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«La ginebra va bien con la tónica, pero si le echas aceite o vinagre es una bomba de relojería». Miguel Ángel Revilla utilizó este sábado la bebida espirituosa para explicar su relación con el PSOE, su socio en el Gobierno, y la ... fórmula química lógica –«sintonía», dijo– para reeditar el bipartito, y lanzó un capote a Pedro Sánchez para que no bloqueen su Gobierno «si no existe una alternativa real».
El regionalista, que estuvo arropado en el Parlamento por su hijas Lara y Jana; su mujer, Aurora Díaz, y su hermana Teresa, dio una palada de cal y otra de arena. Reivindicó la victoria de Sánchez, como en su día ya hizo con José Luis Rodríguez Zapatero, y pidió al resto de fuerzas en el Congreso de los Diputados que no le torpedeen ante el riesgo de que no haya Presupuestos y las regiones sigan con muchos fondos congelados. «No podemos consentirlo. Si no hay alternativa, no hay elecciones, y puede ocurrir que en unas nuevas elecciones la gente nos llame de todo», remató.
Esta situación de «ingobernabilidad» está afectando, contabilizó, en 130 los millones de euros que la no aprobación de los Presupuestos Generales del Estado supone para la Comunidad Autónoma, una cantidad muy importante que podría destinarse a cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos.
Pero a renglón seguido pidió vehementemente a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ejerció de 'madrina' durante la toma de posesión de su cuarto mandato como presidente, que cumpla los compromisos asumidos con Cantabria y firmados recientemente por el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, en relación con las infraestructuras ferroviarias y la financiación de Valdecilla, entre otros asuntos.
«¡Por Dios, cumplidlo, eh!, que en mi etapa final no estoy para bromas», resaltó el regionalista en su primer discurso tras jurar nuevamente el cargo de presidente de Cantabria. «No me obliguéis a ir por ahí armándola. Cumplid. Hay unos plazos que acaban en el 19 y, si se cumple, diré: olé, esto es un Gobierno serio, que cumple, pero si no cumple, yo ya con 76 años no voy a quedar mal», reiteró el jefe del Ejecutivo ante las máximas instituciones de la región, aunque confió, «esta vez sí», en que «van a cumplir».
Revilla confesó que había invitado en persona a Sánchez para acudir este sábado a su juramento del cargo, pero que no pudo asistir al encontrarse en Osaka (Japón) en la cumbre del G-20. En su lugar, ya le avisó que iba a mandar a una «ministra de peso», bromeó ante Montero, que estaba sentada en primera fila junto al presidente del Parlamento, Joaquín Gómez. «Hemos sido engañados muchas veces…, pero ahora estoy seguro que sí», enfatizó ante la atenta mirada de la responsable de Hacienda.
En su intervención y con el recuerdo siempre presente del exconsejero Rafael de la Sierra, recientemente fallecido, el presidente cántabro aseguró la continuidad en los próximos cuatro años de la gestión desarrollada por el Gobierno regional en la anterior legislatura, en la que Cantabria logró reducir el paro en 25.000 personas, del 18,6% al 12,4% que espera alcanzar en julio, y obtuvo crecimientos por encima de la media nacional. Concretamente, se refirió a que en 2018 fue la comunidad que más creció de España, un 3,4 %, frente al 2,6% de la media nacional, y señaló que la previsión para este año coloca a los cántabros «primeros o segundos con Madrid».
Revilla apuntó que el pacto entre el PRC y el PSOE es «lógico» por el buen resultado de los 12 años en los que han gobernado en coalición –«Nos conocemos», dijo–, porque existe «sintonía» con el Gobierno de España, que «no es cosa mala», y porque, además, esa gestión conjunta «la han reconocido los ciudadanos» en las últimas elecciones y «por eso se reedita». «Vamos a continuar igual, pero con más fuerza», resaltó el jefe del Ejecutivo, quien espera que esta vez «el viento venga bien» en forma de compromisos cumplidos por el Gobierno de España.
En el actual contexto de incertidumbres en que se mueve la política nacional e internacional, con la ausencia de un acuerdo en estos momentos que permita formar Gobierno en España o los riesgos que suponen factores como la subida del petróleo, el 'Brexit' o la guerra comercial abierta entre Estados Unidos y China, Revilla prometió en Cantabria un Gobierno «estable y previsible» y reconoció tener «buenos augurios» para el futuro, de la mano del crecimiento industrial, la evolución del sector turístico y otros activos importantes, como el puerto de Santander o la Universidad de Cantabria.
Revilla repasó algunos logros de la etapa anterior y los objetivos que quiere alcanzar en esta legislatura. De este modo, aludió a la bajada del paro en los últimos cuatro años, al crecimiento del peso de la industria en el PIB regional, y a los «activos» que suponen el aeropuerto y Valdecilla.
Otro recurso importante, a su juicio, es la imagen que proyecta al exterior de una «región seria, acogedora, sin veleidades separatistas y orgullosa de ser española». «Estamos orgullosos de llevar este corazón con la bandera de Cantabria» –el pin que el PRC repartió durante la campaña electoral– «que es lo opuesto al lazo amarillo. Es algo que nos une y no divide».
Por su parte, la ministra de Hacienda en funciones dio la «enhorabuena» al presidente y le deseó éxito, «porque los éxitos de Cantabria serán los éxitos de España y viceversa». Así, en una breve intervención, Montero destacó que el Gobierno de Cantabria tiene al frente a «una persona experimentada», que es quien mejor conoce cuáles son las fortalezas de la Comunidad, cuáles son los elementos que debe impulsar y las cuestiones prioritarias para la región que competen al Gobierno de España.
También ratificó los compromisos del Ejecutivo central con la Comunidad, que están ahí «para su desarrollo en esta legislatura» y «fundamentalmente en el marco de las infraestructuras», al tiempo que reiteró la voluntad de colaboración del Gobierno de España para hacer de Cantabria «una comunidad rica que permita que su crecimiento económico redunde en beneficio del interés general de los ciudadanos».
Montero se refirió a la financiación autonómica, asunto para el que el Gobierno de Revilla aspira a recabar el máximo consenso posible, al igual que desea la ministra del ramo, que ha apelado así al «diálogo, consenso y generosidad de todos» para conseguir un modelo basado en la «igualdad» y que el conjunto de los ciudadanos pueda por tanto acceder a los mismos servicios públicos.
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