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Se convierten en un apoyo incondicional, en esa persona a la que llamar a cualquier hora del día –y de la noche– ante cualquier problema. Los agentes especializados en violencia de género son los «ángeles de la guarda» de las mujeres maltratadas. Así los define ... el oficial jefe del Departamento de Atestados de la Oficina de Denuncias y de la Oficina de Protección de Víctimas (Oprovic) de la Policía Local de Santander, Javier Portilla, quien dirige esta unidad en la que actualmente es el agente Roberto Toca quien tiene contacto directo con las víctimas.
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Estos departamentos de las Policías Locales surgieron mediante un convenio firmado con el Ministerio del Interior a principios de los años 2000 para dar apoyo al Cuerpo Nacional. En total, lo tienen operativo 29 ayuntamientos cántabros. El objetivo es contar con más agentes que brinden una protección integral a las mujeres, desde que se tiene conocimiento del caso y con atención telefónica 24 horas. Como explica el agente del Departamento de Violencia de Género de Torrelavega, José Manuel Cobo, la carga emocional y psicológica sobre ellos es «muy fuerte» porque «cuando suena el teléfono, siempre temes porque sabes que no va a ser para nada bueno».
Las víctimas de violencia de género requieren acompañamiento desde el minuto cero. Un apoyo que esté ahí al dar el difícil paso de denunciar, que las acompañe al juzgado, que atienda sus dudas y, sobre todo, que las proteja. Tanto la Policía Nacional como la Local tienen sus unidades especializadas. En el caso de Santander, Oprovic cuenta con dos agentes especializados –una está actualmente de baja–, que son quienes tienen relación directa con las víctimas y quienes determinan el nivel de protección que requiere cada una en cada momento hasta que estén –ese es el objetivo– libres de peligro. En función de la gravedad de cada caso, la mujer agredida tendrá vigilancia total o un contacto telefónico más espaciado.
Hay cinco niveles de riesgo y se decreta a través de un cuestionario del sistema Viogen del Ministerio del Interior. En el nivel más alto, la protección se da las 24 horas, con agentes que escoltan a la víctima allá donde vaya –pueden ir de paisano–; en el más bajo, los agentes llaman a las víctimas cada dos o tres semanas, aunque el teléfono está siempre operativo ante cualquier problema que surja. Aunque hay plazos de revisión, estos niveles pueden aumentar o bajar en cualquier momento, en función de lo que ocurra entre agresor y víctima.
Los agentes pueden enterarse del caso de maltrato por diferentes vías: si la mujer agredida llama por teléfono, si se persona en la comisaría, si da el aviso un testigo o si los propios agentes, mientras patrullan, ven una agresión. Una vez registrado el caso, el acompañamiento por parte de Oprovic se produce desde que se recibe el aviso de agresión –o desde que acude a comisaría–. «La prioridad es el estado de la víctima y su protección», explica Portilla. Lo primero es ofrecer a la mujer asistencia sanitaria y llevarla a Valdecilla (en el caso de Santander) para realizarle un reconocimiento médico. Después, llevarla a comisaría para que denuncie y dé todos los detalles sobre la agresión y sobre actitudes agresivas cometidas a lo largo de la relación. A la par hay que localizar al agresor, que puede haber sido detenido durante la agresión o puede haber huido si la denuncia se ha producido por teléfono o presencialmente. También se ofrece a la mujer maltratada un abogado especialista que la defienda en el juicio, que ella puede aceptar o rechazar. «Algunas mujeres acaban retirando la denuncia, hay que ser muy valiente para seguir adelante y muchas veces hay situaciones de dependencia emocional o económica».
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En muchos casos, el agresor queda en libertad porque no tiene antecedentes. Si va a la cárcel, el nivel de riesgo será 'no apreciado'. Si sale, la víctima estará protegida según el nivel de riesgo en el que se encuentre, que se determinará realizando de nuevo el cuestionario de Viogen.
Que la víctima sea atendida por la Policía Local o la Nacional depende del acuerdo que se tome en cada ayuntamiento. En el caso de Santander, depende de qué Cuerpo reciba el aviso. En Torrelavega, se reparten al 50% independientemente del nivel de riesgo y, en Camargo, asumen el 50% de los casos de riesgo medio y bajo. Así, la Policía Local de Santander atiende a algo más de 60 mujeres con dos agentes; la de Torrelavega, entre 30 y 40 con un agente; y, la de Camargo, entre 20 y 30 con cinco oficiales.
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