Las hijas del funcionario guardan silencio en su primera comparecencia ante la jueza
Camufladas ·
Cecilia y Sofía Diez, investigadas por blanqueo de capitales, accedieron al juzgado junto a su abogado, ocultando su rostro con una mascarilla, gafas y gorro
El pasado 22 de febrero, cuando estalló la operación del 'caso Obras Públicas', se efectuaron un total de ocho detenciones: seis en Cantabria y dos en Madrid. Estas últimas fueron las de Cecilia y Sofía Diez del Río, las hijas del jefe de servicio de ... Carreteras, Miguel Ángel Diez, a las que se investiga por un supuesto delito de blanqueo de capitales. Tras acogerse a su derecho a no declarar ante la UDEF de la Policía Nacional, las dos quedaron en libertad con cargos a la espera de comparecer ante la jueza. Y dicha comparecencia se produjo ayer, aunque ambas decidieron acogerse a su derecho a no declarar. Inicialmente, Sofía (19 años) estaba citada a las 09.20 horas y su hermana Cecilia (22 años), a las 12.00, pero finalmente la instructora del caso decidió tomarles declaración a las dos juntas, a mediodía.
Las hijas del funcionario llegaron al complejo judicial de Las Salesas sobre las 11.30 horas, en compañía de su abogado, que también representa a su madre (Miguel Ángel Diez tiene otro letrado). Conscientes de que algún medio de comunicación podía estar aguardando a su llegada, aparecieron camufladas con gafas, mascarilla y gorro (Cecilia llevaba gorra y Sofía la capucha de una sudadera).
Tras ser captadas por un fotógrafo de El Diario Montañés, ambas se dirigieron al despacho de la jueza, donde permanecieron unos minutos hasta que se trasladaron a la sala de vistas del Juzgado de Instrucción Número 5 de Santander. Allí, aguardaban casi una decena de abogados que representan tanto a los cuatro constructores investigados como al resto de partes personadas en el procedimiento.
Con el rostro únicamente cubierto por una mascarilla de color azul, tanto Cecilia como Sofía esperaron unos veinte minutos, apartadas de todos los letrados, a la llamada de la jueza. Durante esa «eterna» espera, no pararon de hablar. También hubo algún abrazo. Y caras de preocupación.
Una vez que llegó la instructora, pasadas las doce, ambas entraron en compañía de su abogado. Apenas cinco minutos después, salieron, y fue entonces cuando la jueza dio paso a todos los abogados y llamó a declarar a la pequeña de los Diez-Del Río, Sofía. Manifestó su decisión de acogerse a su derecho a no declarar y pasó el testigo a su hermana, que hizo lo propio.
Pasadas las doce y media, ambas abandonaron los juzgados. Avisadas desde fuera por una mujer que las esperaba en un coche azul, intentaron evitar de nuevo ser captadas por el fotógrafo de este periódico. Amagaron con salir por el acceso de la calle Simancas y después tomaron la salida de la Avenida Pedro San Martín, donde, de nuevo, fueron fotografiadas cubriendo sus rostros con el gorro, la mascarilla y las gafas. A la carrera, montaron en el coche azul que las esperaba.
Según recoge la Policía Nacional en uno de los informes que consta en autos, Cecilia Diez del Río (Reinosa, 2001) constituyó el 14 de julio de 2021 junto a su madre y su hermana, y con una aportación de 50.000 euros, la empresa de fotocopias Parivara Lagani, con la que supuestamente blanqueaban el dinero de las mordidas en Obras Públicas.
La hija mayor de la familia Diez-Del Río es socia de esta empresa a partes iguales con su madre y su hermana. «Necesariamente tenía que ser consciente de que en los años 2020 y 2021 recibía fondos de unas sociedades por una actividad que no realizaba, situación que se hace extensiva a la actividad de Parivara de la que tiene que ser igualmente consciente, siendo una de sus socias y al ver cómo fluyen elevadas cantidades de fondos por cuentas tituladas por ella».
En el sumario también se refleja que Cecilia declara unos ingresos de 135.559 euros para el ejercicio 2020 y de 34.971 para 2021. «En ambos años estos ingresos proceden en exclusiva de Cannor, Rucecan y La Encina (empresas investigadas), por lo que todo indica que la declaración de esa actividad pretende ser una justificación para introducir en el circuito económico legal importantes cantidades de dinero procedentes de comisiones ilegales cobradas por cuenta de su padre».
Al igual que su hermana, Sofía Diez (Reinosa, 2003) también realizó una aportación de 50.000 euros para la constitución de la empresa pantalla que no ha demostrado actividad alguna. «También ha de ser consciente de que Parivara no realiza la actividad por la que recibe elevadas cantidades de fondos que fluyen por cuentas tituladas por ella».
Los investigadores concluyen que tanto Cecilia como Sofía «tienen que ser conscientes de que las actividades de Miguel Ángel Diez se derivan de un flujo irregular de fondos hacia su entorno familiar, y que se reviste a estos fondos de carácter lícito, simulando un origen mercantil o laboral inexistente, sin necesidad de conocer exactamente cuáles son las actividades desarrolladas por su padre».
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