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El cántabro despistado que contempló hoy en la portada de El Diario Montañés los resultados de las elecciones autonómicas podrá pensar que el PSOE sale reforzado del 28M. En la parte roja del gráfico, la que corresponde a los socialistas, aparecía el número '8' – ... el de los diputados logrados– y un '+1' que indicaba el incremento de escaños experimentado por los de Pablo Zuloaga. Esa fue la única buena noticia de la noche para ellos. El resto, una sucesión de decepciones por el escrutinio en el ámbito local y, sobre todo, porque el rendimiento aún peor de su socio regionalista les dejaba sin ninguna opción de reeditar el quinto bipartito PRC-PSOE de la historia de la autonomía.
Basta observar las estampas que captaron los fotógrafos en la sede de la calle Vargas para comprobar que lo primero no compensaba lo segundo. Que la recuperación en el Parlamento no palía ni con mucho la pérdida de las Alcaldías de Camargo, Santa Cruz de Bezana, Piélagos, San Vicente de la Barquera... Es verdad que en algunas de estas plazas igualaron o mejoraron sus marcas de hace cuatro años, pero eso no fue suficiente ante el derrumbe de los regionalistas. En las municipales lo del PSOE no fue derrumbe, pero sí caída: tuvo 6.000 papeletas menos que hace cuatro años, pero 7.000 papeletas más que las 66.000 de las autonómicas. Hace cuatro años la diferencia era aún mayor, de 20.000.
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«Es evidente que no podemos sumar», reconocía con los ojos húmedos Zuloaga, que para nada se esperaba tal descalabro de Miguel Ángel Revilla en la pelea por Peña Herbosa. Algo sí, pero no tanto. En el cuaderno de los socialistas los cálculos de los últimos días les daban para alcanzar de forma conjunta la mayoría absoluta con la fórmula que ha funcionado en los últimos cuatro años, porque lo que sí habían detectado los gurús del PSOE es que Podemos-IU iba de más a menos y que finalmente se quedaría fuera de la Cámara, como ocurrió.
El todavía vicepresidente autonómico en funciones y secretario general de los socialistas ha convocado este martes a su Comisión Ejecutiva Regional (CER) con el objetivo de analizar los resultados, hacer autocrítica (si lo consideran oportuno) y fijar las directrices de su política de pactos en los consistorios. Ahora toca definir qué pueden hacer y qué no los candidatos locales que tienen opción de lograr el bastón de mando o entrar en el gobierno municipal con acuerdos postelectorales.
Aquí lo previsible es que el PSOE tome la palabra a Revilla, que ha invitado al PP a pactar con Vox a nivel autonómico, y le pida que socialistas y regionalistas hagan lo propio y se apoyen mutuamente en aquellos plenos municipales donde se necesiten. Lo que ocurre es que el PRC tiene costumbre de dar libertad a sus comités locales para que hagan lo que consideren más oportuno. Por ejemplo, hace cuatro años no repitieron la alianza regional PRC-PSOE los candidatos regionalistas de Los Corrales de Buelna y Rasines. Y hubo un pacto un tanto antinatural en Cabuérniga, donde el socialista Nicolás Toral llegó a un acuerdo para turnarse en el poder con los populares. Lejos de castigar a Toral, sus vecinos le han dado la victoria.
Le han dado el triunfo, pero no con mayoría absoluta, así que Cabuérniga es uno de esos lugares que está pendiente de los pactos. Como Castro Urdiales, la plaza más importante en la que el PSOE ha sido primera fuerza. Y no son tantas. Además de estas dos, están Val de San Vicente, Peñarrubia, Suances, Cartes, San Miguel de Aguayo, Pesquera, Marina de Cudeyo, Colindres y Ramales de la Victoria con mayoría absoluta y Santillana del Mar y Reinosa sin mayoría absoluta. Y podrían tocar poder en otro puñado de municipios aunque haya ganado el PP sin la holgura suficiente.
En el ámbito autonómico, la consecuencia más importante es que el PSOE dejará de gestionar casi dos tercios del presupuesto. Todos los recursos que sumaban las cuatro consejerías que tendrán que abandonar. Zuloaga aseguró en los puestos de salida de la lista al Parlamento a los otros tres titulares de una cartera (Ana Belén Álvarez, Raúl Pesquera y Eugenia Gómez de Diego) y todos han logrado asiento en la Cámara, pero los que se quedan colgados son los directores generales y cargos de confianza que estaban en los segundos niveles.
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