La sartén... por el mango desde el siglo III
INGENIOS DE LA COCINA ·
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INGENIOS DE LA COCINA ·
Con el descubrimiento del fuego comenzó la larga historia de este utensilio, imprescindible en la cocinaTan antigua como la vida misma. O mejor dicho, desde que a un lumbreras le dio por machacar dos piedras o un par de palitos sobre unas hebras de hojas secas y se arregló la existencia inventando el fuego. Me lo imagino cubierto de ... pieles de bisonte y cinta en el pelo a lo Rafa Nadal con cara de lelo mirando aquella llama que nos cambió, por fortuna, todo. Eso, la vida. Desde entonces se tiene constancia de lo que hoy no falta en nuestras cocinas: la sartén.
Dice la historia que las primeras se forjaron allí, en las cuevas como vivienda familiar, donde comenzaron a asar en cuencos de piedra todo aquello comestible.
Los romanos, en esto del yantar siempre experimentando, construyeron las primeras de bronce, donde saltear carnes y verduras. Al llegar el siglo XVI parece que surgen las sartenes prácticamente como las que conocemos hoy en día. Eso sí, de mango más largo y con tres patas para apoyar sobre la lumbre.
La sartén empieza a proliferar en todo el mundo a finales del XIX, manteniendo ese triple apoyo, hasta que en el XX, en los años 60 concretamente, aparecen los materiales antiadherentes y el aluminio, para eso de que no se pegue la tortilla. Fue la empresa Tefal, francesa, quien primero la lanzó al mercado.
Por el camino queda la historia o leyenda del soldado romano que en el siglo III d. C., en la Galia, forjó una sartén con mango plegable. En Pompeya y Herculano se encontraron también algunas del imperium.
EL DATO
En cuanto a nombres propios se refiere, hacia 1890 los ingleses Sankey & Sons fabrican unas sartenes dotadas por el lado opuesto al mango, de cuatro bocas en pico que daban salida al vapor y permitían introducir una espátula con la que remover el contenido.
El químico Roy Plunkett, de la casa Du Pont, en 1938, descubre el politetrafluoretileno o teflón, un extraordinario aislante que permite deslizar con facilidad cualquier producto en el interior de una superficie caliente. En 1955 el ingeniero Mark Gregoire funda la compañía Tefal. Pescador empedernido, conocía el PTFE o teflón y se apercibió de que con este producto podía evitar que su sedal se pegara a los objetos metálicos. Pero no fue él quien pensó en la sartén, sino su señora, que le dijo: «Si puedes hacer eso con el sedal, me imagino que podrías hacerlo también con mis sartenes».
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Diego Ruiz
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