350 kilómetros de distancia. ¿Qué había convocado a tanta gente extraña en esa hondonada pantanosa?

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Bronce multiusos. Utilizaban el bronce para la guerra y para acicalarse. Las cabezas de hacha servían para luchar y para tareas domésticas. Los brazaletes, labrados y refinados, demuestran que algunos guerreros tenían un alto estatus.

Lo sucedido en el ‘valle de la muerte’ es un misterio fascinante. Lo primero que se pensó es que era un cementerio. Luego afloró la batalla brutal. Los últimos análisis de ADN revelan que aquellos hombres no podían digerir la leche fresca.

Otra teoría: el asalto a los comerciantes

Y todavía surgen las más diversas teorías sobre lo que pasó en el valle. Hay quien duda de que allí se celebrara una batalla. No lo cree Detlef Jantzen, arqueólogo estatal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, el land donde se encuentra el valle. Él piensa que lo que sucedió es que unos ladrones asaltaron una gran caravana de comerciantes. Entonces existía un comercio de larga distancia de cobre, zinc, lana y otros bienes también en Europa, no solo en Egipto o Mesopotamia.

Por la magnitud del enfrentamiento, hay expertos que lo comparan con las dos guerras mundiales

El estrecho valle del Tollense (de apenas 50 metros de anchura en algunos puntos) podría formar parte de una ruta comercial, pero lo que hace dudar a Jantzen de la hipótesis de la batalla es que recientes análisis de ADN realizados en la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia apuntan a que algunos restos humanos pertenecen a mujeres. ¿Mujeres en una batalla prehistórica? Es raro.

Lluvia de flechas en un lugar estratégico

Ha resultado crucial el descubrimiento de los restos de un puente de madera: el estudio dendrológico de los troncos desvela que ya estaba allí antes de la masacre y que había sido reparado en varias ocasiones. Su descubridor, el arqueólogo Joachim Krüger, cree que «este lugar fue durante siglos un punto de importancia estratégica para el comercio».

Sin embargo, no está de acuerdo con la teoría de la caravana asaltada. Lo descarta por la cantidad de restos encontrados. Se ha identificado, por lo menos, a 144 individuos diferentes. Por ahora, porque falta mucho terreno por analizar y porque solo se pueden estudiar los cuerpos que cayeron en el suelo cenagoso o en el lecho del río, las alimañas devoraron los demás cadáveres.

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A garrotazos. Se han hallado dos tipos de palos, las armas de los ‘soldados rasos’: unos, de 73 cm y parecidos a bates de béisbol, son de fresno; otros, de 62 cm, y similares a los palos de croquet, son de endrino.

Se calcula que en aquella contienda participaron unas 4000 personas, que fallecieron más de 1000, que hubo una lluvia de flechas y una violencia atroz. Y respecto a lo de las mujeres, Krüger cree que, si las hubo (la universidad que lo descubrió dijo que eran «restos posiblemente femeninos»), eran pocas.

Los hallazgos desvelan que en la Edad de bronce había una clase guerrera. Algunos restos pertenecen a mujeres

Queda por averiguar por qué lucharon. Una hipótesis es que pugnaran por hacerse con el puente, para cobrar un peaje o para asegurarse el acceso a materias primas. El control del puente podría ser el motivo de una disputa local. Pero no explica la participación de extranjeros.

Los expertos creen que quizá más adelante se encuentren nuevas pruebas que aclaren las causas del enfrentamiento. Hablan de la posibilidad de hallar una fortaleza o una sepultura que demuestre que hubo allí un caudillo poderoso, capaz de convocar un gran ejército para defenderse de pueblos invasores.

Hace 3300 años se vivía un periodo de agitación. La civilización micénica se derrumbaba; los egipcios luchaban con los pueblos del mar, que habían derrotado a sus vecinos hititas. Hacia el 1250 a. C. sostienen algunos que tuvo lugar la homérica guerra de Troya. Eran tiempos convulsos, de cambio. Y de guerra.

Los arqueólogos forenses han podido reconstruir algunas armas a partir de las heridas que dejaron en los huesos. Y han hallado piezas de armamento de bronce (que portaban los ‘oficiales’), de sílex y madera.


‘A quemarropa’: las puntas de flecha, de bronce y sílex, lanzadas a corta distancia, atravesaron cráneos y huesos. Se han encontrado puntas incrustadas en varias piezas.

Lanzas contra los caballos: las heridas en forma de diamante fueron realizadas con puntas de lanza de bronce. Se cree que lancearon a los caballos.

Élite ecuestre: se han encontrado restos de cinco caballos pequeños y robustos. Los montaron los ‘oficiales’ y también sirvieron como bestias de carga.

Moda militar prehistórica: aunque la vestimenta no ha pervivido, gracias a varias piezas arqueológicas se sabe que los guerreros vestían cinturones de cuero, capas, faldas de estilo escocés, gorros de fieltro y cascos de bronce.