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¿De dónde partió el error que provocó la errónea medición de los nuevos trenes que tenían que haber llegado a Cantabria? Es la pregunta del millón. Una cuestión que todavía no tiene respuesta, ni pública ni en el Ministerio de Transportes, hasta el ... punto de que, según anunció ayer su titular, Raquel Sánchez, el Gobierno ha decidido encargar sendas auditorías en Renfe y Adif (las dos empresas públicas donde están centradas todas las miradas y más aún después del anuncio de ceses que realizó ayer la ministra) para tratar de esclarecer lo ocurrido. De momento, ha sido el propio Ministerio quien, como máximo responsable, ha asumido de forma pública el error con los trenes a través de las últimas declaraciones de Raquel Sánchez y del secretario de Estado de Transportes, Xavier Flores, mientras Renfe y Adif se miran de reojo cada vez que se les cuestiona por el origen del fallo. Pero decenas de conversaciones, preguntas, contactos, notas de prensa, declaraciones, etc... sí permiten hacer una aproximación a lo ocurrido, eso sí, siempre a la espera de lo que aclaren las auditorías anunciadas ayer en Castro Urdiales.
Para tratar de encontrar una explicación hay que recordar qué es Adif y qué es Renfe. Ambas empresas públicas dependen del Ministerio de Transportes, que es quien propone al Consejo de Ministros el nombre de sus máximos responsables. María Luisa Domínguez dirige Adif e Isaías Táboas Suárez hace lo propio en Renfe. La primera es la propietaria de la infraestructura (la vía y todo lo relacionado con ella), la encargada de su gestión y de proporcionar servicios a cualquier operador que lo solicite. La segunda es la propietaria de los trenes y la encargada de su circulación, y trabaja en competencia con otras compañías ferroviarias.
Licitación: Renfe publicó en enero de 2019 el pliego con los gálibos de la Declaración sobre la Red de Adif.
Adjudicación: CAF gana en junio de 2020 el contrato. La licitación se retrasó por el covid.
Detección del error: La empresa CAF se percata de un problema del que Renfe aún era ajeno.
Solución: Adif, Renfe, CAF y la AESF negocian hasta llegar a una solución de consenso.
Renfe y Adif se separaron en el año 2005 para dar cumplimiento a la Ley del Sector Ferroviario, que supuso la creación de dos sociedades distintas para diferenciar la construcción y gestión de las vías del servicio de transporte ferroviario. Son, en resumen, dos empresas hermanas que comparten proyectos, concursos, inversiones y, por supuesto, también averías, polémicas y críticas.
Y el caso de los trenes de Cercanías para Cantabria no es una excepción. Ambas empresas públicas han tenido un papel fundamental en lo ocurrido, como señaló ayer la ministra Raquel Sánchez. Hay que tener claro que es Renfe la que publica en enero de 2019 el pliego para la adquisición de los 31 trenes de ancho métrico (la antigua Feve) para la renovación de la flota. Pero también hay que tener en cuenta que esos pliegos se basan en la información facilitada por Adif.
Trenes más pequeños: Se descartó que los trenes fueran más pequeños para que cupieran por los túneles en aplicación de los gálibos que marca la norma.
Ampliar túneles: Era una buena opción si hubiera habido «dos o tres túneles», pero fue inviable por el gran número de túneles en la red de Cercanías.
Método comparativo: No se ha hecho nunca en España. Se coge un tren ya existente y se copia.
En la nota de prensa que las dos empresas (junto con la Agencia de Seguridad Ferroviaria y la empresa adjudicataria del contrato CAF -Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles-) enviaron el pasado jueves -un día después de la información publicada por este periódico- se lee textualmente que «Renfe publicó en enero de 2019 el pliego para la adquisición de 31 trenes de acuerdo con los gálibos publicados en la Declaración sobre la Red de Adif». Una frase que señalaría directamente a Adif. En dicha nota de prensa no aparece ninguna otra mención a posibles responsabilidades en el error de los gálibos. Únicamente esa.
Sin embargo, técnicos consultados por este periódico abren numerosas interrogantes y advierten de que «es posible» que Renfe no interpretara de forma adecuada los gálibos publicados en la Declaración sobre la Red al no tener en cuenta que son los que se aplican en obras nuevas y de acondicionamiento y no para el antiguo trazado ferroviario de la extinta Feve.
Según estos mismos técnicos, la Declaración sobre la Red no publica los gálibos, sino que simplemente hace referencia a la norma (Orden FOM 1630 del año 2015) que aprueba toda la regulación sobre ellos. Según estas fuentes, el ámbito de aplicación de esta instrucción es solo para las líneas nuevas o acondicionadas. Además, para el ancho métrico (Feve) la norma no define un gálibo histórico. Y, por último, la norma concreta al menos once tipos de gálibo, lo que implica que debe particularizarse. «Elegir un gálibo de la norma para determinadas líneas a partir de esa referencia es un error», concluyen. Es decir, según estas fuentes, Renfe podría haber interpretado que los gálibos de la norma son los existentes para toda la red sin advertir que son los que se aplican solo para las obras nuevas y de acondicionamiento.
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