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Desayuno de domingo con... Lita Cabellut: «¡Basta ya de venderme como la artista viva española más cotizada!»

Sariñena (Huesca), 1961. Soy artista multidisciplinar y cumplo 50 años con mi arte en la exposición 'Goya x Lita Cabellut. Los disparates', en el Museo de la Real Academia de las Artes de San Fernando (Madrid).

Viernes, 15 de Noviembre 2024, 12:08h

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. Ya sabemos lo que usted es. ¿Y lo que no es?

Lita Cabellut. No soy ni quiero ser la pobre niña de madre prostituta que mendigaba por la calle, de orfanato y adopciones… ¡Basta ya! Soy mucho más: una artista, una mujer apasionada de la vida, una gran amante de la humanidad. Al ver los titulares con esa historia se me quitan las ganas de seguir leyendo. Deberías titular así: «¡Basta ya!» [ríe].

«La Reina Letizia me dijo: 'Nos has dado a todos una gran bofetada'»

XL. Pero esa infancia la ha contado usted.

L.C. ¡Jamás! Se la conté una noche a mi cuñado en casa de mi madre. Me preguntó cómo había llegado allí. Y él, que se creía un magnífico escritor, la puso en Internet. Y de ahí salió toda esta patética historia que no tiene nada de especial: es igual que la de millones de niños en el mundo. ¡Y basta ya!

XL. ¿No hay nada especial en Lita Cabellut?

L.C. Sí, que pocas hay que han dedicado su vida a decir que podemos ser mejores personas a través del arte. ¡Basta ya de tanto sentimentalismo populista!

XL. El sentimentalismo no siempre es patético.

L.C. Pero sirve para el sensacionalismo, y el sensacionalismo es la droga de la inteligencia y del sentimiento.

XL. Se dice que los artistas frente al sufrimiento son más creativos.

L.C. Es la chorrada más grande que se puede decir. El arte está por encima de la pena porque solo quiere verdad: si eres feliz o infeliz y es verdad, eso vale.

XL. ¿Le da fuerza ser la artista española viva más cotizada del mundo?

L.C. Eso solo responde a intereses mercantiles. Nada que ver con el arte.

XL. Puede incluso que sea la menos conocida entre los artistas más cotizados.

L.C. [Ríe]. Eso representa la esquizofrenia de tener tres caras: la pública, la artística y la mercantil. Intento esconderme y crear una sordera sobre según qué caras. ¡Basta ya también de venderme como la más cotizada!

XL. ¿Cuántos hijos tiene?

L.C. Cuatro y llevo veinte años separada.

XL. ¿Cuántas personas trabajan con usted?

L.C. En el estudio somos doce y almorzamos caliente cada día en la misma mesa, y juntos ayudamos a quien más lo necesite, no me sobra nada. Si me quiero comprar un traje bonito, debo pedir permiso a quien que me lleva las cuentas. O sea que 'la más cotizada' tiene que currar aún mucho [ríe].

XL. ¿Qué le queda de gitana?

L.C. ¡Todo, ya me ves! [Abre los brazos].

XL. La Reina Letizia inauguró su exposición.

L.C. Sí, y me dijo: «Nos has dado a todos una gran bofetada». Yo le respondí: «Esto es lo que quería Goya con sus Disparates».

«Me gusta madrugar y desayunar pronto, pero solo tomo un contundente batido de proteínas, nada sólido».

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