Deportes: Todo incertidumbres por la crisis y la pandemia

Si un año natural siempre trae incógnitas en el deporte, acostumbrado como la educación a seguir otro calendario que va de julio al junio siguiente, la pandemia por un lado, la crisis económica asociada por otro y el fallo multiorgánico del Racing en tercer lugar traen en este caso innumerables incertidumbres. El objetivo del Racing no es otro que el ascenso a Segunda División, pero a día de hoy es imposible prever si se clasificará siquiera para esa fase, se quedará anclado en una de las nuevas categorías que nacerán en el curso 21-22 o si estará incluso luchando por no descender a Tercera División.

El 28 de marzo concluye la primera fase de Segunda B, en la que los verdiblancos, que ya llevan dos entrenadores pese a estar todavía en enero, necesitan clasificarse entre los tres primeros, y preferentemente como líderes, si quieren mantener sus posibilidades de ascenso. Otro asunto es que lo consigan. De no hacerlo, se verán luchando por la Primera RFEF, la mejor de las dos categorías en que se desgajará la Segunda División B o incluso por no descender a Tercera, una lucha que tendrá como botín jugar en la también nueva Segunda RFEF. Esta será precisamente el objetivo del Laredo, que por el momento ha hecho los deberes, está en puestos de fase intermedia y ha regresado con una enorme solvencia para su modestia a la categoría de bronce después de tres décadas de ausencia.

El Racing afronta también un complicado ejercicio en lo económico. El club es de nuevo deficitario, como está abocado a serlo siempre en Segunda División B, y aunque el año pasado logró aplazar el último pago del convenio concursal sigue obligado a afrontar una serie de obligaciones que ascienden a cerca de seis millones de euros mientras la deuda con el Grupo Pitma se sigue engrosando. Al mismo tiempo, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz se han encontrado con un grupo de empresarios dispuesto a entrar en el accionariado del Racing. Deberán decidir si aceptan a los nuevos socios con una participación, venden un paquete accionarial mayoritario u optan por seguir solos al frente del club, como era su plan inicial.

También la Gimnástica vive un año clave. 2021 será un año de elecciones a las que el actual presidente, Tomás Bustamante, no ha decidido si se presentará. Además, y como consecuencia de la reestructuración del fútbol español, tres equipos cántabros ascenderán automáticamente a la nueva Segunda RFEF -cuarta categoría del fútbol nacional-, con Cayón, Gimnástica, Escobedo, Rayo Cantabria y Tropezón como principales favoritos.

En el curso 20-21 el fútbol español quedará estructurado del siguiente modo: Primera División (20 equipos), Segunda División (22 equipos), Primera RFEF (dos grupos de 20 equipos), Segunda RFEF (cuatro grupos de 20 equipos) y Tercera División (17 grupos autonómicos, con algún matiz, de entre 18 y 20 equipos).

En consecuencia, y más allá de lo que ocurra con el Racing y el Laredo (el primero con el ascenso o la Primera RFEF como meta y el segundo con la permanencia en Segunda RFEF como objetivo), el fútbol cántabro tiene una oportunidad de crecimiento para esos equipos a la que la categoría autonómica -aunque formalmente nacional- se les queda pequeña pero tienen dificultades para acceder a Segunda B.

En baloncesto, el Grupo Alega volverá a buscar en su nueva sede del Vicente Trueba torrelaveguense el ascenso a LEB Oro, es decir, a la segunda categoría nacional. De conseguirlo dará un nuevo paso en la reconstrucción del baloncesto cántabro en un camino inverso del que llevó a la desaparición del SAB-Lobos. El Estela nació en Santander y en el Palacio de los Deportes disputó varios años la Liga EBA hasta que una reestructuración le permitió acceder a LEB Plata. Posteriormente se trasladó a Torrelavega y ya con la nueva sede del Vicente Trueba consolidada se refundó y compite ahora con el nombre de su propietario y patrocinador: el Grupo Alega.

Más amplia es la representación del balonmano y más ambiciosos incluso sus objetivos. El del Liberbank Sinfín es la permanencia en Asobal, una meta complicada pero que en los últimos partidos de 2020 pareció verse más posible. Lo mismo busca el recién ascendido Uneatlántico Pereda en la máxima categoría femenina, mientras que el Bathco Torrelavega aspira, apoyado por su nuevo patrocinador y el Ayuntamiento de la capital del Besaya, a ascender a Asobal. Se trata de una meta presente desde hace varias temporadas, y de hecho los cántabros ya han disputado fases de ascenso. Ahora aspiran a que, por segunda vez en la historia, haya dos equipos montañeses en la élite masculina del balonmano español.

Los bolos también vivirán un año diferente como consecuencia de la pandemia, que provocó que no hubiera descensos en 2020. Sí que ascendieron dos equipos (entre ellos Andros, que aspira a ser una de las referencias de la competición con su potente entrada en la Apebol), con lo que este año la División de Honor contará con 16 peñas. Nunca la máxima categoría del bolo palma tuvo tantos equipos y, en consecuencia, un calendario tan largo.

Mientras, Pedreña volverá a buscar este verano su regreso a la ACT a la espera de comprobar el rendimiento que ofrezcan Castro, Astillero y Camargo, los otros tres barcos cántabros en la segunda categoría del Cantábrico, que promete estar muy disputada.

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