Incertidumbre en el cierre de campaña

Según el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a finales de octubre el 51% de los residentes en la región ya habían decidido que ejercerían otra vez este derecho y el color de la papeleta. Es decir, alrededor de 255.000 personas. Vale que posiblemente no se repita el altísimo porcentaje de participación de hace seis meses y que parte de los que dudaban cuando les preguntó el encuestador ya se habrán inclinado hacia un lado o hacia el otro, pero el número de dudosos aún es muy elevado. Lo saben los partidos y por eso a ellos dirigieron ayer sus mensajes en el último día de una campaña atípica, de sólo siete días y no de catorce como consecuencia de la repetición electoral.

Pedro Casares, Diego Movellán, Rubén Gómez, José María Mazón, Emilio del Valle y Luis del Piñal hablaron para los famosos indecisos, que en esta ocasión parecen haberse disparado por el hartazgo y el bloqueo político. Indecisos en dos ejes distintos: qué votar y, fruto del contexto político y la desilusión -sobre todo en el ámbito de la izquierda por la imposibilidad de formar Gobierno-, incluso si ir a votar. «Les digo que si quieren que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno, la única garantía es votar al PSOE. No queremos intermediarios con Madrid y tampoco queremos que todos los progresistas, la gente de izquierda o moderadas, voten a otras formaciones políticas que no van a sacar representación», afirmó el candidato socialista desde el Mercado de la Esperanza de Santander, donde hizo un balance de esta semana de actividad y patear las calles.

Desde allí Casares volvió a apelar al voto útil para acabar con el desbloqueo, a insistir en los logros de los que ya puede presumir su formación que han servido para mejorar la vida de los cántabros y en los que están por delante si apuestan por el puño y la rosa. Reconocen que no aspiran a mejorar, sino a repetir victoria «en Santander, en Cantabria y en el conjunto del Estado». O lo que es lo mismo, repetir los dos diputados del 28-A, una meta que no está todavía asegurada. La prueba es que Ferraz se ha volcado con Cantabria, con la visita de nombres propios del partido como las ministras Isabel Celaá, María Luisa Carcedo y Dolores Delgado, y de la número dos del PSOE, Adriana Lastra, además de Pedro Sánchez en el gran acto en el Palacio de Festivales. Todo para no perder ese escaño que baila.

Que baila, y que puede caer hacia el PP, según apuntaba la encuesta que publicó el pasado fin de semana El Diario Montañés, que dibujaba un escenario de máxima igualdad con Vox al alza y otro diputado para el PRC. «Se respira más ilusión, hay más gente que se acerca a nosotros», apuntaba ayer un integrante de la candidatura popular. Su cabeza de lista al Congreso de los Diputados, Diego Movellán, insistía en los dos o tres mensajes que han tratado de taladrar en el elector. Además de que ellos son garantía de buena gestión económica ante un contexto que se prevé adverso, que Pablo Casado es la única garantía de echar a Sánchez de La Moncloa. O lo que es lo mismo, que «cuando el centroderecha se divide, Sánchez y la izquierda gana», advirtió la líder regional del PP, María José Sáenz de Buruaga, quien defendió que mañana, en Cantabria, sólo hay dos opciones: o PP o PSOE. Su teoría es que el PRC es la muleta del socialismo y que los demás partidos del centroderecha «debilitan al PP y vienen a ayudar a Sánchez».

Si desde el bipartidismo tradicional apelan al voto útil, el PRC lo hace al «voto útil de verdad». El suyo, claro, que sirve para elegir a los diputados que no obedecen a sus partidos nacionales y que dan voz a Cantabria. José María Mazón insistió en que darán su apoyo a la formación que gane siempre y cuando este ratifique los compromisos alcanzados con el PSOE para Cantabria. Lo dijo antes de celebrar la fiesta de fin de campaña en Torrelavega, el mismo lugar que eligieron los socialistas.

Los regionalistas, junto a Vox, son dos de las formaciones con más potencial de crecimiento en esta repetición electoral y también los que han completado una campaña más original. En algunos casos, hay quien diría incluso que provocativa. ¿Ejemplos? El PRC subió esta semana una expedición con 60 altos cargos al tren a Bilbao para demostrar que el trayecto tarda lo mismo que hace 60 años, unas tres horas siempre y cuando no haya incidencias. Con Vox hay donde elegir. Desplegaron en El Sardinero la «mayor bandera de España», se acercaron a El Dueso para ofrecer al presidente catalán, Quim Torra, una habitación en el penal santoñés e hicieron un acto en el faro de Cabo Mayor -un lugar trágicamente marcado durante la Guerra Civil- para reivindicar «concordia» y rechazar la Ley de Memoria Histórica.

Casi todos los partidos lanzaron sus últimos mensajes por la mañana y dejaron la tarde para el fin de fiesta. Rubén Gómez, antes de volar a Barcelona para participar en un acto con Rivera, pidió el voto de la remontada y afirmó que si Ciudadanos no tienen un grupo fuerte «habrá terceras elecciones». Y para Luis del Piñal (Podemos), es necesario que los cántabros apuesten por ellos para evitar «un gobierno de retroceso y recortes» por la movilización de la ultraderecha y la deriva del PSOE.