Cantabria, sin fechas marcadas y pendientes de las vacunas

En 2020, a estas alturas, la agenda del año estaba llena de previsiones. Con fechas, nombres y apellidos. Luego, todas se vinieron abajo. Para este 2021 no hay nadie que se atreva a poner fecha a nada. No hay ninguna previsión que concrete, que asegure. Y detrás de lo sucedido y lo previsto en un año y en el otro está el mismo motivo. La pandemia. En el que acabó hace unos días, el virus echó los planes por tierra y en este ha trastocado el sentido del verbo planificar. Por eso, toda la agenda 2021 de Cantabria está subordinada a brotes, contagios y, especialmente, vacunas.

Es obvio que eso obliga a empezar la agenda regional por la campaña de vacunación. Por lo que se sabe, que tampoco es mucho ni firme. Sanidad estima que todas las residencias de Cantabria y el total de los profesionales sanitarios de primera línea estarán vacunados en la semana del 25 de enero y que Revilla confía en que para junio lo estén 200.000 cántabros. Primero, grupos de riesgo. Después, la población en general. De eso -de la rapidez, porque nadie se aventura a dar un calendario específico y a poner una fecha en el horizonte- dependerá la recuperación paulatina de la normalidad en un año que algunos expertos ya definen como 'sietemesino' (y hasta puede resultar una definición optimista).

A partir de ahí, todo lo demás. Y sin fechas. Porque buena parte de proyectos, actos, decisiones y presupuestos están subordinados a la lucha contra el coronavirus. En la política habrá congreso del PSOE y examen para un Pablo Zuloaga que tendrá que navegar en las casi siempre revueltas aguas de las familias del socialismo regional. La dimisión de Agustín Molleda de la Ejecutiva y la sombra de un Pedro Casares cada vez más fuerte en el partido caldean el ambiente hasta que llegue la cita. El PP también debería celebrar congreso, aunque la tensa convivencia de Génova con la sede del partido en Cantabria puede trastocar los planes. María José Sáenz de Buruaga vivirá, eso seguro, un año clave en el que se decidirá si sigue o no al frente de la formación y con qué apoyos reales.

Más allá de los partidos, en el Parlamento deberían aprobarse a lo largo del año -o avanzar de forma significativa, según el plan trazado por el Ejecutivo regional- las leyes relativas a Memoria Histórica, Vivienda, Juego (con el tema de las apuestas), Protección y Bienestar Animal o la de Ordenación del Territorio y Urbanismo. Será interesante observar también si se erosiona o no la relación entre los socios de Gobierno, PRC y PSOE, y si este matrimonio de conveniencia se resiente por el desgaste asociado a la crisis sanitaria y económica del coronavirus.

Leyes y partidos, por un lado, obras, por otro. El nuevo acceso al Puerto de Santander por la A-67 ya debería estar inaugurado, así que está en la lista de los escasos cortes de cinta que podrán verse en los próximos meses. Habrá que estar pendiente del ramal de continuidad que acabe con el nudo de Torrelavega -con obras en marcha- o de si empiezan los trabajos del enlace a la autovía de la Meseta que conecte a Valderredible.

Y si va de mirar, un año más -después de muchos ya- se seguirá mirando a ver si viene el tren. ADIF tiene intención de comenzar el soterramiento de las líneas del ferrorcarril en Torrelavega ya este 2021 (no parece que en Santander y Camargo pueda pasar lo mismo) y se espera -si se cumple lo comprometido, que es como el cuento de la buena pipa- que las máquinas trabajen antes de llegar a 2022 en los tramos de Palencia del AVE a Madrid. No sobre el terreno, pero sí en los despachos y en los papeles, debería avanzarse en el documento técnico del tren de altas prestaciones a Bilbao. Y también hay dinero comprometido en las cuentas de este curso para la duplicación de la vía entre Santander y Torrelavega.

Otros tres asuntos dependen de una decisión definitiva que no puede prolongarse más allá de los meses de este ciclo. La retirada de lo hecho -y abandonado- en los diques de La Magdalena (anunciada, pero sin fecha), la ubicación definitiva de la nueva Vuelta Ostrera (confirmar que será en la isla de Monti y empezar a trabajar) o la respuesta en torno a la captación de agua del embalse del Ebro (todos asuntos directamente relacionados con el medio ambiente). Además, podría haber avances -poco probable sobre el terreno- en la anunciada ampliación de Cabárceno.

Para 2021 está, en principio, comprometida la obra de rehabilitación de El Dueso (ojo al traslado de presos etarras, que seguirá dando qué hablar en los próximos meses), los trabajos en el río Híjar (a partir de julio) para evitar nuevas riadas como las que asolaron Reinosa y la comarca campurriana, y se prevé mucho movimiento en los muelles uno a cuatro del Puerto de Santander (a partir del segundo semestre se estima que se iniciará la construcción de una estación de suministro de GNL -gas natural licuado- a buques, una vez acabada la reformada de la Estación Marítima). El aeropuerto Seve Ballesteros, por su parte, acaba de estrenar la nueva iluminación sobre la ría para facilitar la aproximación a pista y sabrá en verano si recupera poco a poco las rutas suspendidas estos meses.

En cuanto a las fechas escolares en un tiempo convulso, el final de curso está previsto para el 30 de junio (el 22 en Infantil, Primaria y Educación Especial y el 25 en el resto), pero habrá que recuperar las jornadas no lectivas de noviembre (cuando se suspendieron las vacaciones, aunque se echara finalmente atrás la decisión) el 30 de abril y el 3 de mayo. Justo eso, negociar el calendario, volverá a calentar la tensa relación entre Educación y sindicatos. Las fechas y el cómo se organiza ese próximo curso la educación presencial. ¿Será necesario seguir llevando mascarilla? El año servirá para calibrar, además, si la pandemia ha servido para dar un impulso a la educación a distancia.

En el sector primario se prevé marejada a la hora de aplicar los criterios de la nueva Política Agraria Común (PAC), lo que genera incertidumbre. Y eso mismo, incertidumbre, es lo que hay en la flota pesquera ante el siempre polémico reparto de las cuotas.

Y si todo -absolutamente todo- está condicionado por la evolución de la pandemia y la campaña de vacunación (la sanidad, la enseñanza, la asistencia social, la economía -que se lo digan a hosteleros o agencias de viajes de la región, por poner dos ejemplos entre muchos-), en lo relativo a actividad pública, a proyectos y obras, 2021 será el año del reparto de los fondos europeos a los que se han fiado buena parte de las expectativas. Ahí han metido todo: 102 ideas. Las que se consideran primordiales -La Pasiega, el nuevo Museo de Arqueología y Prehistoria (Mupac) y el polo industrial biomédico y tecnológico alrededor de Valdecilla- y otras con muy escasa posibilidad de éxito. Se piden, en total, 2.673 millones de euros. Un precedente: en el reciente reparto de los fondos de recuperación REACT-EU, Cantabria estuvo a la cola de España.

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