El médico agredido reclama una condena ejemplarizante: «Que le expulsen de la Seguridad Social»

Según comenta, solo se siente seguro cuando sube al coche para ir al hospital a hacerse pruebas. «Veo algún bulto», apunta en referencia a ese maltrecho ojo, «del que perdí la visión en el minuto uno». Algo, por otro lado, de esperar, en vista de que recibió hasta «nueve puñetazos» de su agresor, que según apunta, «quería reventarme el cráneo». ¿Y por qué? «Fue un ataque gratuito, no es que no le gustase mi diagnóstico o mi voz, simplemente salí en defensa de un compañero celador y empezó a golpearme. Además, hay que dejar claro que el agresor no estaba drogado, ni borracho, ni tenía un brote psicótico. Sabía lo que hacía en todo momento».

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Reconfortado por las movilizaciones que se han puesto en marcha en los últimos días por parte del sector sanitario para denunciar públicamente estas agresiones, lo que solicita es un «castigo ejemplar» ante este tipo de comportamientos. «Que no se quede en una sanción o una pena de cárcel, aunque en mi caso hablamos de un intento de homicidio. Les tienen que expulsar de la Seguridad Social o la Renta Social Básica. ¿De qué me sirve una compensación económica si luego se lleva el golpe otro compañero?». Asimismo, entiende que la solución a este tipo de actos denigrantes «no pasa por colocar cámaras en las consultas. ¿De qué me sirve que graben cómo me agreden?». Tampoco que haya un guarda de seguridad mientras se atiende a un paciente. «¿Dónde está la intimidad entonces?». «Lo que hace falta es una condena ejemplarizante, para que sepan las consecuencias y se lo piensen dos veces».

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Este médico también considera que el protocolo de actuación ante este tipo de agresiones debería ser el mismo que se sigue en los casos de violencia machista para poder detener al agresor lo antes posible. «No puede ser que la Policía no detenga al agresor en el momento y vaya en su búsqueda una vez que he puesto la denuncia, horas después de recibir una brutal paliza. Es que le ha dado tiempo a irse a Cádiz. Si me ven con la cabeza reventada y sangrando a chorros lo normal es detenerlo en el momento y luego que se aclare todo», afirma, al tiempo que reclama un cambio en la ley: «¿Tiene que morir algún compañero para que se haga algo?».

Con rabia por la situación vivida, solo pide poder trabajar en «las mejores condiciones posibles», con «total libertad». «Un paciente no se puede poner de esa forma si no le acepta mi criterio y acepta mi diagnóstico. Es como si voy un banco a pedir un crédito y cuando me dicen que no me lo pueden dar me lio a golpes con el banquero». Además, comenta que los sanitarios no solo están expuestos en los centros de salud, «sino en los domicilios», donde desempeñan un «70% de su trabajo». «Allí estamos solos con los pacientes», apunta.