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En la Asociación de Hostelería de Cantabria (AEHC) despertaron ayer viejos fantasmas. Los del tiempo de pandemia, en los que a cada nueva restricción aprobada por la Consejería de Sanidad en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC)le sucedía un contraataque de estos empresarios ... en forma de recurso judicial. Ayer se repitió el mismo mecanismo:«Estamos preparando el documento y lo vamos a presentar este próximo jueves casi con toda seguridad», anunció Francisco Agudo, presidente del colectivo. Porque según los empresarios del sector, la medida que obliga desde hoy a los locales de ocio nocturno de Torrelavega a adelantar dos horas su cierre es «una auténtica barbaridad».
El sector ha acogido con inquietud la norma publicada en el BOC porque puede despertar el interés de otros ayuntamientos cántabros por adherirse. «No son conscientes del daño que pueden hacernos a muchos empresarios. No saben que pueden obligar al cierre de muchos locales y todo esto después de todo lo que hemos sufrido en la pandemia. Esto que han aprobado es una auténtica barbaridad y dudo mucho que sea constitucional». Lo dice Tomás Sánchez, responsable de la representación de los locales de ocio nocturno en el seno de la agrupación sectorial.
Alega que la nueva norma no servirá para frenar la deriva perniciosa que está adoptando la noche en algunas zonas de la capital del Besaya; que tampoco solucionará el problema de ruidos ni de altercados;que el problema se circunscribe a «dos o tres locales», y que generalizar la penalización es «matar moscas a cañonazos».
Tampoco es una solución válida para los vecinos. «Parece que se están riendo de nosotros. La solución no es acortar el horario sino cumplir la ordenanza. El problema verdadero empieza la noche del jueves y ahí no funciona la restricción, porque excluye al fin de semana. Ahí, que es donde está el problema, no hacen nada», protesta Bernabé Crespo, portavoz de la asociación de Afectados por el Ocio Nocturno en Torrelavega.
1- Adelanto del cierre. La Consejería de Presidencia se compromete a aprobar, a propuesta del Ayuntamiento correspondiente, horarios con límites inferiores a los generales previstos de hasta dos horas para aquellas zonas residenciales urbanas u hospitalarias.
2- Afectados. La normativa está dirigida a discotecas, bares especiales, pubs, wiskerías y locales similares.
3 - Plazos. El texto considera razonable un plazo de seis meses para verificar la eficacia de la medida
4 - Torrelavega. En la capital del Besaya afecta al área residencial cuyo perímetro está determinado por el Bulevar Ronda las noches de domingo, lunes, martes y miércoles
Lo peor de todo, alegan los hosteleros, es que la decisión ha sido «unilateral». «Hace unas semanas que presentamos unas alegaciones a esta regulación que se había puesto sobre la mesa, pero nadie se puso en contacto con nosotros para escucharnos y ahora, de pronto, el martes nos desayunamos con la norma publicada en el BOC», protesta Agudo.
Dice que comprende perfectamente el malestar de los vecinos, que hay que poner solución a los problemas de convivencia que existen entre este ocio y el descanso de los residentes, «pero no se puede plantear una penalización generalizada para una infracción que están cometiendo unos pocos».
Los hosteleros hablan de dos o tres locales que incumplen las ordenanzas y que reúnen un público «muy poco cívico, vamos a decir, que sólo entiende el ocio nocturno si hay mucho alcohol, mucha droga y peleas», explica Ángel Suárez, representante también de la AEHC y propietario del pub Coppola y la discoteca Rocambole, ambas en Santander, donde desde ayer muchos empresarios temen que el Ayuntamiento pueda 'contagiarse' de la decisión tomada en Torrelavega. De momento, el Consistorio santanderino optó ayer por el silencio cuando El Diario Montañés le preguntó por esta posibilidad.
«El ejemplo de las cosas bien hechas es claro y lo tuvimos aquí hace unos meses. Había un problema concreto con un local y el acceso a menores de edad y lo que se procedió fue al cierre del local, no a la restricción a todos». Suárez se refiere a la clausura del pub El Cielo, situado junto al túnel de Tetuán. Por tanto es clara la respuesta a la pregunta sobre la posible eficacia de la traslación de la medida a la capital cántabra:«No serviría de nada».
