![El sanatorio de la isla de Pedrosa entra en la 'lista roja' de patrimonio en peligro de desaparición](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202103/24/media/cortadas/pedrosa-kC8F-U130931868547q2C-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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El sanatorio de Pedrosa (Marina de Cudeyo) acaba de ser incluido en la 'lista roja del patrimonio', una relación que elabora la asociación Hispania Nostra para llamar la atención sobre el patrimonio cultural español que corre riesgo de desaparición. Este es el tercer inmueble ... de Cantabria que entra en ese listado desde que empezó este año y, con él, ya son 27 los lugares señalados en la región y no será el último de este año, ya que la organización tiene varios edificios en estudio en distintos puntos de la región y algunos son relevantes, como ha adelantado recientemente su portavoz en Cantabria, Aurelio González-Riancho.
En todo el territorio nacional son más de 800 los monumentos que se consideran en peligro si no se actúa con rapidez. En febrero, en Cantabria se incluyó en la 'lista' la casa de Pantaleón Alvear, en Voto, y a principios de marzo le tocó el turno a la casona palacio montañesa La Chamberga, en el municipio de Santillana del Mar.
La asociación explica que ha decidido meter en la 'lista roja' a Pedrosa porque se encuentra en «estado de abandono aunque su entorno y su estructura serían fácilmente recuperables». Pero el antiguo hospital lleva cerrado desde 1988 y, desde entonces, no se han tomado medidas para frenar su deterioro pese a que se ubica en un enclave «privilegiado» que hace que se pueda destacar el lugar como «patrimonio edificado, patrimonio paisajístico y patrimonio cultural. Las edificaciones que, junto con el sanatorio-hospital conforman este conjunto urbanístico en este medio natural ubicado en un espacio estratégico, pueden y deben ser protegidas», estima Hispania Nostra.
Actualmente, y solo de manera parcial, existe una unidad para drogodependientes en uno de los pabellones, dependiente del Gobierno de Cantabria, señala la organización, que también recuerda que el sanatorio fue en su origen un pequeño lazareto (1869-1914) destinado a mantener en cuarentena a «los buques con patente sanitaria negativa cuando existían defunciones durante el trayecto, traían enfermos infecto-contagiosos o procedían de países con enfermedades endémicas».
Su creación responde a la preocupación por el tratamiento de enfermedades tuberculosas surgida en la España de los primeros años del siglo XX. Para ello, en 1907, se creó el Real Patronato Central de Dispensarios e Instituciones Antituberculosas impulsado por Alfonso XIII (huérfano por culpa de la tuberculosis) y la reina Victoria Eugenia. «Un importante congreso celebrado en 1908 daría lugar a una serie de medidas e iniciativas desde el ámbito médico-sanitario para crear sanatorios marítimos y de montaña y, unas de las primeras iniciativas se desarrollaron en la isla de Pedrosa y en Oza (La Coruña), aprovechando antiguos lazaretos que fueron reconvertidos, en ese momento, en modernos sanatorios especializados en el tratamiento de la enfermedad en niños», rememora la asociación.
Las visitas de los reyes desde 1912 dieron un importante impulso al carácter sanitario y social de este recinto, en el que se fueron edificando varios pabellones que conformarían un conjunto urbanístico de carácter sanitario «modélico en su época y contexto y que bien puede ser recuperado, con esos mismos fines, en la actualidad», indica la asociación. En 1920, con la presencia de la reina Victoria Eugenia, se colocó la primera piedra del pabellón Infanta Beatriz.
El lugar también ha sido referencia, a lo largo del siglo XX, como sede médica. En 1928 con la llegada del Dr. Juan Bautista González-Aguilar se inicia una etapa más científica en la que se aborda la cirugía de huesos. En 1947 bajo la dirección el Dr. Víctor Meana Negrete se incluyen los tratamientos de las lesiones oste-articulares y secuelas de la tuberculosis, poliomielíticas o traumáticas, fundamentalmente en la infancia. A partir de 1965, año en el que accede a la dirección el Dr. Rafael Colveé Guillén, se inicia una etapa hospitalaria más moderna.
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