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Es objeto constante de conversación, tanto en los corrillos empresariales como a pie de calle. La coyuntura económica relaja el crecimiento rotundo de los últimos años y entra en una nueva etapa. Un panorama salpicado por constantes noticias preocupantes de carácter internacional. Al final, en ... un mundo globalizado e interconectado, todo tiene su efecto. Y Cantabria espera acontecimientos. ¿Seguirá la Comunidad con una tendencia alcista a ritmo moderado o la recesión- acumular dos trimestres con evolución negativa- es una opción factible?
Porque lo cierto es que el contexto actual poco tiene que ver con el de hace una década, cuando la quiebra de Lehman Brothers dio paso a una crisis financiera que cuando llegó a España, y por extensión a Cantabria, se llevó por delante el modelo productivo existente y redujo a la mínima expresión negocios hipertrofiados como el de la construcción. Las consecuencias: quiebras, impagos, paro y, más en el largo plazo, en la actualidad, unas secuelas que aún permanecen latentes. Porque la economía no se ha recuperado de aquel tsunami en múltiples vertientes, desde la elevada deuda de las Administraciones hasta el deterioro del mercado laboral y las retribuciones salariales. Aún peor, el miedo a un proceso similar al que arrancó en 2008 con unas defensas mucho menos resistentes que las de entonces. Es sólo escuchar términos como recesión o crisis y que empresarios echen el freno en sus planes de desarrollo y en los hogares se eludan los gastos a la ligera. Esto es, menor inversión y consumo, un escenario lejos de ser idílico para un momento en que el ciclo económico sí que muestra signos de haber abandonado los máximos de crecimiento cosechados trimestres atrás.
Enfriamiento El ritmo de crecimiento económico en Cantabria se redujo en el segundo trimestre 1,5 puntos en términos interanuales, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) al pasar de un 3,6% en el mismo periodo de 2018 al 2,1% divulgado semanas atrás.
Industria El índice de Producción cae seis décimas en julio sobre 2018. En España, +2,9%.
Sociedades La creación de empresas cae un 10% interanual, frente al alza nacional del 1,6%.
Margen alcista El promedio de previsiones para el cierre de año económico en Cantabria sigue arrojando un comportamiento solvente del Producto Interior Bruto (PIB) con un promedio del 2,5% de crecimiento. Funcas otorga una subida del 2,6%, mientras que en la parte baja de la horquilla Hispalink pronostica un 2,2%.
Empleo 2019 prevé cerrar con una tasa de paro del 10,2%, cinco décimas menos que en 2018.
Puerto El tráfico crece un 10% en 2019, por el 2% de media en la fachada norte del país.
Sin embargo, la época actual es más compleja, con la economía sometida a la inestabilidad geopolítica internacional que está afectando al desarrollo mundial. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, plato principal de la guerra soterrada que mantienen por el dominio tecnológico en las próximas décadas. La debilidad de vecinos europeos, las dudas con el petróleo más la tribulación constante que es el 'Brexit' conforman un caldo de cultivo que no hace sino elevar la inquietud.
En consecuencia, ¿hay motivos para una preocupación severa? Para dar respuesta a estos interrogantes El Diario ha querido tomar el pulso a Gobierno autonómico, agentes sociales, asociaciones empresariales y a las propias compañías para conocer sus impresiones.
Desde el Ejecutivo de la Comunidad, su consejera de Economía, María Sánchez, tiene claro que «lo que está ocurriendo no es más que una normalización de la economía regional. Salimos más tarde de la crisis y el crecimiento se ralentiza también más tarde. Otra cosa es la convergencia en Producto Interior Bruto (PIB) con respecto a otras comunidades y el alcance de la situación de crecimiento previa a la crisis», arranca, para añadir que «la previsión de crecimiento de nuestra Comunidad se prevé sea superior a la media. Hay que recordar que en 2018 fue la segunda mejor en tasa de crecimiento de PIB después de Madrid».
