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A principios del siglo XIX, muchos de los grandes puertos con relaciones comerciales con países extranjeros contaban con un lazareto. Un lugar cercano con instalaciones para poner en cuarentena y observación a las embarcaciones y personas procedentes de lugares en los que eran comunes las ... enfermedades infecciosas para evitar que los contagios se extendieran por la ciudad. Con esa intención se comenzó a levantar en 1834 en la Pedrosa -entonces era una isla en el sentido más estricto, porque no existía el puente que la comunica con Pontejos- un centro asistencial que, a partir de 1914, creció con la construcción de nuevos pabellones y se convirtió en un complejo terapéutico para tratar enfermedades tuberculosas y óseas.
Los últimos pacientes abandonaron la isla en 1988 hacia el Hospital de Liencres y Pedrosa quedó abandonada. Abandonada, literalmente. Hasta el punto de que la asociación Hispania Nostra lo incluyó en su lista roja del patrimonio como llamada de atención por el elevado riesgo de desaparición. Aunque desde entonces algunos de los edificios secundarios han sido recuperados por el Gobierno de Cantabria para diversos fines, el edificio principal en el que se ubicaba el sanatorio ha continuado su deterioro. La vegetación se ha apoderado -literalmente, con árboles creciendo en su interior sobre paredes decoradas ahora con grafitis- de las estancias y las vallas que protegen su perímetro no evitan la entrada de intrusos. Curiosos, grupos de jóvenes de botellón o aficionados a los fenómenos paranormales, que mientras las distintas administraciones encadenaban proyectos para su restauración que nunca han llegado a materializarse -la última idea era un hotel- , han convertido el lugar en un punto de referencia para la captación de psicofonías.
POLÍTICAS SOCIALES
Ese sanatorio, que destaca sobre el resto del conjunto por su valor artístico y arquitectónico, será el primero sobre el que actúe la Consejería de Empleo y Políticas Sociales dentro de su plan de rehabilitación integral de Isla Pedrosa. La intención del departamento que dirige la socialista Ana Belén Álvarez es crear en este pabellón -el Victoria Eugenia, construido en 1914 a instancias de la Casa Real y destinado mayoritariamente a mujeres- una residencia de personas mayores en situación de gran dependencia. No será una residencia al uso, sino que también incluirá acciones de innovación y formación en el campo de los cuidados.
PRESUPUESTO
El Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass) ha detectado que en los centros de mayores de la comunidad existe un problema creciente: el aumento de usuarios con deterioros cognitivos muy graves que requieren una atención casi personalizada. Si entran en crisis y estas no se atienden de forma correcta, provoca un desbarajuste del funcionamiento de todo el centro. Muchos profesionales se tienen que dedicar a una única persona y el resto puede quedar desatendido.
ACTUACIÓN
A solucionar ese vacío vendrá Pedrosa. Al viejo sanatorio de Pontejos, tras su rehabilitación, serán trasladados estos usuarios con graves deterioros cognitivos. La idea es que sea una estancia temporal hasta que su situación se estabilice y que lleguen acompañados de un cuidador de su centro de origen, que aprenderá las herramientas y estrategias que se utilicen allí para aplicarlas cuando regrese a su puesto de trabajo habitual. Por eso este edificio de la 'Isla de Salud' -así se la conocía cuando atendía a tuberculosos- no será solo un centro asistencial, también de formación en el ámbito de los cuidados. Y un apoyo para el medio centenar de residencias que ya existe en Cantabria y que durante la pandemia han tenido que realizar un sobreesfuerzo para tratar de cerrar las puertas al virus.
EL TEATRO MODERNISTA
Con ese esquema, Políticas Sociales tenía en la cabeza crear un centro de alrededor de 50 plazas para dar respuesta a las necesidades actuales y poner en marcha este proyecto piloto. El equipo de la Consejería se puso a buscar ubicaciones y llegó a la conclusión de que la mejor opción era Isla Pedrosa. Una alternativa mejor, por ejemplo, que el edificio del antiguo psiquiátrico de Parayas. Se descartó porque su entorno industrial suponía una ruptura abrupta con las condiciones en las que suelen vivir los usuarios de residencias. Ese problema no existe en Pontejos. El que ha visitado Pedrosa lo sabe. En un entorno tranquilo, desde las terrazas del antiguo sanatorio por las que paseaba la familia real cuando hacían un alto en sus vacaciones estivales para visitar a los enfermos -hay fotos históricas que lo atestiguan- hay unas vistas privilegiadas de la bahía de Santander, con la punta de Parayas y la capital al norte, o una panorámica de las montañas al sur tras superar la marisma. Todo rodeado de zonas verdes, jardines y piscinas de agua salada en parte recuperados y en parte por recuperar.
