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El homicidio de Javier Borrás, el vecino de Santander que apareció muerto en su coche con signos de violencia hace un mes, sigue rodeado ... de incógnitas. Entre los investigadores el silencio es absoluto y más teniendo en cuenta que la causa está bajo secreto de sumario. Nada se sabe por el momento sobre la autoría del crimen ni las razones que llevaron a alguien a amordazar a la víctima y golpearla, dejándole morir dentro de su coche.
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Fuentes cercanas a la investigación informaron ayer a El Diario Montañés que el secreto de sumario se mantiene, con lo que todo indica que la Policía Nacional, encargada del caso, sigue practicando pesquisas para esclarecer los hechos y dar con el autor o autores del homicidio. Lo que sí ha podido averiguar este periódico hasta ahora es que la víctima falleció tres días antes de que apareciera su cuerpo «amordazado, ensangrentado y con diversos golpes». Es decir, los forenses llegaron a la conclusión de que Javier Borrás murió el domingo 7 de enero. Y creen que ese violento fallecimiento se produjo «por la noche». Esta circunstancia provocó que la instrucción del caso pasara de manos del Juzgado de Instrucción Nº1 de Santander, en funciones de guardia, al Juzgado de Instrucción Nº5, que era quien se encontraba de guardia el día en el que perdió la vida la víctima.
La autopsia de Borrás reveló además que los diversos golpes que presentaba en su cuerpo no fueron la causa de la muerte, simplemente le provocaron alguna fractura de costillas, pero no fueron el motivo directo de su fallecimiento, que «tampoco fue natural». Teniendo en cuenta todo esto y que lo primero que descartaron los médicos forenses fue la presencia de heridas de bala o de arma blanca, pocas opciones quedan sobre la mesa. Una de ellas podría ser la muerte por asfixia, aunque puede haber más.
Las pesquisas de la Policía Nacional comenzaron el mismo día en el que apareció el cuerpo sin vida de la víctima, a la que su familia llevaba buscando varios días. De hecho, un día antes del trágico hallazgo en el garaje de su domicilio en la avenida de Los Castros denunciaron su desaparición ante la Policía. Y fue precisamente su entorno familiar el que dio aviso de la trágica muerte de Borrás.
Cuando los agentes acudieron al lugar de los hechos, tomaron declaración a todo el entorno de la víctima, tanto a sus familiares, entre ellos su hermano, como a los vecinos y todo aquel que pudiera aportar algo al caso. Desde entonces nada más ha trascendido sobre este misterioso crimen. Quedan por despejar tres incógnitas: el quién, el dónde y el por qué.
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