Para Carlos José Álvarez, director de Banking Analitycs de Liberbank, tras dos años de crecimiento «insólito» por encima de la media nacional, Cantabria aborda ahora un periodo 2019-2020 en el que, en un marco de ralentización, el desarrollo esté «ligeramente por debajo del promedio nacional», aunque con «indicadores positivos» si se considera necesario «implementar políticas expansivas».
Fernando García Andrés, decano del Colegio de Economistas de Cantabria, cree que «no puede hablarse de recesión y sí de crecimiento atenuado. No se contempla un escenario de recesión en ninguna de las estimaciones manejadas».
Por ello, y tras el anuncio de nuevas medidas de estímulo por parte del Banco Central Europeo (BCE), la consejera aboga por una «capacidad de adaptación a los cambios de nuestro entorno, para lo que debemos trabajar en aquellas líneas que nos permitan anticiparnos a los mismos, y esto se consigue principalmente invirtiendo en investigación, innovación y desarrollo».
Por su parte, Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme, sostiene que «a principio de año el Observatorio regional del BBVA Research pronosticaba un crecimiento de la economía de Cantabria del 2,1% para 2020. En el tercer trimestre, un informe de otra empresa, en este caso ManpowerGroup, incluye a Cantabria entre las comunidades con previsiones de contratación más optimistas del país para el trimestre de cierre del año. Por su parte, Funcas augura que Cantabria cerrará 2019 con un crecimiento económico del 2,6%. En un entorno así, muy posiblemente la respuesta a si Cantabria crecerá o no dependa aún de qué haga Cantabria. La Comunidad está a tiempo de llegar a la 'orilla segura' si avanza hacia un nuevo modelo económico no basado en exclusiva en sectores volátiles, sino diversificado y preparado para rentabilizar los desafíos a los que toda economía va a enfrentarse inevitablemente y de forma inminente. La velocidad a la que nos preparemos para convertir reto en negocio va a ser decisiva».
En la esfera sindical, el secretario general de UGT, Mariano Carmona, opina que «es evidente que la economía de Cantabria no es diferente a la que había hace unos meses o unos años y que depende como todas de un contexto externo y de una incertidumbre que está lastrando el crecimiento mundial, aunque en nuestro caso los males endémicos nos hacen especialmente vulnerables a todos estos factores externos. Si, como todo hace indicar, el crecimiento económico se modera tras cuatro años consecutivos de incrementos del PIB, lo lógico es trabajar todavía más en la búsqueda de una estrategia regional para incentivar nuestra economía y un cambio de modelo productivo».
Su homólogo de Comisiones Obreras, Carlos Sánchez, se muestra más rotundo. «De recesión nada, todo apunta hacia un crecimiento muy bajo, por debajo de las expectativas. Llevamos un año y medio creciendo más de un punto por encima de la media nacional y en el último trimestre la economía regional ha descendido situándose en la media. Sin inversión productiva privada importante y sin inversión pública suficiente, todo indica que vamos hacia el estancamiento, no a la recesión».
Desde USO, su máxima responsable, Mercedes Martínez, subraya que «la económica cántabra tiene un horizonte complejo. La estructura productiva presenta varias grietas que, según se desarrollen los acontecimientos políticos, nos pueden llevar a un retroceso importante e incluso a una posible recesión. La evolución de la industria y energía cántabras lleva seis trimestres consecutivos en descenso y con un incremento PIB medio de 0,5%, el último ya en negativo con un -0,3%. Si se agudiza la crisis de la automoción y la transición energética no se aborda con flexibilidad, nuestro PIB sufrirá y su evolución podrá tornar a rojo», añade.
¿Cómo ve la situación el sector primario? Gaspar Anabitarte, secretario general del sindicato ganadero UGAM-COAG, agrega que «es cierto que los datos son declinantes y no van a mejor. Pero no vamos camino de una recesión porque tampoco ha habido un proceso en los últimos treinta años en el que podamos decir que se haya disparado el número de ganaderos ni con una mejoría marcada. Nuestro sector es atípico», añade.
