Sanidad estima que ya hay unos 1.000 cántabros infectados sin diagnosticar

Por cada paciente diagnosticado en Cantabria de Covid-19, se estima que hay otros diez que están infectados pero ni siquiera lo saben, bien porque los síntomas son tan leves que pueden pasar por un resfriado o porque no han tenido acceso a una prueba que permita determinar si su tos, su fiebre y esa sensación de que le cuesta respirar las está causando el enemigo número uno del mundo entero. El último balance del coronavirus en Cantabria, facilitado por el Ministerio de Sanidad (con un día de retardo), elevó a 72 los casos activos en la región, 15 más que el día antes, todos hospitalizados.

El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, ya el miércoles expresaba «preocupación» por el aumento de ingresos, que en apenas 48 horas se han duplicado hasta alcanzar los 39, cuatro de los cuales permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI): 27 en Valdecilla, 10 en Sierrallana y 2 en Tres Mares (Reinosa). Pero ni siquiera ser la comunidad con menos tasa de contagios de España sirve de consuelo, porque en realidad las cuentas no se corresponden con la realidad.

Antes incluso de que se publicaran los datos oficiales del Ministerio ayer, el consejero ya había recibido el parte matinal de todos los hospitales con nuevos positivos que se recogerán en el informe de incidencia del viernes. Sanidad cuenta que ya superarán el centenar, un incremento que llega en forma de ingresos hospitalarios, y que son sólo «la punta del iceberg». De ahí la estimación del principio, se calcula que hay un millar de cántabros que ya conviven con el coronavirus, mil patas para que el Covid-19 extienda su red invisible. Gente que sale a la calle a pasear a su perro, a comprar el pan, que acude a su puesto de trabajo (porque no se lo puede llevar a casa), que sale al balcón a tender la ropa o a ponerse las manos coloradas aplaudiendo a todo el personal que lucha en primera línea contra el coronavirus... cualquiera puede ser portador del virus. Por eso, Rodríguez insiste en la importancia de quedarse en el domicilio y de tomar todas las precauciones en caso de síntomas para evitar la transmisión del Covid-19.

«El aislamiento es fundamental» para combatir esta pandemia. Al reducir las probabilidades de contagio, desciende también la demanda de camas de hospitalización por casos graves (y, por ende, de mortalidad) y el riesgo de que el sistema sanitario colapse, que es el peor de los escenarios. En este sentido, cabe recordar que en el 80% de los casos el coronavirus se puede pasar como una gripe o un resfriado (con antitérmicos, abundante líquido y reposo, a lo que el Covid-19 añade también las medidas estrictas de higiene y cuarentena para no pegar la enfermedad al entorno), pero en el 20% restante puede conllevar complicaciones respiratorias, de las cuales las más graves derivan en neumonías que precisan ventilación mecánica en Unidades de Cuidados Intensivos. Las autoridades sanitarias insisten en que las restricciones impuestas por el estado de alarma tratan de conseguir que la curva de la epidemia, en plena ascenso, no se dispare para que la demanda de asistencia en UCI, que es donde está en juego la vida, no se descontrole.

El consejero de Sanidad subraya que «ahora mismo tenemos capacidad» para hacer frente al progresivo avance del virus, toda vez que se han vaciado los hospitales de toda la actividad quirúrgica no urgente. Se han liberado más de 150 camas y Valdecilla que, de entrada, habilitó dos zonas de UCI exclusivas para Covid-19 con once puestos (ayer tenía ocupados siete), podría ampliar hasta sesenta. Ahí se cuenta también con el espacio ganado a la Unidad de Reanimación, una vez suspendido el grueso de las cirugías. Aunque no quiere ser alarmista, Rodríguez admite que no puede asegurar que no se vayan a usar. «Todo dependerá de cómo se comporte la evolución de la epidemia». En principio, los pacientes más graves se están concentrando en Valdecilla, aunque en caso de urgencia se derivarían también a Sierrallana e, incluso, a la Clínica Mompía, que precisamente incorporó en su última reforma una unidad de Cuidados Intensivos.

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