Sociedad: El regreso de las bodas y la improvisación forzada

La sociedad cántabra, al igual que el resto de sociedades del mundo, se enfrenta a un porvenir difuso en el que probablemente se siga empleando el término 'incertidumbre' y la jerga bélica en los discursos políticos para referirse a la pandemia del covid. Un campo de minas en el que debe desarrollarse la vida con la normalidad que permita la vacuna y la conocida como inmunidad de rebaño. ¿Se recuperará el ruido en la calle más allá de las diez de la noche? ¿Volverá la libertad para improvisar un viaje? ¿Los niños podrán ir a fiestas de cumpleaños infantiles mientras los padres hacen ese gesto triunfante de 'tarde libre'? Hay tantos aspectos en el aire como fideos tiene una sopa, pero en la agenda de 2021, pase lo que pase, ya hay marcadas ciertas pretensiones, como la de un buen puñado de novios que no pudieron darse el sí quiero en 2020 y que esperan hacerlo como Dios manda -con barra libre, besos a todo quisqui y viaje de luna de miel- en los próximos meses.

Probablemente también se cambien los hábitos de consumo. Ya saben, comer más verde. Un propósito difícil de mantener en el tiempo, pero que siempre aparece en la agenda al comienzo de año. Y en ese sentido, en el de recetas sanas y de calidad, este año asistiremos de nuevo a grandes eventos, como la edición de 2021 de la Guía Michelin de España y Portugal, los Oscar de la gastronomía, que se celebran en diciembre. En la actualidad, Cantabria posee nueve estrellas: El Cenador de Amós en Villaverde de Pontones tiene tres. Le siguen Annua en San Vicente de la Barquera (2), Restaurante Solana en La Bien Aparecida (1), La Bicicleta de Hoznayo (1), El Nuevo Molino de Puente Arce (1) y El Serbal (1). También se celebrará en octubre -de forma virtual si el covid no permite hacerlo presencial- el congreso de alta gastronomía 'Sebastian Gastronomika', con un ambicioso programa internacional con los mejores cocineros del mundo como ponentes.

Además, la gastronomía regional tratará de proyectar sus puntos fuertes hacia el exterior en Madrid Fusión, Great Taste Awards, Santander Foodie o la edición número 41 de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), que se desarrollará en la capital de España del 19 al 23 de mayo. La Feria ha modificado de forma excepcional las fechas para preservar el alto impacto internacional de esta cita en un momento en el que el evento tiene un papel crítico para la recuperación del turismo. Cantabria, como cada año, contará con un espacio para sacar pecho y presumir de sus virtudes.

Más cerca en el calendario -a mediados de febrero- aparecen los carnavales. El año pasado Santander celebró el evento «más multitudinario de su historia». Eso decían los titulares, que serán bien diferentes este año. Por lo pronto, Santoña ya ha suspendido el concurso de murgas. El Ayuntamiento renuncia a su celebración ante la imposibilidad de garantizar las medidas de prevención fuera de la carpa habilitada para el desarrollo del evento. ¿Qué harán el resto de municipios? Amoldarse a las circunstancias, como tuvieron que hacer con las cabalgatas de los Reyes Magos en los diferentes municipios y localidades de la comunidad.

«Esperamos que en 2021 la pandemia se haya controlado y podamos festejar con más ganas y más ilusión que nunca estas fechas tan importantes para los ciudadanos». Se refería la alcaldesa de Santander, Gema Igual, el pasado agosto, a las fiestas locales de la Virgen del Mar, 24 de mayo; Santiago, 25 de julio; y los Santos Mártires, 30 de agosto. Las actividades que suelen desarrollarse en esos días, y que congregan a cientos de ciudadanos, dependerán de la evolución de la pandemia. La única garantía son las fechas de los festivos, aprobadas el año pasado en un pleno ordinario con los votos a favor de PP, Cs, PRC, PSOE, VOX y Unidas Por Santander.

Lo mismo sucede con la celebración de la patrona de Camargo, la Virgen del Carmen, el 16 de julio, que convoca a miles de devotos cada verano frente a la ermita de Revilla. Como mínimo, la peregrinación hasta el templo se realizará con mascarilla y distancia de seguridad.

En la página web de la Batalla de las Flores de Laredo hay un cartel rojo con la palabra 'cancelada'. ¿Se podrá celebrar este agosto? Es como si el covid hubiese robado un año de vida a las tradiciones de los cántabros, como hizo recientemente con La Vijanera, que por primera vez en los últimos 40 años no desplegó su mascarada por las calles de Silió. O con el veinte aniversario de las Guerras Cántabras en Los Corrales. Está previsto que este año pueda llevarse a cabo, además de la conmemoración de su internacionalidad.

¿Y la hoguera de San Juan? El pasado verano estuvieron «expresamente prohibidas» en Cantabria para evitar aglomeraciones. Incluso se intensificaron los controles policiales en Santander, Suances, Santa Cruz de Bezana o Camargo, entre otros municipios. Pero ¿qué va a pasar este 23 de junio? La curva de contagios será el factor alrededor del cual bailen todas estas celebraciones populares.

El Gobierno andaluz ha descartado ya la celebración de las procesiones de Semana Santa y la Feria de Abril de este año. Los expertos sanitarios creen que el nivel de seroprevalencia entre la población, aunque se administre un alto porcentaje de vacunas, no será lo suficientemente alto en primavera como para celebrar estas fiestas «sin riesgo alto». Por eso no es de extrañar que otras comunidades, como Cantabria, también decidan no celebrar los tradicionales eventos de la Semana Santa, que este año será del domingo 28 de marzo al domingo 4 de abril, por el riesgo que suponen las aglomeraciones de gente.

La situación originada por la crisis sanitaria resulta cambiante y, por ello, se antoja difícil anticipar cuál será el escenario, señalar fechas o confirmar eventos. Por ejemplo, la Feria de Día de Santander, los fuegos artificiales, las ferias, los Baños de Ola o la feria taurina, que el año pasado no pudieron celebrarse por la crisis sanitaria.

En el imaginario colectivo cuesta ver un campo de fútbol con las gradas llenas, unos fuegos artificiales en El Sardinero rozando hombro con hombro, o la sala Argenta con todas las butacas ocupadas. Y lo peor es que la comunidad científica internacional -dividida en dos- no es capaz de fijar con seguridad una fecha para la vuelta a la normalidad. Los vaticinios de unos expertos apuntan a este verano y otros creen que tardaremos años. Por eso lo mejor será adaptarse y tomar decisiones sobre la marcha.

O quizá la sociedad esté demandando un cambio en las alternativas de ocio. ¿Por qué la página web del autocine de Santander se bloquea cada vez que salen nuevas sesiones? ¿Por qué se agotan las plazas en menos de una hora? La facilidad para amoldarse a las circunstancias o la necesidad de perder de vista las cuatro mismas paredes del hogar hacen que este tipo de actividades, novedosas, gratis y seguras, sean acogidas con el mayor de los éxitos. Entonces, ¿por qué no ir por ese camino? Sea como sea, Cantabria y sus agentes socioculturales deberán adaptarse a ese territorio desconocido, modificando aforos o buscando espacios grandes y al aire libre, para continuar, en la medida de lo posible, con la vida.

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