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Nancy Paola Reyes y Carlos Andrés Bustamante, la mujer cuyos restos aparecieron desmembrados en siete bolsas de basura el pasado jueves en Santander y el único detenido como supuesto autor de los hechos, llevaban ocho meses de relación cuando decidieron dejar Ciudad Real, donde ... residían, y trasladarse a Cantabria para buscar trabajo. Tras alrededor de un mes de estancia en la región, el 20 de agosto se pierde la pista de la joven guatemalteca y hasta una semana después, su novio -natural de Colombia y también de 28 años- no se puso en contacto con los seres queridos de Nancy. En ese tiempo, los intentos de Dénilson, hermano de la víctima, por tener alguna certeza sobre alguno de ellos fueron infructuosos.
El último audio que envió por whatsapp a su madre data del 19 de agosto. 'Mamá, ahora la llamo'. Una nota de voz, como siempre, porque la mujer, Prudencia, no sabe leer. «El 20 sí se conectó. La última conexión fue a las 19.07 horas. Empezamos a llamar a los números que yo tenía de su pareja. El 23 de agosto, el 24, el 25. Les llamaba y les dejaba mensajes. Ya nos entró la preocupación», recuerda Dénilson, que mientras comenzaba la búsqueda de su hermana también trataba de tranquilizar a su madre, que vive en Guatemala con las dos hijas de Nancy, de 4 y 7 años. La chica se comunicaba todos los días con su país de origen para hablar con las niñas. Si de repente había dejado de hacerlo era porque algo iba mal.
Las sospechas de la familia de la joven sobre la responsabilidad de Carlos Andrés en el asunto se acentúan cuando, pocas horas antes de que fuera detenido por la Policía Nacional, manda un mensaje a Dénilson en el que le dije que lleva ocho días sin saber nada de su novia. «¿Cómo me lo dices ahora, pudiendo habérmelo dicho al día siguiente?. Cuando me escribió, supuestamente estaba en Santander. Tuvimos una conversación y al día siguiente me llamó llorando. Que él estaba muy triste por mi hermana. Que estaba muy preocupado. Puro show... Me dijo que venía hacia Ciudad Real y que pusiéramos una denuncia los dos. Nosotros empezamos a sospechar más sobre él», cuenta el chico al medio de comunicación Lanza Digital, de Castilla-La Mancha.
CONTACTO CON EL DETENIDo
Si todavía quedaba alguna duda, en las últimas horas se han despejado a raíz de que un tío de los chicos les revelara una conversación que tuvo con la joven asesinada. Al parecer, mientras mantenían una charla telefónica ya desde Santander, el detenido, movido por los celos, le arrebató el teléfono al escuchar una voz de hombre y le preguntó de manera violenta que quién era. «Después mi hermana le dijo que si algo le pasaba, Carlos sería el único responsable. Y le mandó una foto de él», lamenta.
Los dos hermanos que Nancy tiene en España -son cinco, en total- están a la espera de que las pruebas de ADN que ha encargado el Instituto de Medicina Legal de Cantabria confirmen definitivamente lo que la Policía Nacional da por seguro, que el cuerpo es el de la joven guatemalteca. En ese momento, trasladarán la noticia a sus padres a través de una tía con la que ya han acordado cómo actuar: «Es una noticia muy dura. Una noticia así no se puede dar por móvil. Queremos que se haga justicia. Que pague todo el daño que ha hecho a la familia».
Nancy llevaba cerca de dos años en España. En julio de 2018 dejó su ciudad natal, Nuevo San Carlos, para asentarse en Castilla-La Mancha, donde trabajaba como asistenta. Ella fue la que abrió camino a sus hermanos Dénilson y Jorge Aníbal, que migraron poco antes del confinamiento. «Ha sido muy difícil por la pandemia y cuando necesitábamos algo siempre acudía», cuenta el menor de los dos, que define a la víctima como una persona «muy trabajadora y luchadora a la que no le gustaban los problemas». Con ganas de progresar y, últimamente, muy centrada en su relación.
Desde que comenzó el noviazgo con Carlos Andrés hace ocho meses, la pareja vivía en un apartamento de Ciudad Real. Y juntos también vinieron a Santander a mediados de julio. Pasaron por distintas viviendas alquiladas hasta que recalaron en un piso de la calle Carlos III, cerca de las estaciones y a diez minutos andando del lugar donde aparecieron los restos mortales, junto a los ascensores que comunican las vías y la calle Alta. Allí hacían una vida «discreta». A él se le solía ver en los bancos de la plaza del Progreso, pero no tenía relación con la colonia colombiana de Santander.
A partir del 20 de agosto aún hay testigos que le recuerdan paseando por la zona. Desde ese día, ya nadie se volvió a cruzar nunca con Nancy.
A la espera de que las pruebas complementarias que el Instituto de Medicina Legal de Cantabria ha encargado a Madrid determinen las causas de la muerte de la joven y de que el análisis de ADN comparativo entre las muestras de la víctima y sus hermanos confirme la identidad del cadáver hallado en Santander -ni los forenses ni la Policía tienen dudas, pero falta que la ciencia lo ratifique-, el cuerpo de Nancy Paola sigue en Cantabria. Cuando todo se despeje, la intención de la familia es repatriarlo a su país natal, Guatemala. Tanto el Consulado como la Embajada están haciendo un seguimiento del caso y tienen la intención de ponerse en contacto con la familia de la fallecida para ofrecer la colaboración.
En cualquier caso, el cónsul de Guatemala en Bilbao, Alfonso Montoya, ya adelanta que no será fácil. Además de las complicaciones administrativas propias de este tipo de casos, muchos vuelos con América Central están suspendidos por el covid: «Habría que volar hasta París, de allí a México y acabar el viaje por carretera».
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Daniel Martínez
Daniel martínez | josé carlos rojo
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