La inmunidad de grupo se aleja mientras el porcentaje de vacunados aumenta

Es comprensible, por otro lado, que las autoridades políticas defiendan su gestión mientras tratan de infundir ánimo en los ciudadanos, dolidos, cansados, aburridos y hasta arruinados después de casi dos años de crisis sanitaria. De esta manera podría explicarse el empeño en establecer continuamente hitos, que representarían pequeñas victorias contra la enfermedad, que desde la llegada de las vacunas se han multiplicado.

Así, las comunidades autónomas iniciaron la campaña a finales del pasado año compitiendo por ver cuál administraba más dosis, aun a riesgo de quedarse sin ellas a la hora de completar la pauta. Después, ante la falta de vacunas por los problemas de fabricación y distribución, hubo verdadero empeño por mantener unos plazos que era imposible cumplir, siempre con la inmunidad de grupo comprometida para el verano en el horizonte. Para eso fue necesario establecer la diferencia entre estar vacunado y estar inmunizado: lo primero significa haber recibido una dosis; lo segundo, la pauta completa. Ahora que durante la quinta ola están enfermando, e incluso muriendo, las personas que habían recibido las dos inoculaciones quizás habría que reconsiderar si 'inmunizado' es la palabra más correcta.

Alcanzado, según los números del Gobierno regional, el 70% de inmunizados entre toda la población de Cantabria -antes fue el 70% entre los mayores de 40; después el 70% entre los mayores de 12-, ¿qué ha cambiado? Pues nada, y ahí están para demostrarlo una incidencia acumulada por las nubes, cerca de un centenar de hospitalizados y una cuenta de víctimas que supera las seiscientas y sigue creciendo. La vacunación es hoy una carrera de fondo, y esas conquistas sencillamente muestran la distancia que queda hasta la meta.

Con el suministro de dosis más o menos normalizado, y con el proceso de vacunación transformado ya en una tarea de largo recorrido y sin acelerones, sigue habiendo diferencias entre regiones: una estrategia común y un reparto equitativo en función del número de habitantes impiden que puedan ser mayores.

Atendiendo a los datos suministrados por el Ministerio de Sanidad -algo más anticuados respecto a Cantabria que los que ofrece la Consejería-, hay 395.329 personas inmunizadas en la región (408.489, según el Ejecutivo autonómico), equivalente a un 67,8% del total de población (70,1% con los datos de la Consejería). Comparándolo con el resto de comunidades, Cantabria se sitúa en el duodécimo puesto en ese ranking de inmunidad frente al coronavirus.

Pueden observarse también algunas diferencias entre regiones en las distintas franjas de edad. En aquellas con las que se inició la campaña, las de los más mayores, por ser las más vulnerables ante el virus, la protección se ha completado. Es entre los más jóvenes donde desajustes más abultados se advierten, y Cantabria desciende varios puestos: en la población de 30 a 39 constan 41.074 cántabros inmunizados, el 58,3% (última posición, por debajo incluso de la media del país, que es del 66,6%). Igual de acentuada es la ventaja de otras regiones en el tramo de edad de 20 a 29, con un 35% de montañeses con la pauta completa, 17.688 inmunizados (última posición, y la media de España es del 56,4%). Entre los cántabros de 12 a 19 esta distancia respecto al resto es también muy acusada, con 1.913 inmunizados, el 4,4% (Cantabria ocupa el puesto de cola, y la media española es del 25,6%).

Es pura cuestión de tiempo que los registros de Cantabria alcancen a los de los demás, pues todo tiende a la uniformidad. La región cuenta incluso con una ventaja, y es el mínimo porcentaje de rechazos: ahora mismo hay registrados 7.070, un 1,56%, que no tienen que identificarse con una actitud antivacuna, pues pueden deberse a otros motivos. Los grupos con más rechazo son los de 50 a 59 (2,05%) y de 40 a 49 (1,82%). El sistema de autocita para algunas edades impide conocer, de momento, cuánto crece esta cifra entre ellos.

Celia Gómez, gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS) y responsable de la campaña de vacunación, defiende la labor que se está haciendo. «Creo que se ha hecho un buen trabajo por parte del equipo que coordina la campaña y hay que destacar el magnífico trabajo de los profesionales directamente involucrados en la vacunación en todos los puntos y centros. Llevamos ocho meses vacunando sin descanso y afrontamos ahora la fase final, que está siendo como un final de etapa en un puerto de montaña. Es importante continuar animando a la vacunación, las vacunas funcionan: a la vista está en esta quinta ola, que en otro caso habría sido muy complicada de gestionar».