Los informes presentados por el Ayuntamiento de Torrelavega ante la Consejería de Presidencia contemplan una posibilidad aún más drástica: ampliar la restricción horaria no sólo «a todos los días de la semana» sino «a todas las actividades de la hostelería». La resolución firmada por la consejera Paula Fernández cita así la documentación remitida por el Servicio de Movilidad, Energía y Medio Ambiente, uno de los dos departamentos que, junto a la Policía Local, amparan las intenciones del Consistorio. Su premisa es clara:la reducción del horario de cierre disminuye «sin duda» los efectos acústicos de la noche.
Piensan lo mismo los vecinos de Cañadío y del Río de la Pila, dos de las áreas tradicionalmente más castigadas por el ruido de la fiesta nocturna en Santander. «Lo que hay que perseguir no es crear nuevas normas para que cierren dos horas antes, sino que cumplan las que ya tenemos ahora», opina Ana Gómez, presidenta de la Asociación de Vecinos del Ensanche y Cañadío. «Lo que hay que hacer es que las terrazas se recojan a la hora debida y que el mobiliario tenga gomas en las patas para que cuando se arrastre, no haga ruido, como indica ya la ley», dice. «También es importante que los bares tengan la puerta cerrada para que la música no se escuche en la calle». Son todas normas que ya están incluidas en las directivas europeas de ruido y en las ordenanzas municipales, pero que «no terminan de cumplirse como es debido».
Por eso todos los residentes coinciden en que lo más importante es que se refuerce la presencia policial en los espacios de ocio. Primero porque sirve de disuasión para quienes quieren incumplir la ley y también porque ahuyenta a las oleadas de jóvenes que buscan tomar las calles para hacer botellón.
«A esos no los van a combatir cerrando los bares», argumenta Jesús Garay, presidente de la Asociación de Vecinos del Río de la Pila. «A la juventud no la van a meter en casa porque vayan a cerrar los bares dos horas antes, y menos entre semana, que es cuando no hay nadie por la calle», explica. «No hay más que pasarse por esta zona las noches del lunes, martes o miércoles. No hay problema ninguno para dormir. El ruido empieza los jueves y se concentra sobre todo en los viernes y sábados. Si las restricciones no contemplan estos días, ¿de qué sirven entonces?».
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Corresponsales DM
José Ignacio Arminio
La misma pregunta se hacen en Castro Urdiales, otro de los focos regionales donde la fiesta nocturna se mantiene incluso en invierno, alimentada sobre todo por el publico joven que llega del País Vasco. «Entre semana la gente se va a dormir a las 23.00 horas, no están por la calle. Muchos ni abren», asegura Carlos López, propietario del pub San Siro, en la localidad castreña.
Hay más casos:«Nosotros hemos sabido cerrar el día de Reyes a las cinco de la tarde y cuando hemos querido abrir a la mañana siguiente hemos visto la plaza del Ayuntamiento de Castro Urdiales llena de porquería hasta el punto de no poder ni andar por ella», cuenta María Isabel Liendo, propietaria del bar Macario ubicado en los soportales de esa misma plaza. «No pueden cerrarnos porque pagamos una licencia y tenemos derecho a abrir en el horario permitido por esa licencia. Y tampoco sirve para solucionar el botellón, que es el principal problema».
Lo acredita Luchy Dogén, presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio Marineros, que lleva años luchando para lograr el correcto descanso de los más afectados. Dice que la concentración de jóvenes ya no se da en las tradicionales calles de Castro, sino que «van a la zona de El Pedregal y la zona del barrio. Se han puesto luces para que esté más iluminado pero es igual, les da lo mismo».
Cerca de allí, en Laredo, los empresarios tienen tanto miedo a la posibilidad de que se implante una norma parecida a la de Torrelavega que ya avanzan la «catástrofe que supondría». «Sería el fin de la fiesta en Laredo, así de claro», destaca Pablo Espinosa, del pub Manhattan. «Cuando la gente termina de tomar vinos abajo, sube a la zona más propia de ocio nocturno, que es la Puebla Vieja, y lo hace a partir de la una y media de la madrugada. ¿Qué pasa si nos obligas a cerrar dos horas antes?Que sencillamente nos dejas sin trabajo», reflexiona. Y todo para nada porque los vecinos tampoco estarían contentos. «El auténtico problema es el botellón, y aquí los bares no influyen. El tema de los bares se ha desvirtuado mucho, no es como antes. Ahora sólo permanecen cuatro abiertos», señala Blas Camino, vecino de la plazoleta Marqués de Albaida.
Esta noticia se ha redactado también con información recabada por los corresponsales Irene Bajo y Javier González.
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