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En el número 7 de la calle Gerardo Diego de Madrid, donde tiene su sede la asociación sociocultural Krecer, a la que pertenecían los cuatro ... jóvenes fallecidos este pasado fin de semana en accidente de tráfico en el puerto de Lunada, todo el mundo está aún en shock. «Es difícil de creer lo que ha pasado», cuenta con un nudo en la garganta una integrante de este colectivo sin ánimo de lucro, que comenzó a funcionar en 1989 y cuyos componentes se trasladaron en la mañana de ayer a los velatorios de los fallecidos en el tanatorio de la M40. Izan Moreno García, Ana María Santos Serna, Juan Ramón Pizarro Ureña (Monchito) y Afra, naturales de Vallecas (Madrid) y con edades comprendidas entre los 20 y los 21 años, se conocían desde la infancia, desde que comenzaron a participar en las actividades de ayuda al estudio, deportivas y culturales que oferta esta asociación.
Las dos parejas viajaban en el vehículo que se despeñó la noche del pasado sábado por un precipicio de 300 metros tras salirse de la CA-643 por razones que aún se están investigando. «Había nieve y el suelo pudo tener algo de hielo, provocando el deslizamiento de unos neumáticos que estaban gastados, pero todavía se está analizando qué es lo que pudo pasar», aclaró el responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Cantabria, José Miguel Tolosa.
En Madrid, los compañeros y conocidos de los cuatro jóvenes acudieron a primera hora de la mañana al tanatorio de la M40, donde se encuentran los velatorios. «Ha ido todo el mundo cuando han sabido que estaban ya aquí», cuenta una persona cercana a uno de los jóvenes fallecidos. También fueron a dar su último adiós algunos exalumnos del IES Antonio Domínguez Ortiz y el IES Palomeras-Vallecas, donde estudiaron ambas parejas.
«Eran muy conocidos por los vecinos y en la asociación porque participaban desde pequeños en muchas de las actividades que organizaban en Krecer», relatan quienes los conocían. Juan Ramón (Monchito) era de hecho monitor de la asociación. «Era un niño muy bueno, encantador, Trabajaba y tenía 21 años, era muy tímido y amante de los perros», atestigua una persona de la familia.
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Según han informado a El Diario Montañés fuentes cercanas a la investigación, tanto los jóvenes que perdieron la vida en el trágico accidente como los otros cuatro amigos que viajaban en otro coche (tres chicas y un chico) habían alquilado una cabaña en San Roque de Riomiera hasta el lunes para celebrar el cumpleaños de una de las víctimas, Izan, que cumplía los años el jueves.
Los ocho jóvenes salieron desde Madrid el sábado, al mediodía, rumbo a San Roque de Riomiera; un lugar donde, según uno de los familiares, no habían estado nunca. Si hubiesen seguido el itinerario que marca Google Maps (sin peajes) desde Vallecas a su destino habrían tardado casi cinco horas. Eso, haciendo el viaje del tirón y tomando las carreteras N-627 y N-623 después de cruzar Burgos. Sin embargo, ese no fue el trayecto que tomaron. Al menos a partir de Burgos. Según la información recabada por la Guardia Civil, los ocho jóvenes hicieron una parada en el camino para comer y visitar algún lugar que se prolongó hasta entrada la noche. Aunque no ha trascendido el punto exacto donde hicieron esa parada, fuentes policiales aseguran que tuvo que ser en algún punto del norte de la provincia de Burgos, teniendo en cuenta que desde allí el GPS les llevó por el trayecto más corto –como también confirmaron desde la Delegación del Gobierno en Cantabria–, por Espinosa de los Monteros y la carretera de Lunada, ubicada a un cuarto de hora de donde está situada la cabaña en la que todos ellos iban a pasar el fin de semana.
Hacia las ocho de la tarde de ese fatídico sábado, una máquina quitanieves pasó por el puerto de Lunada, sobre el que había presencia de nieve y algún banco de niebla, según apuntaron ayer varios vecinos. Dos horas más tarde, a las diez, fue cuando se produjo el fatal accidente. Por causas que aún se están investigando, el coche que conducía Juan Ramón, un Audi A3, de «unos ocho años de antigüedad» y con las «ruedas lisas», según indicaron fuentes presenciales el domingo, se precipitó por la ladera, aunque a priori los investigadores no achacan al estado de los neumáticos el motivo del suceso.
En el momento del siniestro, los amigos de las cuatro víctimas viajaban en otro coche que iba por detrás, a cierta distancia, y no vieron al vehículo accidentado salirse de la vía, pero «se percataron de que algo había pasado» al ver «algún objeto» del coche sobre la carretera que pudieron identificar, a pesar de la falta de luz en la zona y la poca visibilidad. Por tanto, no fueron testigos directos del accidente, pero «sí se dieron cuenta de que algo había pasado».
El 112 recibió la llamada en el momento del accidente desde el teléfono móvil de uno de los ocupantes del vehículo siniestrado, que envió una alerta automática tras detectar el impacto, y en torno a la medianoche se localizó el Audi ladera abajo. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron, en un primer momento, bomberos del parque de emergencias de Villacarriedo, personal de mantenimiento de carreteras, la Guardia Civil de Tráfico y el servicio de emergencias sanitarias 061.
Ante la gravedad del siniestro y la dificultad de acceso a la zona en la que se encontraba el coche, fue necesaria la participación de bomberos de Santander y técnicos de rescate del Gobierno de Cantabria para proceder al rescate de los cuerpos, que se produjo a las 01.25 horas de la madrugada del domingo, tras la autorización de la Guardia Civil, una vez certificada la muerte de sus cuatro ocupantes. El rescate se prolongó hasta las 06.00 horas ante la dificultad de acceso.
Mientras tanto, la Guardia Civil trasladó a los cuatro jóvenes del otro vehículo hasta la cabaña donde tenían previsto alojarse, pero prefirieron quedarse en otro lugar y fueron trasladados hasta el Hotel Adelma, en Hoznayo, donde permanecieron hasta que llegaron sus padres desde Madrid.
La Guardia Civil de Tráfico se desplazó ayer hasta el lugar de los hechos para iniciar los trabajos de reconstrucción del accidente. Además de tomar una serie de mediciones sobre el terreno, el equipo de atestados de Tráfico utilizó un dron para realizar esa labor. Por su parte, el Juzgado de Instrucción Nº2 de Laredo ha incoado diligencias de investigación para esclarecer las circunstancias del siniestro. El informe preliminar de las autopsias apunta que todos murieron a causa del accidente.
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