OTROS PROYECTOS
En los próximos meses se pondrá en marcha el concurso para encargar el proyecto de restauración. Esa recuperación del pabellón Reina Victoria Eugenia se hará conservando los elementos arquitectónicos que le caracterizan. Con los estudios previos y el espacio existente, la previsión es que finalmente el centro pueda contar con 25 o 30 plazas de gestión pública.
La intención de Políticas Sociales es que las obras comiencen ya a finales de 2022 y esté plenamente operativa en 2024. A falta de una mayor concreción, los cálculos de la Consejería establecen un coste de entre cinco y seis millones de euros, pero la actuación será financiada con cargo a los fondos europeos, ya que los trabajos encajan a la perfección dentro del eje 22 del Plan de Transformación y Resiliencia, centrado en la innovación en el área de atención a las personas y cuidados.
Y de ahí a la recuperación del resto del complejo. De los seis edificios que lo forman, tres están ya recuperados y tienen algún uso. Los tres restantes, posiblemente los más simbólicos, son los que están en ruinas. Sobre el mapa que acompaña esta información se aprecia perfectamente. El punto 1 corresponde al pabellón Reina Victoria Eugenia, que acogerá el nuevo centro de mayores. Otro de los símbolos de Isla Pedrosa es el teatro modernista (punto 2), el primer inmueble con el que se topaban los visitantes que llegaban a la ínsula tras pisar el embarcadero -también requiere una intervención- por la línea marítima regular que comunicaba por Santander. La estructura básica, apuntalada en diversas ocasiones, aguanta a duras penas, pero carece de tejados y algunas paredes, que han sido sustituidas por vegetación.
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Su recuperación puede iniciarse antes incluso que la del sanatorio. El Consejo de Gobierno aprobará de forma inmediata una partida de 150.000 euros para la reparación de urgencia del tejado y las paredes con el fin de evitar que siga su deterioro y «para el año que viene está previsto acometer la reforma del interior».
El punto 6, el último en color rojo, corresponde al edificio de La Picota. Fue otra de las opciones que se estudió para la futura residencia de mayores. De hecho, allí quizás si hay aespacio para instalar 50 plazas, pero se descartó porque está en un entorno más hostil: un lugar más sombrío y oscuro y estrictamente fuera de Isla Pedrosa, alejada del resto del complejo, antes del puente sobre la zona de marisma. A día de hoy, La Picota es el único inmueble sobre el que no se han concretado los planes de recuperación.
En color verde aparecen los edificios recuperados y en uso actualmente. El punto 3 es donde está la sede administrativa del Servicio de Ayuda Domiciliaria (SAD) y en la parte baja, en las antiguas cocinas, está el Servicio de Apoyo a Cuidadores en el Entorno Familiar (Sacef). Este servicio se quiere ampliar con nuevas actuaciones para convertirlo en un auténtico centro de formación para profesionales, estudiantes procedentes de la FP que quieran ampliar conocimientos o de familiares de personas dependientes que se encarguen de los cuidados.
Completan el esquema de Isla Pedrosa la sede de la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar (punto 4) y el Centro de Rehabilitación de Drogodependencia (punto 5, junto a la iglesia), en ambos casos con una actividad estable y ya consolidada.
1. Pabellón Reina Victoria Eugenia. El edificio más singular está totalmente abandonado. Allí se creará el nuevo centro de mayores.
2. Teatro modernista junto al embarcadero. Está en ruina, pero la primera fase de su restauración integral comenzará de inmediato.
3. Desde aquí se coordina el Servicio de Ayuda Domiciliaria. Se mejorará para también formar a cuidadores profesionales y familiares.
4. Un edificio administrativo con actividad que acoge la sede de la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar Social.
5. Acoge el Centro de Atención a la Drogodependencia, donde se realizan trabajos de rehabilitación y que funciona desde hace años.
6. Edificio de La Picota. Fue uno de los que se estudió para albergar la nueva residencia. Es el único para el que no hay plan de recuperación.
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