Por su lado, Miguel Fernández, presidente de la Federación de Cofradías, opina que en cuanto a la pesca hay cierta crisis «porque algunas especies se están apartando de la costa».
Desde la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam), Paloma Fernández, presidenta del colectivo, explica que «este año lo hemos empezado con muchas muestras de contención y prudencia en el ánimo de las familias empresarias de Cantabria. No de pesimismo, pero sí de certeza de que existen demasiadas incógnitas en el panorama económico. La evolución de los acontecimientos en el año ha hecho que esa contención sea mayor y más generalizada. Teníamos razón en no echar las campanas al vuelo».
La Cámara de Comercio, a través de su presidente, Modesto Piñeiro, asevera que «la opinión empresarial de las empresas cántabras y sus expectativas son siempre un indicador económico adelantado y, en este caso, nos trasladan una impresión de evolución favorable pero también de cierta preocupación por la evolución del entorno internacional, con las disputas comerciales entre EE UU y China, y el 'Brexit'. En esta línea mantenemos esa previsión de moderado optimismo en el crecimiento económico de nuestra región y basamos nuestra confianza en la solidez de la estructura productiva de nuestras empresas y su capacidad de adaptación al entorno, su estrategia innovadora y proactiva, capaces de afrontar con éxito estos retos y dificultades actuales y afrontarlos con éxito».
Desde el punto de vista de los trabajadores por cuenta propia, Ana Cabrero, portavoz de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en la Comunidad, manifiesta que «esto no va bien, pero Cantabria no es la que tira del carro hacia el abismo y no lo hará si se confía en los autónomos y se ponen en marcha medidas que faciliten el autoempleo y la contratación por parte de autónomos y pequeñas empresas».
Si hay un corazón productivo en Cantabria, y que sirva de termómetro fiable sobre la coyuntura, ése es el Puerto de Santander. Su presidente, Jaime González, no cae en el dramatismo. Al contrario, recuerda que «acumulamos ya tres años de crecimiento progresivo registrando tasas positivas en casi todos los tráficos, salvo en el de automóviles, que se ha visto reducido ligeramente en los últimos meses. No obstante, a pesar de este pequeño descenso, Santander sigue siendo, junto a Vigo, el puerto más importante de la fachada atlántica en este tipo de mercancía. 2019 está siendo, por tanto, un año muy positivo en cuanto a tráficos, ya que el crecimiento acumulado se sitúa en torno al 10%, mientras que el promedio del sistema portuario en la fachada norte lo hace en el 2%».
Por este motivo, «nuestra visión a medio y largo plazo es positiva, no tanto porque vayamos a tener crecimientos significativos a los ya registrados en productos y servicios ya existentes, como por el hecho clave del desarrollo de nuestra estrategia sobre la captación de nuevos tráficos. Es cierto que tenemos amenazas como el 'Brexit' a las puertas, pero esperamos superarlas trabajando de forma conjunta con los operadores integrados en nuestra comunidad portuaria».
Preguntar al sector del ladrillo por una potencial recesión tiene una respuesta rápida: nunca se recuperó el negocio previo a la crisis de la década anterior. El presidente de los constructores, Gervasio Pinta, apostilla que «seguimos en la misma línea». «Es decir, nosotros no hemos notado una mejoría tal como para ahora poder decir que percibimos una caída. El sector sigue en una atonía». De hecho, el nicho hay que buscarlo fuera de las fronteras autonómicas, especialmente en el País Vasco, remata.
Otro campo de actividad sensible a cualquier fluctuación económica es el transporte. Todo se produce ergo todo se traslada. Desde la Asociación de empresas de Transporte en Cantabria (Aetrac), que congrega a las grandes compañías del ramo en la Comunidad, su responsable, Andrés Tárano, cree que «es pronto para afirmar que vamos camino a una recesión. Quizá sería más acertado decir que se ha producido una desaceleración. Aún no tenemos datos concretos en el sector para contrastarlo, pero sí hemos observado una ligera disminución en las exportaciones durante el segundo trimestre del año, principalmente a Francia y Alemania».
