Cuatro compensaciones ya cumplidas y cinco en veremos

La crisis política e institucional que se abrió entre los territorios agraviados (Cantabria y Asturias) y el Ministerio de Transportes se dio por finalizada casi tres semanas después de que saltara la noticia de los trenes que no cabían por los túneles. Fue con un encuentro en Madrid a tres bandas entre los entonces presidentes Miguel Ángel Revilla y Adrián Barbón –este sí sigue al frente del Gobierno del Principado– y Raquel Sánchez que se celebró el 20 de febrero . Los dos líderes autonómicos llegaron con un documento de peticiones de máximos y la titular de Fomento aceptó. Primero, hizo que rodaran cabezas de máximo nivel, las de dos altos cargos del Ministerio de su más estrecha confianza. Y a la vez, firmó una serie de compensaciones para sendos territorios y más concretamente para los usuarios de red de Cercanías. Una forma de hacer ver que las disculpas públicas no se iban a quedar en meras buenas palabras.

«Es una cuestión de justicia. Si no conseguimos soluciones que nos satisfagan, seguiremos en la lucha», decía Revilla antes de entrar al despacho. Después de días de llamadas entre Santander y Oviedo para preparar una de sus citas más importantes de la legislatura, los presidentes de Cantabria y Asturias llegaron a Madrid con la necesidad –sus gobernados no habrían aceptado otra cosa y ellos tampoco a menos de cien días para la cita con las urnas– de arrancar compromisos concretos. Medidas suficientemente contundentes como para paliar el fiasco ferroviario que ha supuesto el retraso de tres años en la incorporación de 31 nuevos trenes a las Cercanías llamados a acabar con las constantes averías de la red. Las consiguieron y quedaron plasmadas en el 'Acuerdo de La Castellana', en referencia a la calle donde está ubicada la sede del Ministerio.

Básicamente, nueve puntos que un año después de aquella cita todavía no se han desarrollado por completo. De hecho, las medidas más relevantes de todas las anunciadas están aún por concretarse. A modo de resumen rápido, se podría decir que cuatro de esas compensaciones ya se han cumplido y cinco se encuentran aún en veremos.

El primer 'item' era muy sencillo. Tanto, que se logró en esa misma cita: el reconocimiento por parte del Ministerio de su error –o la cadena de errores– y también de la precaria situación de la red de Cercanías. «Desde el primer día he dado la cara. Desde que supe del tema me he dejado la piel para solucionar esta situación», dijo ante los medios una compungida Raquel Sánchez.

Un mes después, el recién nombrado secretario de Estado de Transportes, David Lucas –el sustituto de la dimitida Isabel Pardo de Vera– cumplió otros dos de los compromisos: revisar al alza el Plan de Choque en sendos servicios de Cercanías, que en el caso de Cantabria supuso llegar a un 1.252 millones de euros en inversiones hasta 2030, 150 millones más de los previstos inicialmente, y a la vez nombrar un comisionado para hacer un seguimiento, que recayó en Antonio Berrios. Con lo que no se cumplió ni entonces ni posteriormente fue con el diseño de un cronograma que estableciera con precisión cuándo se van a llevar a cabo esas obras o compras de nuevo material, algo que también figuraba en el protocolo. Habla en genérico de medidas a corto, medio y largo plazo y también de que el 90% del dinero ya está movilizado –que no licitado o en ejecución–, pero no hay un horizonte temporal fijo.

Hasta que lleguen los nuevos trenes, se acordó que se realizarían mejoras y arreglos en los que están en circulación y también que ningún usuario pagaría por usar las Cercanías. En el primer punto hay que poner un 'debe', porque las Mesas de Movilidad y los sindicatos coinciden en que las averías tardan casi siempre días en solucionarse y que no siempre hay piezas en los talleres para realizar recambios. Sí se ha extendido la gratuidad de los viajes más allá de diciembre de 2023, pero no solo en Cantabria y Asturias, sino en toda España al menos durante un año más.

Y aunque se han filtrado algunas de las conclusiones, donde hay que poner un contundente 'no' es en la promesa de Sánchez de dar a conocer el resultado de las auditorías encargadas en Renfe y Adif para conocer qué falló. En el caso de la fabricación de los trenes, ya se ha dicho que no ha comenzado antes de 2024, como estaba firmado, pero es que tampoco se ha reunido de forma periódica el grupo de trabajo para seguir los avances al respecto. Es positivo que los usuarios de Cercanías ya disfrutan de las ventajas de la unificación de las líneas de ancho métrico y ancho convencional (Rente y la antigua Feve) y pueden usar el mismo billete en sus desplazamientos y las tarifas se han igualado.

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