Desde los pequeños empresarios del área, la Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera de Santander y Cantabria (Asemtrasan), su presidente, Vicente González, defiende que «desde nuestro punto de vista y viendo los distintos indicadores económicos y de actividad empresarial, creemos que efectivamente estamos a las puertas de una desaceleración que, por cierto, ya empezamos a notar puesto que la incertidumbre respecto al futuro a corto y medio plazo es total. A primeros de septiembre el sector del transporte de mercancías por carretera tiene registradas un total de 165.125 empresas, lo que supone un descenso de un 0,52% con respecto al noveno mes de 2018».
Si se frena la inversión, el consumo también sufre. Como ejemplo paradigmático, el comercio. La Federación de Comercio de Cantabria (Coercán), a través de su secretario general, Gonzalo Cayón, asegura que «hablar de una hipotética próxima recesión en el sector del comercio minorista es complicado debido, fundamentalmente, a que este sector no ha alcanzado unos niveles de venta aceptables en estos últimos años». En la misma línea, Miguel Rincón, de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Cantabria (Apemecac) se muestra más preocupado. «Sí, vamos totalmente camino de la recesión. El consumo familiar está en caída y no vemos una expectativa de mejora. Y así lo reflejan los datos. Que después de la campaña de verano, que es un paréntesis económico en el cual los flujos de turismo ayudan, ahora hasta las navidades tenemos un impasse enorme. La situación se agrava desde hace años».
El otro gran negocio que vive del consumo es el hostelero. El presidente del gremio, Ángel Cuevas, matiza que «nosotros llevamos cuatro años creciendo y no podemos decir que vayamos camino a una recesión». A punto de desvelar en rueda de prensa los datos estivales, avanza que «las cifras de este año serán similares a las del pasado, aunque sí que es cierto que quizá un poco por debajo».
Comercio, hostelería y adquisiciones estratégicas como la compra de vehículos, con la Comunidad a la cabeza en caída de matriculaciones, con un desplome que coquetea con el 20%. Natalia de los Arcos, responsable de la Asociación de Concesionarios Oficiales de Cantabria (Asecove), reconoce que «los datos de nuestro sector no son buenos. El Ministerio de Transición Ecológica ha demonizado los motores térmicos en pos de la implantación de un modelo eléctrico que aún no está maduro. Pese a todo, en Cantabria hay motivos para la esperanza como las exportaciones, el comportamiento de la hostelería o la producción industrial. Los concesionarios conformamos un sector fuerte en la región con ganas de remontar. Con un poco de ayuda de la Administración lo conseguiremos».
¿Cómo ve el panorama la gran industria autonómica? Jorge Oliveira, director general de Solvay en Torrelavega, precisa que su compañía es de carácter global, de ahí la dificultad de estimar «cómo será el comportamiento de la economía regional en los próximos tiempos». Aunque la planta cántabra se está comportando bien, «es cierto que estamos preocupados por algunos desafíos como el 'Brexit' o la guerra comercial entre EE UU y China».
Desde Sidenor, su director general corporativo, Marco Pineda, aduce que «todos los factores apuntan hacia la desaceleración de la economía de España, y a pesar de que Cantabria está creciendo por encima de la media española, el entorno y la economía globalizada le terminarán, lamentablemente, afectando en el corto o medio plazo».
La presidenta de Sniace, Gema Díaz Real, opina que «la región, de la misma forma que ocurre en el conjunto del país, comienza a mostrar síntomas de ralentización económica». Sin embargo, cree que «muchas empresas disponen de una excelente oportunidad para crecer, pero los gobiernos deben actuar para hacer posible una leal competencia», reclama.
¿Se nota ya cierto efecto sobre el consumo de alimentos? Eulogio Sánchez, director general adjunto del Grupo Uvesco (Supermercados BM), aún no cae en el pesimismo. «Confío en que, a pesar de los riesgos, podamos seguir creciendo aunque sea de forma más moderada a como teníamos previsto hace unos meses».
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